Capítulo 5

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Hola queridos lectores, aquí les dejo un nuevo capítulo, espero les guste


Ahora sí ... Comencémos

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El tiempo hizo su magia y ahora ambos adolescentes tenían diecisiete años respectivamente, este sería su último año escolar y los planes del futuro eran prometedor.

- ¿Estás seguro?

- Si, ya te dije que confío en ti .... Te confío ciegamente mi vida

- Me encantas cuando hablas así.

Apreso sus labios en un demandante beso y lentamente fue bajando para probar aquella delicada piel, se hizo paso por todo ese cuerpo y con ahínco exploraba cada rincón.

- eres tan hermoso

- Y solo soy para ti.

- Si, solo para mí

Dejo una mordida en el lobulo izquierdo, logrando sacar de los labios del contrario unos leves suspiros, con cada caricias y succiones. Lograba aumentar los suspiros, hasta que un gemido se instalo en su garganta cuando esos labios fríos comenzaron a torturar sus ya sensibles pezones.

- Algún día, estos alimentarán a nuestros hijos

-  Tendrás que ser más convincente

- De eso no lo dudes, voy a mover cielo y tierra para lograr que aceptes tener diez hijos míos.

- ¡¡Diez!!

- jajaaj tendremos los hijos que tú desees.

- Estúpido usuratonkachi, ya no quiero hacerlo.

- ¡¡¿Qué?!!!

- ¡¡¡Tú tienes la culpa!!!

Entonces el azabache intento levantarse, pero el cuerpo del rubio se lo impidió, volvió a colocarse más encima y volvió a besarlo. Lentamente el azabache volvió a excitarse y con sus manos acariciaba la piel trigueña.

- Esto te va encantar, lo ví en un vídeo

- ¿Qué?

No pudo continuar la pregunta debido a que el rubio había tomado sus labios y después de darle un último beso, fue bajando por su pecho y vientre, dejando a su paso pequeñas succiones. Llegó hasta la pelvis del azabache, quien sintió un estremecimiento por toda su columna al sentir el aliento del rubio en su ya despierta hombría, su cuerpo se erizo al sentir ahora esa tibia lengua y como esa mano se divertía con su próstata.

- Do, Dobe ...

- Silencio mi pequeño amante

El azabache mordía sus labios en un acto de acallar los pequeños gemidos, la tibia boca rodeaba sin piedad su erguido pene, la lengua del rubio acariciaba todo el tronco y su glande era participe de gratas succiones. Llevo ambos manos a las sábanas y las apretó tan fuerte que tendrían que plancharla varias veces.

- Na, Naruto yo

Pero el rubio no le hizo caso, ya sabía que sus acciones estaban teniendo el resultado esperado, podía degustar las pequeñas gotas del pre - semen y aún así no se apartó, hoy era un día especial para ambos jóvenes así que continúo con sus movimientos.

No Tengas Miedo (M Preg) narusasu Donde viven las historias. Descúbrelo ahora