6.

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Louis

Grace estaba rara. No había que ser muy observador para darse cuenta, sin embargo no tenía ni idea de que hacer.

-Grace, ¿te encuentras bien?- le pregunté al cabo de un rato.

Ella asintió vagamente con la cabeza sin ni siquiera mirarme.

-Sé que nos conocemos desde hace unas semanas, Grace. Pero si necesitas hablar te escucharé, no lo dudes. -Entonces ella me miró y preguntó.

-¿Cual es tu comida favorita?

Vale, eso si que no me lo esperaba.

-Me gustan... las galletas de chocolate. Y los refrescos. ¿Y a ti?

-Vaya gustos más peculiares, Louis.- hizo una pausa y soltó una risita, a lo que yo puse los ojos en blanco.

-Bueno, a mí me gustan mucho los tacos, y los burritos... Bueno, se podría decir que me fascina la comida mexicana. Aunque también me encantan los rollitos de canela, y las golosinas en especial los regalices rojos. Los negros están malísimos. - me dijo con una pequeña sonrisa en sus labios.

-Vaya, ¿hay alguna comida que no te guste?- le dije en tono de burla, pareció no darse cuenta y siguió hablando.

-Sí, las alcachofas y los...- se detuvo y entrecerró los ojos.- ¿Te estas burlando de mí?

No pude evitar soltar una carcajada ante su deducción tardía. Ella tomó esa respuesta como un sí y cogió lo primero que encontró y me lo lanzó a la cara. Menos mal que fue mi almohada.

-Vale, perdón por reírme de tus gustos gastronómicos.- Dicho esto, di la conversación por terminada y me fui a la cocina.

Al ver que no me seguía, me giré hacia ella. Seguía sentada en mi cama, así que me apresuré a hablar.

-¿Te vas a quedar ahí plantada? No me malinterpretes, siempre podemos quedarnos en mi cama y hacer otras.- dije con una sonrisa pícara.

No pensaba hacer nada con Grace, pero sabría como reaccionaría. Una broma no está mal de vez en cuando.

Ella arrugó las cejas y se levantó para seguirme, mientras murmuraba.

-Vaya idiota.- wow, que genio tenía.

Ya en la cocina, abrí la nevera y me puse a rebuscar. Había de todo, pero no me apetecía nada de alcohol. Así que opté por un zumo. Grace para mi sorpresa escogió un botellín de cerveza.

-¿Bebes?- le dije enarcando las cejas.

-No. -hizo una pausa.- Pero nunca es tarde para empezar.

Negué con la cabeza, a lo que Grace soltó una pequeña carcajada.

Me sentía bien al saber que había ayudado a Grace a sentirse un poco mejor, aunque sea por un par de horas.

-¿Vives solo?- me preguntó Grace mirando a su alrededor.

-No. Vivo con mi padre, pero estará trabajando en alguna de sus empresas. No tardará en llegar.

-¿En algunas de sus empresas? ¿Acaso sois millonarios y yo no estaba enterada?- preguntó en un tono jocoso.

-Haces muchas preguntas, Grace.- dije con una sonrisa en los labios.

-Tienes razón, debería irme. Gracias por acogerme de la lluvia. Voy a llamar a mi madre para que pase a buscarme.

-Yo te llevo. No me importa.- le dije. Realmente no me costaba nada y me gustaría hablar un poco más con ella.

-No, tranquilo. Ya te he molestado demasiado.- dijo Grace mientras cogía su ropa, ya seca y sus zapatos.

-No eres una molestia para mí, Grace.

Al final Grace accedió a regañadientes, y se cambió en el cuarto de invitados mientras yo la esperaba en la cocina. Cuando salió fuimos directamente a mi coche, seguía haciendo demasiado frío. Antes de montarme en el coche, no pude evitar mirar de reojo la casa de Tom.

A diferencia del otro viaje, este fue mucho más divertido. A veces bromeaba con Grace, a lo que ella reía. Todo con tal de distraerla un poco. Después de varios minutos llegamos a su casa, Grace se desabrochó el cinturón y me miró con una sonrisa tímida en sus labios.

-Gracias. Por todo lo de hoy, Louis.

-No hay nada que agradecer, Grace. En el fondo no eres tan pesada.- bromeé intentando amenizar la despedida.

Ella se mordió el labio inconscientemente y se abalanzó sobre mi. Me enredó los brazos alrededor del cuello y hundió la cara en mi pecho. Me estaba abrazando.

Nunca me ha gustado el contacto físico en exceso, pero esto... Podría hacer una excepción, con ella sí.

Pasé mis manos alrededor de su cintura, disfrutando de su cercanía y cerré los ojos tratando de disfrutar más el acercamiento. Grace olía a cereza, un olor que jamás se me olvidaría.

Pasamos unos segundo así, o quizás fueron unos minutos. Pero finalmente se separó de mí.

Me miró y sonrió. Sin dejarme tiempo para hacer o decir nada más, salió del coche.

La vi alejarse hasta que entró a su casa. Me tomé unos segundos para respirar hondo, cuando estuve lo suficientemente listo, arranqué el coche.








Holaaaa este capítulo es cortito pero, quería retomar esta historia a la que, le tengo mucho cariño💕 Espero de verdad que esté quedando bien. :))

El final de todoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora