...La trinchera se ha convertido en un completo chiquero, el aroma a muerte, podredumbre y orines que hace un par de días me hacía vomitar, ahora son habituales.Un día más esperando a que me pase un tanque por encima o que una nube amarilla termine con esta miseria... ¡Porque es verdad, quiero morir, lo deseo con toda mi alma! pero soy demasiado cobarde para quitarme la vida; soy demasiado tibio para fingir mi muerte como un héroe.No... lo mío es morir de miedo, pero morir.Le diría a uno de mis compañeros que me diera un tiro, pero tengo dos días sin ver a nadie, o tal vez más, la verdad es que ya me da igual.Otros tres días pasan y ya no me parece tan cobarde la idea de acabar conmigo es un pensamiento que me ha estado rondado en la cabeza... ¡NO! aún no es tiempo y con seguridad alguien más me puede hacer este favor.Pensado lo bien, algo anda mal, según mis cuentas tengo una semana sin comer ni beber agua y no tengo hambre ni sed y del resto del batallón, ninguna noticia, comienzo a pensar que se fueron sin mí... cerdos.Ya no me queda nada, es momento de salir de aquí y caminar en línea recta hasta encontrar algo.Dos días de andar entre escombro y cadáveres y por fin veo algo al frente, parece una trinchera, extrañamente familiar, pero que tan diferente puede ser una zanja de otra.Mientras más cerca estoy el terrible aroma que desprende me parece tan peculiar, tan familiar y a unos cuantos metros me lanzo a correr; al llegar a la trinchera no puedo creer lo que veo, lo que siento y sin poderlo evitar vomito... no tengo fuerzas ni ánimos de seguir, será mejor que descanse unos días aquí.y...La trinchera se ha convertido en un completo chiquero, el aroma a muerte, podredumbre y orines que hace un par de días me hacía vomitar, ahora son habituales.Un día más esperando a que me pase un tanque por encima o que una nube amarilla termine con esta miseria...
