Anacrónico

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          Y desperté, estaba bastante frío y oscuro y apenas podía visualizar algo, además estaba bastante borroso y la tierra parecía moverse, era como si estuviese sobre un barco… pero no era así, estaba sobre una tierra húmeda rodeado de arboles altos que apenas vislumbraban con la luz de la luna. Estaba desnudo… no entendía la razón, pero tampoco es que pudiera pensar mucho, un dolor detrás de mi cabeza punzaba y al tocar sentí la humedad de mi cabello viscoso con ese líquido vino tinto rojizo.

          —¡Sangre! —exclamé pero más bien sentí que estaba balbuceando una palabra sin sentido.

          Aún así me levanté intentando tapar mi cuerpo desnudo, sentía vergüenza ¿Por qué estaba desnudo?

          Enseguida mis piernas empezaron a temblar cuando escuché algo escabullirse a mí alrededor y oí un ruido, entre los arboles juré haber visto unos ojos amarillos brillando, un ligero ruido como el de un hombre afinando su garganta antes de escupir. Sentí miedo…

          —¿Hay alguien allí?—pregunté pero lo único que logré es que unos pasos se escucharan cada vez más cerca de donde yo estaba, mi vista no estaba lo suficientemente afinada como para poder observar al animal o a la persona que se acercaba, así que simplemente corrí tapando mi desnudez con mis dos manos.

          Tenía la boca seca y una presión aumentando en mi pecho suplicando a mi cuerpo que me detuviera pero aún así no lo hice, no sabía a dónde iba pero seguí corriendo, ni siquiera el ardor en mis pies me detuvo, pronto empecé a sudar, pero mi sudor estaba frío y ya casi no tenía aliento me sostuve sobre un árbol mientras escuchaba los pasos acercándose, mi cuerpo no reaccionaba aunque le rogaba que corriera.

          El mundo no dejaba de tambalearse y solo esperaba que todo fuera una simple pesadilla.

          Me sentía genial en ese momento… el disfraz cubría perfectamente mi cara y aunque los músculos en su mayoría eran solo un relleno de tela y algodón se veían bastante genial, al menos mi rostro se veía alegre en el espejo.

          Estaba seguro que me veía como todo un superhéroe con el costoso disfraz que llevaba puesto, quizás así todos iban a olvidar el vídeo… y dejarían de llamarme por ese apodo tan vergonzoso. Sobre todo espero que ella lo olvide, aunque quizás no lo haya visto.

          Sostuve el escudo del Capitán América y salí del cambiador de hombres. Un niño salió casi al mismo tiempo con un traje igual al mío y me observó como si me analizara por completo, lanzó una carcajada y corrió hacia donde su mamá ¿Me veía gracioso?

          No le presté atención a eso en el primer momento, pues era solo un niño y quizás ni siquiera se estaba riendo de mí. Pero si me quedaba alguna duda, esta se esfumó cuando desde lejos veo como el niño me señala y se ríe junto a su mamá hasta marcharse.

          Era probable que solo estuviera reaccionando a que teníamos el mismo disfraz, o eso fue lo que me convencí de creer.

          Cuando las vendedoras vieron al niño se enternecieron y el niño terminó yéndose con su disfraz puesto. Ahora era mi turno de hacer la compra. Pero la vendedora que me había dado el traje estaba distraída hablando.

          —¡Estoy segura de que había algo en el bosque cuando fuimos a trotar! —dijo la chica de la tienda que conversaba con su compañera de trabajo.

          —Yo no vi nada Lucía, no estés inventando cosas —respondió ella —. Solo estás repitiendo lo que dicen los demás.

          —Había un viejo era como un cazador con una escopeta, estoy casi segura que era el señor Rosmer  —continuó Lucía —. Yo no estoy inventando nada, tú sabes lo que pasó allí, ya no deberíamos seguir trotando en ese bosque.

Las Seis Formas Del Miedo (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora