Capítulo 3.
Andábamos por el bosque y ya había caído la noche, ya le había contado todo sobre aquel sueño y el hada no se había quedado sorprendida. Tan solo se había limitado a decir:
-Muy propio de él. La verdad es que no sé si lo conseguiremos. Es bastante peligroso.
-Pero tenemos que intentarlo.
-¿Qué crees que estamos haciendo?
-Pues tan solo estamos andando por un bosque.
-Todo a su tiempo. El tiempo nos dirá todas las respuestas.
-Las únicas respuestas las resolveremos moviéndonos.
-No hay que ser impaciente.
Javier contempla la pelea y se esconde tras un árbol dónde momentos después rompe en sollozos y lamentos.
Me acerco corriendo y veo la sangre que le recorre todo el brazo.
-¿Cómo te has hecho eso?
-Fue él.
-¿Quién?
-Él, él.- Grita Javier señalando al frente.
-No veo nada.
-Javi tiene razón, aquí hay alguien. Lo puedo sentir.- Dice el hada.
Javi se aparta de aquel árbol y se esconde tras mi espalda. Le tiembla todo e intenta evitar mirar hacia el árbol.
-Se acerca hacia ti, Marta.- Me avisa Javi.
Intento sostener la mirada hacia algún lugar pero no tengo ni idea de con quien me enfrento. Oigo los pasos y después noto una mano en mi hombro. Empieza a hundirse en mi piel sus uñas y es cuando grito.
Javi está aterrado al contemplar la escena y sé que pronto se le escaparan las lágrimas.
No puedo escapar de ahí y empiezo a ver una luz a lo lejos que se va acercando a mí. Noto el roce de la sangre que corre como si fuera un riachuelo.
Entonces es cuando oigo los sollozos de Javi que se acerca hacia mí cómo puede. Todo va desapareciendo a mi alrededor y sé que estoy empezando a salir de allí.
Javi también empieza a darse cuenta y se lanza hacia el suelo lo más cerca de mí, alarga todo lo que puede su brazo y su mano y todo desaparece.
Yo ya no estoy allí.
Me encuentro mirando a los niños de una escuela salir de allí para volver a sus respectivas casas.
Me levanto con la cabeza dándome vueltas y noto que la herida sigue sangrándome y me escuece.
Veo como algunos niños se van alegremente, mientras otros lloran y dan pataletas. Las madres también están un poco alteradas y decido acercarme hacia allí.
Una de las mujeres que parece ser una profesora me lleva hasta una sala y saca un botiquín lleno de gasas y tiritas. Coge el agua oxigenada y me echa un poco. Me escuece demasiado y decido preguntar:
-¿Sabe si hay algún niño pequeño llamado Javier?
-Sí que hay. Ahora mismo hay dos o tres niños con ese nombre en la escuela.
-Pues es que necesito encontrar a uno.
-¿Para?
Decido mentirle.
-Soy su niñera y me han mandado a recogerlo.
-Pues date prisa porque ahora ya están saliendo.
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Descubriendo lo soñado
FantasyTan solo muchos cuerpos pero pocos conocidos. Tras ellos se esconden una gran secreto, que ni ella misma sabía. Marta, una chica de 16 años, persigue todos sus sueños, se adentra en cada rincón. Como muchas otras más personas. Personas que han sido...