Capitulo único.

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Dentro de un remolque aparecía un escenario algo torpe y gracioso a simple vista, pero era algo más, un hombre solitario color chartreuse que estaba dispuesto a tener sexo con lo que fuese humano para ahogar su tristeza, este se encontraba diambulando como lince cazando, buscando cualquier persona que le pareciera atractiva a simple vista, "un blanco fácil", murmuró y miró hasta que encontró un revuelto de cabellos azul celeste solitario bebiendo, esa "chica" realmente era su tipo, complexión delgada, piel palida como muerta viviente y cabello alocado de un hermoso color azul celeste que era su color favorito, el verdoso no sabía si era por el alcohol, pero realmente era su tipo. El azabeche dio una mirada a sus guardias rápidamente mientras señalaba tembloroso a aquella chica. Uno de los guardias dio una risa nerviosa ante el acto del bajista, separó sus manos y volvió a recostar al mayor, mientras que trataba de evitar sus miradas.

Al llegar a la mesa se toparon con un chico que parecía un pequeño pájaro azúl, bebiendo ocasionalmente de un vaso que ni siquiera estaba a la mitad, mientras que este solo saludo con una sonrisa desconcertada y una mueca algo extraña, después de esa pequeña interacción los guardias le guiaron al remolque del bajista, En el trayecto el peliazul hablaba por los codos sobre la música y como no les podía escuchar (realmente los guardias ni siquiera estaban hablando, solo estaban pasando de unas pequeñas risas al imaginar la cara que haría Murdoc al ver a su chica de ensueño). Llegaron al camerino los más rápido posible mientras las pequeñas risas aún seguían presentes, tocaron la puerta para después lanzar al peliazul a las garras del azabeche y acto seguido cerrar las puertas para darse una mirada risueña y retirarse, su trabajo estaba hecho y no quería estar presentes ante lo que pasaría.

El delgado y tímido chico tambaleaba tratando de no caer ante el empujón que le dieron los guardias, desconcertado ante lo sucedido, simplemente tambaleaba y miraba a sus alrededores algo mareado preguntandose de quien sería ese camerino tan sucio y desordenado, con latas de cervezas tirada en el piso y un asfixiante humo que solo le hacía toser y sentir su garganta como si hubiese comido algún picante.

-Hola, pretty woman.

Atino a decir el piel oliva que se encontraba recostado en un sillón rojo quemado por los cigarros, mientras que sus acompañantes eran la bebida, un porro a medias y un plato lleno de fresas.
2d miraba algo desconcertado a Murdoc mientras caminaba hacía el.

-Así que eres algo tímida por lo que veo, ¿Cuál es tu nombre pequeña conejita saltarina?.

Murdoc solto una risa pícara, seguido de este comentario para después lanzarle una mirada de punta a punta como si estuviera saboreando su bebida favorita, relamiéndose los labios mientras acomodaba su cabello. El azabeche se paró en seco para después dar pasos lentos que se acercaba al peli azul, sus pasos aún algo torpes pero decididos lo hicieron tropezar un poco antes de llegar ante su dichosa presa.

-Hola Mudz.

Stuart le saludaba con una voz algo torpe mientras ayudaba a su amigo y compañero de banda, lo tomo entré brazos con tal delicadeza que hacía parecer como si este fuera la última hoja de otoño que es soplada por el viento que anuncia el fin del otoño para después sentarlo en la cama y ver a un hombre desalineado tirado en la cama intentando coquetearle de una forma estúpida digna de un gran ebrio desorientado, mientras que el bajista se revolotea el cabello, su camisa abierta le da un vistazo a su pecho desnudo, sus tonos verdosos contrastan con su bello negro. Las órbitas negras como el infinito no pueden dejar de verle, es una escena que simplemente no esperaría ver.

-Tu, no me has dicho tu nombre.
(El verdoso solto una risa coqueta y algo burlona).
-Pero esta bien, me gusta el misterio, tu misterio.

Acerto a decir mientras cubría los labios de Stuart con su mano, el cual solo trataba de decirle su nombre, el azabeche tomo la mano de Stuart, haciéndole bajar poco a poco de su pecho hasta la pretina de su pantalón, pero el menor se separo al instante con un gran asombroso.

-Mudz, esta vez te pasaste de tragos, ¿No lo crees?.

Pregunto 2d mientras se alejaba con algo de tristeza del edor a alcohol y cigarros que soltaba Murdoc.

-Estoy perfectamente bien lindura, ¿Por qué no vienes a comprobarlo?.

El azabeche de ojos carmín no dudo en soltar su frase coqueta mientras señalaba a su entrepierna y le guiñaba.

-No, Mudz, no hay ningúna lindura aquí, estás muy ebrio, estás mal.

El menor solo pudo decir eso mientras que por dentro moría de tristeza al pensar que esas palabras no serían para el, simplemente no era digno de recibir algún coqueteo por parte de Mutdoc, aún así tomo valor, suspiro profundamente para después ver a Murdoc que se encontraba desorientado y algo pensativo.

-¿Me veo bien?
(El bajista solto esa pregunta con un tono algo triste, mientras su mirada se dirigía hacía sus manos que estaban aún con restos de comida y alguna que otras cosas extrañas).

-Un poco, pero podrías verte mejor.

Respondió Stuart con una sonrisa amable, esa sonrisa que siempre tenía para Murdoc sin importar el que pasara, el menor trato con cariño al bajista, lo sostuvo entre brazos y lo abrazó mientras alejaba el cigarro de su boca y abotonaba su camisa aún abierta.
Murdoc miró perplejo al azulado mientras no creía lo que estaba haciendo esta, lo estaba vistiendo, le estaba llenando de afecto, caricias puras y abrazos sinceros, realmente le hacía sentir asombro, las otras chicas solo querían tres cosas, sexo con el verdoso, un acercamiento para intentar lanzarse a su vocalista o si acaso merchandising de la banda.
El verdoso aún algo asombroso se dejo mimar por el peliazul, no sabía si era por todas las sustancias de extraña procedencia que había consumido o si solo su corazón se había hecho blando ante los afectos sinceros de esa "desconocida".
El mayor solto un gruñido mientras sujetaba la camisa del menor, haciéndole saber que realmente no estaba del todo bien.

-Esta bien, puedes hablar conmigo Mudz, soy como una tumba, es más ni siquiera tendría a quien contárselo.

El vocalista solto una ligera risa  mientras cerraba por unos segundos sus ojos para darle más confianza al mayor, Murdoc solo empezo llorar mientras le contaba con tristeza en sus ojos las tragedias de su vida, desde el como fue abandonado cuando recién nació, el como su padre le golpeaba e insultaba de todas las maneras posibles, el como su asqueroso padre le hizo hacer su mayor humillación al presentarse en una taberna de borrachos mientras este vestía un horrible y mal hecho traje de pinocho con el cual tenía que cantar y bailabar una estúpida canción llamada "no tengo cuerdas", hasta el momento donde encontró al mierda y le hizo una jugada donde solo lo envío a la carcel.
2d solo trataba de asimilar lo que Murdoc le contaba, estaba atónito escuchándolo, y de vez en cuando le daba palmadas o le dejaba recostar en sus piernas mientras le acariciaba el cabello, Murdoc por otra parte decía todo lo que le venía a su memoria mientras tomaba pequeñas pausas para tomar de su cerveza o fumar de su porro. Sus manos temblaban mientras más contaba y simplemente sentía que era un alma abandonada por la vida misma.

Cuando Murdoc termino de hablar el menor le limpio las lágrimas del mayor y le abrazo mientras el silencio era su mayor compañero en este ambiente que le hacía viajar a la melancolía con rabia y desesperación por no saber como ayudar a su amigo. Simplemente se quedo abrazandole mientras que el verdoso se calmaba.

Murdoc al estar un tanto calmado y sintiéndose mejor al sacar todo lo que le atormentaba le dio unas fresas con crema al menor, mientras que le decía:
"Eres una buena chica, no eres como las demás, tu realmente sabes escuchar."

Este acercó a 2d con una pequeña sonrisa tímida nunca antes vista, como si fuese otro Murdoc, este abrió un poco sus brazos en señal de un abrazo, el menor correspondió con un tierno y cálido abrazo mientras sostenía sus fresas con crema, el menor no perdió la oportunidad única que le daba la vida, tomo valor, suspiro fuertemente y por primera vez en su vida le regalo un pequeño beso en la frente a Murdoc, seguido de esto, Murdoc le pidió su número de teléfono mientras le decía que le llamaría. 2d asintió y simplemente entendió que era hora de marcharse, no quería hacerle sentir mal o que su humor se volviera agresivo, así que salió del camerino mientras aún comía fresas y pensaba que esto fue lo más extraño que le a pasado durante una gira...

Fresas con crema. † 2doc †Donde viven las historias. Descúbrelo ahora