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Conforme viajaban al sur el clima se hizo más húmedo y cálido, tanto que le costaba respirar, especialmente dentro del carruaje donde los llevaban.

Una vez dentro del palacio, esperaron hasta el atardecer para que los buscaran. Entraron dos soldados que les cubrieron la cabeza con sacos de tela. Jeonghan trató de memorizar el camino mientras los conducían por los pasillos.

Cuando les permitieron ver estaban en un patio, de una de sus paredes brotaba agua que se perdía en un canal. Unos cuantos sirvientes esperaban a la orilla con tinas e instrumentos para asearlos.

La idea de exponerse frente a los empleados del palacio de Quartz le retorcía el estómago.

Los liberaron de las cadenas empujándoles contra la corriente de agua. Una de las empleadas lo despojó de la túnica. El alivio de sentir como el agua se llevaba la suciedad se esfumó en cuanto escuchó el jadeo de la mujer.

"Señor Jeon" llamó la mujer.

El jefe de la guardia, se acercó a verlo. Tomó entre sus manos uno de sus mechones inspeccionándolo con detenimiento.

Lentamente se formó una sonrisa en sus labios.
"Prepáralo para el rey"
...

Fue trasladado a otra habitación, era una especie de baño, con una alberca central y pequeños nichos con estanques para no más de cuatro personas. Los últimos rayos del sol se filtraba a través de angostas ventanas avitraladas llenando el espacio de luces multicolor que, junto al vapor, le daban un ambiente de ensueño al lugar.

Lo dirigieron a uno de los nichos, con agua demasiado caliente para su gusto. Las mujeres comenzaron a frotar su cuerpo con diferentes sustancias asegurándose de cubrir cada centímetro de su piel.

Jeonghan ya había tomado baños con ayuda de sus sirvientes,  pero éstos se limitaban a tallar sus extremidades y espalda, no como esas manos que lo recorrían sin pudor, a fin de cuentas para ellas él sólo era un esclavo más.

Cuando terminaron de limpiarlo volvieron a cubrirle los ojos para dirigirlo a otro lugar. Esta vez se trataba de un pequeño salón con paredes Rojas y decoraciones en dorado.

Otra mujer comenzó a cubrirlo con aceite de rosas, se tensó al sentir como la mano viajaba a su espalda baja para después untar el líquido en sus nalgas. Trató de no pensar en la vejación que sufría para evitar reaccionar.

La sirvienta empapó sus manos de aceite antes de separar sus glúteos masajeando su entrada suavemente antes de introducir uno de sus dedos.

Apretó sus ojos fuertemente tratando de no sentir, mientras se repetía a sí mismo que sólo era temporal, que en cuanto tuviera la oportunidad saldría de ahí. Tenía que salir con vida para reencontrarse con Jisoo.

Una vez que terminaron con él lo dirigieron a lo que podía adivinar eran los aposentos del rey. Al centro de la enorme habitación había una cama con dosel rodeada de vaporosas telas semitransparentes.

Las mujeres lo posicionaron en el lecho atando sus manos detrás de su espalda y cubriendo sus ojos con un trozo de tela roja.

Ahora tenía que esperar.

Durante todo el trayecto a la capital de Quartz trató de evitar pensar en su inevitable encuentro con el príncipe.

Aunque estaban en tiempos de paz, Quartz y Serenity eran reinos enemigos. Hace diez años pelearon por sus tierras fronterizas. Los residentes de Quartz las reclamaban de forma agresiva provocando a su ejército a levantarse en armas. Como todas las guerras fue un batalla sangrienta en las que las dos naciones perdieron a sus reyes.

Príncipe CaptivoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora