ANĐ SØ IS ŁØVE [V&Q]

Cαpı́tulo 25

Eran las ocho de la noche del día de nochevieja cuando Vegetta empujaba el carro a lo largo del Bloque B, con la misma agitación, excitado y temeroso. Quackity estaba en la misma posición, tumbado con la cabeza casi contra los barrotes. Vegetta echó un vistazo alrededor antes de inclinarse y tocar el cabello de su ex amante suavemente.

La cabeza de Quackity se sacudió. Empujó su brazo a través de los barrotes y alrededor del cuello del mayor. Vegetta se puso rápidamente de rodillas, sus brazos rodeando la espalda de Quackity, tirándole contra las rejas. Sus bocas se encontraron torpemente a través del hueco y se besaron desesperadamente durante largos segundos antes de que una voz gritara detrás del mayor y una porra golpeara los barrotes.

Se apartó de mala gana, abandonando a Quackity que le tendía una mano. Vegetta la tomó, apretándole los dedos fuertemente durante un momento.

— Feliz año nuevo.

— Feliz año nuevo. —Quackity contestó con una sonrisa radiante en su cara mientras Vegetta se daba la vuelta y se alejaba.

El vacío de Vegetta y la desesperación se convirtieron en ansia y fantasía. Quackity todavía lo amaba. Podrían estar separados, pero estaban juntos. Ya no podía negar las demandas de su propio corazón.

Llegó a la biblioteca corriendo, el guardia le había dicho que le habían comentado sobre él haciendo de enlace con otros presos.

— Preso, singular. —Dijo Vegetta hoscamente, apenas ayudando a su caso.

(...)

De alguna manera, Quackity le pasó de contrabando una carta a él dos semanas más tarde. Escrita desordenadamente con tinta roja en un papel rosado.

Querido Vegetta,

Gracias por tu carta. Te odié durante un largo tiempo después de lo que pasó. Me rechazaste e hiciste que me metieran otra vez en el agujero, por lo que casi muero. Cuando volví, me dijeron que me estaban transfiriendo para mi propio bien y creía que lo habías instigado porque no me querías más. Sé ahora que todo lo que hiciste fue por mí y sé que me amas, aunque no espero que lo digas alguna vez. He tenido la suerte de encontrar a un hombre como tú en el último lugar que jamás hubiera podido imaginar y quiero que sepas, que te esperaré tanto como sea necesario, te lo juro.

Te amo.

Quackity.

El pecho de Vegetta estaba apretado cuando terminó la lectura. Dobló la carta y la puso dentro de un libro y luego se tendió en su litera.

Escondió su cara en la almohada y lloró por primera vez desde que había sido condenado.