🍂 ❝ 𝙐́𝙣𝙞𝙘𝙖 𝙥𝙖𝙧𝙩𝙚 ꒷꒦

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09 AM. 29 de Octubre; 1941

Tengen y Zenitsu siempre habían sido muy diferentes hasta que se empezaron a conocer más a fondo, por lo que terminaron haciéndose amigos, eran tan amigos que, muchos al verlos, pensaban y aseguraban que eran más que eso, y si bien a sus conocidos no les importaba, a otras personas sí.

Entre más se comentaba, más aumentaba el rumor de que tal vez Tengen podría ser ‘gay’, más aumentaba la vergüenza de su padre, por lo que lo castigó, obligándolo a servir al servicio militar obligatorio con el fin de aprender a crecer de manera ruda, poder borrar de su mente esas ideas estúpidas del amor con otro hombre y a hacerse valer por sí mismo.

Uzui al momento de entrar al servicio militar fue muy criticado por los rumores que lo rodeaban, así que trató de aguantar ese castigo por parte de su padre, sabiendo que tal vez sería lo mejor para él aunque él mismo no esté de acuerdo. Para Tengen, el simple hecho de no poder ser quien realmente quisiera ser lo ponía muy triste, y en su mente lo que pedía era que su amado no lo olvidase porque él no estaba dispuesto a hacerlo.

—Algún día nos volveremos a ver, mi “rayito especial” —se dijo a sí mismo mientras besaba el collar que este le había regalado cuando se hicieron novios, sacándose las lágrimas—, algún día.

Zenitsu por su parte, al momento de enterarse que al Albino lo habían llevado obligadamente al servicio militar, donde tal vez pueda llegar a convertirse en un gran militar, pero también pensaba en la posibilidad de que muera en alguna guerra con otros rivales y se sintió devastado, sin ánimos de nada, el Rubio creía que el amor era malo, porque siempre que se encariñaba con alguien, al tiempo lo perdía tal y como a sus padres cuando lo dejaron abandonado a su suerte, el hombre que lo había criado como si fuera su propio nieto pero que, tristemente, había fallecido al tiempo de cumplir sus 14 años y por último, su gran amado Tengen, del cual siempre estuvo enamorado desde el primer momento en que lo vio en su clase de artesanías y pinturas cuando eran niños, y aunque trató de negarse a ese amor, al final cayó en los encantos del famoso y extravagante Uzui Tengen.

El Agatsuma al momento de declararle su amor al Albino, al principio pensó ser no correspondido, pero, pasado el tiempo se dio cuenta de que era todo lo contrario y aunque este quisiera gritarlo a los cuatro vientos, no lo podía hacer ya que la familia Uzui no lo aceptaría, así que lo mantenían en secreto.

El Rubio después de perder a alguien importante se volvía muy cerrado, no hablaba con nadie, ya casi ni amigos tenía, así que, siempre que podía cambiaba de apartamento para olvidar y empezar de nuevo, pero luego de la partida de Tengen, este se quedó en la misma habitación donde habían vivido juntos solo para recordar a ese joven que tanto amó en su infancia, y aún hoy de adultos lo sigue amando.

15 PM. 30 de Octubre; 1950

La vida y los años pasaron para Uzui quien se había convertido en un gran general, y Zenitsu, quien era un doctor que cada tanto ayudaba en la marina a los enfermos y heridos de la guerra.

Era una tarde tranquila para Zenitsu después haber trabajado la jornada completa, haciendo doble turno y sin descansar ni un segundo, pensando realmente que sí se merecía ese descanso, pero siempre hubo algo que no lo hacía disfrutar del todo su día y eso era su arrepentimiento de no haber ido a despedir al Albino hace muchos años atrás.

Si bien para el Rubio, —pese a ser una tarde algo tranquila—, también era una tarde muy triste, ya que se acercaba el día en que su amado cumpliría años y era otro maldito año sin él, sin el amor de su vida.

La rutina del Rubio siempre que estaba en casa era la misma: cocinar, lavar los platos, limpiar la casa, lavar ropa y demás, pero también había una cosa que siempre hacía, y era mirar el álbum de fotos de su niñez junto a su amado Albino. Zenitsu, entre más veía las fotos, más deseaba volver a verlo, deseaba poder abrazarlo y pedirle perdón por no haber ido a despedirlo como realmente se lo merecía, y aunque a veces su cabeza se imaginaba lo peor, trataba de creer todo lo contrario.

—Sé que estás bien. —se dijo a sí mismo, secándose las lágrimas —, mi corazón me lo dice.

10 AM. 31 de Octubre; 1950

Era una mañana algo agitada para el Rubio, ya que el día que tanto odiaba se había hecho presente y como siempre, no tenía a quién contarle todas sus preocupaciones con respecto a su amado, ni siquiera amigos tenía como para recibir un abrazo, así que solo desayunó lo más rápido que pudo —ya que se había quedado dormido un martes por la mañana—, y al terminar, dejando todo, así no más salió.

Al salir, el Rubio ve a un cartero que justo iba a dejar una carta para él, así que se la pidió, pero, al ver que esta no tenía remitente, se le hizo algo extraño, pero de igual manera decidió abrirla, y al abrirla, este ve un mensaje corto, pero claro: “Te estoy viendo”.

El Agatsuma al intentar preguntarle al cartero de quién era, este no lo escuchó ya que debía seguir con su trabajo, así que ni bien entregó la carta se fue dejando al Rubio con la gran duda de quién podría ser.

Después de esa extraña situación, el Rubio toma sus llaves para subirse a su automóvil, pero al momento de estar frente al vehículo, este ve a un hombre vestido de militar con algunas estrellas en su uniforme, lo que indicaba que este tenía grandes experiencias en combate y se le hizo algo extraño.

—Señor, ¿busca a alguien? —le preguntó el Rubio con gran interés.

—Sí, estoy buscando al joven Agatsuma —le respondió con una gran sonrisa—. ¿Sabe si se encuentra en casa?

A Zenitsu verlo reír, su sonrisa se le hizo algo conocida y aunque quería preguntar quién era y por qué lo buscaba, al final optó por no decir nada.

—Yo soy la persona que usted busca —le contestó, haciendo que el Albino sonría aún más, aumentando aún más las intrigas del Rubio, quien no podía ni imaginar quién podría llegar a ser.

—Mucho gusto, soy el Teniente Uzui Tengen, a sus servicios. —le dijo, poniendo su mano derecha en su cabeza en señal de presentación.

El Rubio, al escuchar ese nombre, tiró sus pertenencias de trabajo al suelo, empezando a llorar de la emoción para luego abrazar al Albino quien, gustoso, recibió el abrazo.

—Te extrañé tanto —le decía entre lágrimas—, me hiciste mucha falta.

Tengen, quien no esperaba escuchar eso, solo sonrió palmeando un poco su espalda para luego mirarlo y darle un beso en la frente como cuando eran niños.

—Ya estoy en casa y te prometo que por mucho tiempo ya no me iré a ninguna parte —le dijo con una gran sonrisa.

—Siempre hubo algo que siempre quise hacer y eso es pedirte perdón, perdón por no haber ido a despedirme cuando te tuviste que ir, realmente no quería que te fueras —le confesó entre lágrimas—, realmente lo siento mucho.

—No te preocupes, nunca me enojaría contigo por algo así —le respondió—, sí, es verdad, me dolió un poco no poder verte aunque sea una última vez, pero también eso me sirvió para aguantar y aprender a esperar el día en que pueda llegar a volver a ver esos hermosos ojos dorados como el Sol que tanto me gusta tener frente a mí.

Después de esas hermosas palabras ambos recogieron todo lo que se le había caído al Rubio para luego entrar a su casa, una vez adentro, Zenitsu se reportó como enfermo en su trabajo y aunque no le creyeron, ya no tenía importancia, pues lo que más quería ya había regresado a su vida.. su querido Tengen.

[...]

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