Compañeros

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Sinopsis

Yeonjun y Beomgyu trabajan en la misma compañía, aunque nunca han hecho nada más que pasar el uno al lado del otro en los pasillos. Beomgyu anhela estar con Yeonjun, pero nunca imagina que tendrá una oportunidad.

Cuando finalmente toma esa oportunidad, las llamas explotan.


***




Beomgyu quería caramelos más que nada.

Halloween era en sólo dos días. Toda la oficina de Sell-Right Telemarketing tenía pocas zonas llenas de dulces y refrigerios azucarados en cualquiera de los veinte o así cubículos de la planta principal, pero no quería ninguno de esos. El caramelo que Beomgyu quería era cálido, bien musculado, un hermoso niño malcriado y respondía al nombre de Yeonjun Drescoe. Conducía una moto azul eléctrico de marca Kawasaki Ninja para trabajar cada día y llegaba vistiendo pantalones de montar de cuero cubiertos de polvo de carretera. Nada dulce en él, tal vez, pero Dios estaban tan bueno.

—... no estoy seguro de estar listo para comprar nada por teléfono — dijo la Señora Mackleroy—. La última vez dije que sí a la suscripción de una revista y se equivocaron; y acabé con una suscripción de dos años de Crochet Today. Y todo el mundo sabe que el ganchillo es para Unitarios.

Beomgyu replicó sin distraerse, recogiendo sus divagantes pensamientos para centrarse en la venta en la que estaba atrapado. No más suspiros sobre Yeonjun. Tenía una cuota que conseguir. Seis suscripciones de revista más para vender antes del final de su turno.

Mañana todo cambiaría para endeudarse en un plan de protección de crédito. ¡Viva!

Tío, necesitaba un nuevo trabajo. Si no fuera por Yeonjun, habría ido a buscarlo hacía meses.

—Puedo asegurarle, Señora Mackleroy —dijo en su voz más inocente de ventas, en la cual la sonrisa prácticamente podía ser escuchada vibrando en su voz como tenedor de afinación— sólo ofrecemos los mejores planes de suscripción a unos precios sorprendentemente bajos. Sólo hoy, sí se suscribe por dos años a la revista de su elección, estoy autorizado a ofrecerle...

—No estoy interesada. —La Señora Mackleroy colgó. La pantalla del ordenador de Beomgyu parpadeó con un aviso que informaba que el cliente había desconectado, mostrando el tiempo total de la llamada y el poco progreso que había realizado hacia conseguir su cuota del día. Moralista bloque de letras.

Se inclinó hacia atrás en la silla, restregándose los ojos y suspiró.

Luego lanzó otra mirada a Yeonjun. Convirtiéndose en una obsesión, todas esas miradas robadas. ¿Puedes acosar a un hombre en un cubículo tipo rancho? Sacudió la cabeza. Yeonjun se inclinó muy hacia atrás, manteniendo el equilibrio sobre las patas traseras de la silla, con las botas sobre el escritorio, una taza de café en una mano mientras hablaba a través del micrófono de los auriculares. Cabello marrón, ojos avellana, guapo al estilo clásico de la revista GQ. Era alto, tal vez metro noventa, y todo músculo.

Jugaba al béisbol, al baloncesto y a los bolos.

Una vez Beomgyu le había preguntado por qué a los bolos. Yeonjun había sonreído.

—Me gusta hacer rodar mis bolas justo por el carril central.

Beomgyu se había reído, pero siempre se había preguntado si eso había sido algún juego de palabras dirigido a él, si Yeonjun había estado comprobando el terreno. Pero, tal vez, sólo había sido una ilusión.

Yeonjun no parecía tener una pizca de homosexual. Salió del armario y estaba orgulloso. Era activista en todo tipo de grupos LGBTQ, político, apoyo, recaudación de fondos, ayudando a cambiar las cosas. La gente de la oficina nunca había sentido pena. El hecho de que Beomgyu nunca hubiera soltado prenda sobre que era homosexual no era porque tuviera miedo de algún tipo de acoso o represalia, sino porque Yeonjun ya había reclamado ese foco. Beomgyu sólo sería un segundón. El otro chico homosexual, ya sabes, el silencioso que conducía un Honda Civic y que llevaba camisas con botones.

Hot Halloween 《Yeongyu》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora