La mañana lucía como si la noche anterior no hubiese caído el diluvio en la costera ciudad. Dentro de Villa Esmeralda todo marchaba con normalidad; los cocineros haciendo el desayuno para los huéspedes que decidían comer ahí, las damas de aseo haciendo lo suyo y Jimin llegando del supermercado en compañía del asistente del chef principal.
El pelinaranja bajó de su camioneta en compañía de Jungkook, quien cargaba algunas cajas con los víveres necesarios para la semana en la villa.
—Después de terminar de acomodar esto, me lanzaré rápido por el pedido especial de las carnes —dijo Jungkook. Puso las dos cajas que llevaba apiladas en el piso de la cocina y tomó aire con sofocación—. Ah, si estaban pesadas.
—Te llevas mi camioneta para que vengas rápido y alcances a irte a tiempo a la universidad —le sugirió Jimin. Le gustaba ayudar a Jungkook para que estudiara y pudiera hacer sus prácticas con el chef de su villa. Le era reconfortante contribuir con el buen futuro que le deparaba a aquel joven entusiasta—. Ahora, iré a la recepción a terminar algunos asuntos. Si alguien me necesita, me buscan allá.
Cuando llegó, no esperó ver a Yoongi sentado sobre la pequeña sala que adornaba el cálido lugar.
Había pasado una noche horrible, pero después de tanto pensarlo, decidió que lo mejor era actuar indiferente hacia el sujeto causante de su dolor. Se sentía patético por, después de diez años, seguir sintiendo cosas por él, aunque fuera resentimiento.
El plan era tratarlo como si fuese un desconocido, y es que después de todo, con tanto tiempo, es lo que uno era para el otro; un desconocido.
—Señor Min, buenos días —evitó el contacto visual pero se escuchó bastante normal a pesar de estar invadido por los nervios—. Lamento no tenerle noticias sobre los hoteles a los que puede cambiarse pero me fue imposible. Si me da unos minutos, le consigo los datos —siguió enfocando su vista en documentos que estaban sobre su mesa, evitando ver a Yoongi a los ojos.
—No vengo por eso —dijo el mayor—. En realidad necesito que me llames un taxi. Mi teléfono se averió por la lluvia y necesito llegar a una reunión importante.
—Muy bien, enseguida le llamo uno.
Jimin hizo la llamada y Yoongi regresó a sentarse. Tomó una revista y empezó a ojearla mientras esperaba la llegada del taxi. Estaba entretenido viendo los modelos recientes de la revista de autos cuando una voz escandalosa le hizo alzar la vista.
—¡Jiminnie, mi vida, vida mía! —Taehyung hizo entrada triunfal. Caminó a pasos rápidos hasta llegar a Jimin quien lo veía con una sonrisa en la cara, ignorando la mirada asesina del huésped nuevo. Abrazó a su amigo con efusividad—. ¡Abrázame que te tengo un mega notición!
—¿Cuál es la noticia? ¿Qué no hay resaca? —la risa de Jimin retumbó en los oídos de Yoongi, así como también la molesta voz de ese intruso llamándolo Jiminnie, justo como solo él lo llamaba en el pasado.
—¿Qué? —Tae rió—, Jiminnie no. Ven —lo tomó de la mano y lo llevó jalando hacia el exterior, a una de las mesas del patio—, mejor sentémonos aquí para poder contarte todo con calma.
Jimin se dejó llevar, como siempre con Tae, sin poner atención en nada más que su amigo y su cara de entusiasmo.
Yoongi observó todo con lujo de detalle. Era obvio que Jimin no iba a estancarse en el recuerdo de su persona, y de algún modo le daba gusto, aunque la sensación de vacío en su pecho le demostraba una vez más, que su corazón jamás dejaría ir el anhelo de lo que pudo ser, y no fue.
Se quedó observando desde lejos como Jimin sonreía por cualquier cosa que ese sujeto dijera. Sintió de repente una abrumadora necesidad de ir e inventarse un ridículo pretexto para hablarle y sacarlo de lo que él creía, una estúpida ensoñación que el pelinaranja tenía con el tipo ese.
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Después De Ti [Yoonmin]
FanfictionJimin huyó a la playa para alejarse del dolor de la traición. Diez años después el causante de su dolor aparece en la puerta de su casa de huéspedes. Diez años es mucho tiempo. ¿Que podría pasar? Octubre/2022