Capítulo 5

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¿Ah?¿Cómo que no literalmente?

- ¿Cómo dices que dijiste? - es mi pregunta y arqueo una ceja cuando lo veo reír a carcajadas.

- ¿Te gusta Hanna Montana?

- Cuando era niña era muy fan. - digo - No me has contestado mi pregunta .

- Ella estudia aquí, pronto la conocerás, Camille es... Camille. - No pues, gran descripción. Ruedo los ojos y él vuelve a hablar. - Es amiga mía, pero no creo que deba ser yo quien te cuente lo que pasó.

- Estoy segura que todos en la escuela lo saben. presiono un poco más, aunque una parte de mí dice que debo dejarlo estar y no ser tan entrometida.

- Eres observadora.

- Salta a la vista.

Kayden detiene su andar y me observa por un par de segundos antes de regalarme una amable sonrisa y seguir. Esa mirada la conozco, muchas veces he dado la misma cuando trato de descifrar a alguien o no confío del todo en sus intenciones. No lo juzgo, yo en su lugar sería mucho más reservada que él y menos comunicativa sobre algo que al parecer es un tema delicado.

No por eso significa que yo tenga el derecho de contarte una historia que le pertenece a alguien más.


Ante eso decido quedarme callada. Meto las manos dentro de los bolsillos de mi jean y, pese a que el cielo está despejado, sopla un viento frío que anuncia un pronto cambio de estación. Todo lo contrario al clima de Los Ángeles.

No muy lejos se puede ver un granero, tan grande como una casa de dos pisos, me emociona pensar lo divertido que será volver a montar como lo hacía en mi hogar, al menos para tener algo que pueda sentir familiar. La emoción dura poco, casi nada, pues ese nombre sigue resonando en mi cabeza.

Camille.

¿Quién será? ¿Por qué todo el mundo parece andar con pies de plomo cuando sale en conversaciones? Durante un momento logré advertir una sombra cruzando los ojos de Kayden cuando la mencionó, borrando el brillo divertido y travieso que le da vida a su mirada esmeralda. No es lástima, es como si el nombre Camille, su persona y todos los recuerdos solo redujeran a algo doloroso.

- Como potencial amigo te aconsejo que lo más prudente sería que te alejaras del idiota. - No tengo que preguntar para saber que habla de Kyle, quizás para ellos fue más que un acto de imprudencia, fue peligroso que aceptara ir con él a las bodegas.

- Está bien. - digo.- Solo respóndeme algo

Duda por un momento, pero asiente.

- ¿Tan malo fue?

- Sí.

El resto del camino lo hacemos sin decir palabra alguna hasta que llegamos a los establos. Me siento casi igual que cuando entro a alguna librería, la misma felicidad y entusiasmo que sentía cuando me llevaban a clases de equitación de niña.

Es graciosa la forma en la que comienzo a saltar encantada de estar en medio de hermosos y bien cuidados ejemplares: algunos negros, blancos, marrones o grises en su totalidad; otros son una preciosa combinación de colores, con manchas y pinceladas de diferentes tonalidades. Escucho la risa de Kayden a mis espaldas y volteo a verlo arrimado en la puerta del establo con los brazos cruzados, mirándome. No me importa que vea este lado infantil mío, el que se emociona y actúa como si todavía tuviera ocho años, porque es justo eso lo que experimento ahora, los recuerdos vivos de mi infancia.

Hay decenas y decenas de caballos, no me detengo a contemplar a ninguno, sin embargo, una yegua en particular llama mi atención.

- Hermosa.

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⏰ Última actualización: Oct 29, 2022 ⏰

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