Capítulo 16

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Yo: ¿Qué pasa? ¿Qué ahora me sigues? ¿O qué?

Culebra: A ti no, al pequeño Boy Scout.

Yo: Esa es... - dije mirando hacia un lado.

Culebra: La jodida Villa Dorita.

Yo: A mi me da muy mala espina ese sitio.

Culebra: Bueno, es lo que tienen las casas abandonadas, ¿no?

Yo: Jimena creé que ahí puede que haya algo que esté relacionado con lo que nos pasa - él me miro sin entender nada - A ver, quizá ahí puede encontrar alguna explicación. Al por qué somos como somos.

Culebra: ¿Qué explicación va a haber?

Yo: Pues no sé, ¿algo que nos pasó a todos?

Culebra: Tú y yo somos de planetas distintos, a mi no me ha pasado ni una sola cosa que te haya pasado a ti. Por no hablar de los demás.

Yo: Bueno, y entonces, ¿qué?

Culebra: No sé, yo esto lo tengo de nacimiento - él miró para atrás, a ver si Claudia nos estaba escuchando, al ver que no, volvió a mirarme - La invisibilidad, los ojitos, el arte, esta chispa... - yo empecé a reírme por su tontería.

Claudia: Ay ay - empezó a cojear.

Yo: ¿Qué te ha pasado? Ay, no me digas que te ha mordido una serpiente.

Culebra: ¿Qué dices loca? Si las serpientes no atacan a las víboras - me susurró - ¿Qué te ha pasado? - dijo acercándose a ella.

Claudia: Creo que me he torcido el tobillo.

Culebra: ¿Sí? Bueno, siéntate aquí a ver - dijo ayudándola a acercarla a una piedra que había para que se sentara.

Iván: T/n, que esto es un ejercicio en parejas, deberíamos ir tirando si queremos acabar.

Yo: Sí. Luego nos vemos Culebra.


Él me sonrió y nosotros nos fuimos para delante, no hablé en casi todo el camino, paramos a comer y después seguimos hacia delante. Al rato llegamos con los demás. Nos sentamos Leo, Sandra, Alex y yo. Eran las 20:30 aproximadamente y Culebra aún no volvía. Claudia tampoco, pero esa me importaba menos.


Yo: ¿Qué hora es?

Leo: No te preocupes.

Yo: ¿Cómo no me voy a preocupar? Y si les ha pasado algo malo, ¿qué?

Leo: Hombre, algo ha pasado, te lo digo yo, malo, no creo. Bueno, no recuerdo yo que Claudia bese tan mal.

Yo: Es imposible que estén haciendo manitas.

Leo: Imposible, imposible, T/n lo que viene siendo imposible no es.

Yo: Mira, yo conozco a mi hermano, eh.

Leo: Ya, y yo a mi exnovia. T/n, no seas ingenua, sabes que lo del tobillo es una excusa ¿no?

Yo: ¿Y tú cómo sabes lo del tobillo?

Sandra: Yo se lo he dicho.

Yo: No me lo creo - dije levantándome.

Alex: T/n, ¿a dónde vas?

Leo: Que esta apunto de anochecer.

Yo: Bueno, pues razón de más para ir ya - dije adentrándome en el bosque.


Sandra vino detrás mía, le seguían Leo y Alex.


Yo: ¡Culebra! - grité.

Sandra: ¡Claudia! - gritó.


Sandra me dio un codazo disimulado y me enseñó las manos, no tenía los guantes.


Sandra: Mierda, vamos daros prisa, que tenemos que encontrarles y volver - les dijo a Alex y Leo, que estaban más atrás.

Leo: Que ya voy, ya. Joe, menudo arrastrado que estoy hecho macho.


Le cogí la mano a Alex y nos adelantamos para que pudieran hablar, pero nosotros los escuchábamos.


Sandra: ¿Cómo?

Leo: Nada, que siempre estoy detrás de una tía que no me hace ni caso. Primero Claudia, ahora tú.

Sandra: Leo, no.

Leo: Eh, eh, eh. Que no pasa nada, no pasa nada. Si está claro, me gustan las inaccesibles, las que no puedo ni tocar - Sandra se giró para contestarle, pero él la cortó - Sandra, que no me tienes que dar ninguna explicación ¿vale? Además, yo, yo ya se que está pasando aquí.

Yo: Lo dudo mucho - susurré.

Leo: ¿Te gusta otro? - Sandra miró a Alex, que estaba a mi lado, Alex se fue para delante - ¿Es eso? Sandra mírame, mírame, mira, solo te voy a pedir que si es eso me lo digas. Por favor, que seas sincera conmigo. Yo voy a ser sincero, ¿vale? Me gustas mucho, bueno y ahora, te toca a ti. ¿Quién es?


Leo empezó a acercarse a Sandra, ella estaba acorralada y retrocedió, sin darse cuenta de que tenía una valla detrás y era de metal, el rayo que sin querer soltó al tocarla empezó a recorrer toda la valla. Escuchamos a Culebra gritar el nombre de Claudia. Todos salimos corriendo, llegamos a una parte donde se veía una montaña. Allí estaba Culebra besando a Claudia.


Leo: Vaya, parece que no están tan mal.


Alex miró mal a Leo.


Yo: Tenías razón, he sido una ingenua.


Entonces, ahí me di cuenta. ¿Me gusta Culebra? Lo considero un buen amigo, pero eso es todo ¿no? No lo sé, estoy hecha un lío. Lo que sí sé es que me dolió ese beso. Me alejé rápidamente dejando a los demás atrás. Cuando llegué junto a los demás de clase, esperamos a que llegaran los que faltaban, que también faltaba gente aparte de Culebra y Claudia pero a mi me importaba él. Llegaron y nos subimos al autobús y le pedí a Leo si me podía dejar al lado de Sandra en el camino a casa. Él accedió, y ella estuvo intentando animarme, con ella confirmé que me gustaba Culebra.


Sandra: No es por liarte más, pero si te duele que se bese con otra, te gusta.

Yo: Ya lo sé, ¿cómo no me he dado cuenta antes? ¿Por qué no te hice caso?

Sandra: No te preocupes, son cosas que pasan. Supongo que porque antes no los habías visto besarse.

Yo: No lo sé, estoy hecha un lío.

Sandra: No sé si debo decírtelo o no, pero ahora mismo te está mismo te está mirando - dijo mirando sobre mi hombro.


Apoyé mi cabeza sobre su hombro suspirando. El resto del camino Sandra me estuvo diciendo que no era malo que me gustara y animándome. Cuando llegamos Alex y yo nos alejamos un poco y al llegar al patio trasero de casa nos hice invisibles, ya que él quería saber de que hablaban Leo y Sandra, que llegaron después que nosotros.


Sandra: Leo, que lo siento de verdad, por lo de antes.

Leo: No, no pasa nada. Te veo mañana ¿vale?

Sandra: Yo a veces también me siento sola aquí.

Leo: ¿Echas de menos dónde vivías antes? Por eso, ¿nunca hablas de ese tema?

Sandra: Sí.


Me di cuenta de que Culebra estaba en la cocina mirando hacia Sandra, y el poder me empezó a fallar, me concentré y no pasó nada, pero creo que él me vio.


Leo: Y, el chico ese, por el que sientes algo, ¿se quedó allí?

Sandra: Es complicado, lo siento mucho Leo.

Leo: No tranquila Sandra. Bueno, me voy.


Leo se fue, Sandra entró y después yo me hice visible con Alex. Nos dimos un abrazo, para intentar animarnos mutuamente. Creo que él intuía que me pasaba algo con Culebra. Al final entramos.


Culebra: Bueno, ¿qué? ¿Te lo has pasado bien? - me dijo.


Alex iba a hablar con él, pero conociéndolo le diría algo que no le gustaría a ninguno de los tres, así que le puse mi mano en el brazo, me miró y yo solo asentí, dándole a entender que me dejara sola con él. Él solo suspiró y me dio un beso en la cabeza, luego salió de la cocina.


Yo: Fenomenal - le dije seria, cosa que pocas veces hacía con él, por eso, me miró sin entender que pasaba - ¿Y tú?


Culebra: Cojonudo, no sabía yo que esto del campo y los arbolitos fuera tan entretenido.


Yo: Ya - dije seria, porque sé que se refería a lo de estar perdido con Claudia por ahí - Yo tampoco.


Fui a soltar la mochila y el abrigo, y Sandra me estaba esperando allí, disimulando que no escuchaba nada.


Culebra: Oye, ¿tú y yo no teníamos una conversación pendiente? - se refería a la conversación del día anterior en la habitación.

Yo: No me acuerdo - dije mirando a Sandra, la cual me abrazó me llevó al sofá.

Culebra: Ya, yo tampoco - escuché que dijo.


Alex, Culebra y Carlitos se sentaron en un sofá. Leire y Lucas en otro. Sandra cogió a Lucía, yo a Valeria y nos sentamos en otro, porque iba a empezar una película. Jimena vino y Sandra y yo le hicimos hueco entre nosotras.


Jimena: Carlos ¿me pasas las palomitas?

Carlitos: Joo, Lucía está más cerca.

Jimena: Ya, pero se tiene que levantar y tú no.


Carlitos seguía sin entender así que Culebra le hizo un gesto con la cabeza para que se lo diera con la mente.


Carlitos: Ah - empezó a moverlo con la mente - Ala, ya está.

Jimena: Muchas gracias.


Lucía empezó a leerle la mente a Jimena.


Lucía: Dice que podemos usar nuestro poderes, pero con cuidado.

Jimena: Y solo en casa. ¿De acuerdo? Chicos, a ver yo insisto con todo esto porque, porque, yo no quiero que os arriesguéis, no quiero que os pase nada malo. Porque, yo me siento muy bien, aquí con vosotros, y yo quiero seguir viendo más películas, y bueno, comiendo chucherías, y también porque, esto es muy importante para mí, yo necesito que, que funcione, porque yo quiero encontrar a mi hija, y quiero tener al aquí, y quiero poder ver televisión y películas con ella, y comer palomitas. Y bueno, y si nos equivocamos pues, todo eso se acaba. ¿Sabéis?


Lucía le dio un beso y yo un abrazo. Lucas cogió el bol de palomitas.


Lucas: No quedan más palomitas, ¿no? Ya solo hay maíz.

Sandra: A ver déjalas ahí, déjalo.


Lucas dejó el bol en la mesa, Sandra se quitó los guantes con Leire.


Alex: Bueno.

Yo: Ole, ole.

Carlitos: Yo no quiero que se caiga ninguna.


Ambas empezaron a calentar el bol y salían palomitas, Lucía y Valeria intentaban cogerlas. Y todos nos reíamos. Después vimos la película y cuando terminó, subí con Sandra, que seguía intentando animarme.


Yo: Estoy ciega, ¿por qué no me di cuenta antes?

Sandra: Deja de fustigarte con eso, son cosas que pasan, ya está.


Empezó a escucharse mucho ruido afuera.


Sandra: No te preocupes, yo me encargo. Tú solo descansa.


Ella salió del cuarto dejándome sola. Mala idea, porque empecé a sentirme muy mal, en el sentido de que recordaba todos esos momentos en los que me ponía triste, sin motivo aparente en ese entonces, ahora me daba cuenta, ese motivo era Culebra. Y empezaron a acumularse lágrimas en mis ojos. Joder, no había llorado nunca por un chico, no quería empezar ahora. Escuché como se abría la puerta.


Alex: ...y no precisamente por parte de Sandra - tras decir eso entró en la habitación cerrando la puerta a su espalda.


Y cuando me vio, le faltó un segundo para salir y reventarle la cara a Culebra, que supongo que era al que le estaba hablando.


Yo: Alex, déjalo. No es su culpa. Es solo mía.

Alex: ¿Cómo va a ser tú culpa? - dijo sentándose a mi lado.

Yo: Pues si, yo he sido la única tonta que no ha querido ver la realidad. No quería ver que me gustaba y cuando me doy cuenta, está con la vecina.

Alex: Esto no es tú culpa - dijo abrazándome.

Yo: Si lo es. Y por favor, no le vayas a hacer nada a él. Es libre de hacer lo que quiera, no hay nada que nos una, aparte de esta familia.

Alex: Eres demasiado buena. No se merece que seas así con él.

Yo: No es ser buena o mala, es que después de todo lo quiero.

Alex: Esas son palabras mayores - dijo agarrándome la cara con las manos.


Sandra entró a la habitación cerrando la puerta.


Yo: Ya lo sé, pero es la verdad. Y no puedo evitarlo.

Alex: Esas cosas no se pueden evitar, solo pasan. Y al principio me alegraba de que fuera él, pero ahora me arrepiento de haber estado ayudándolo todo este tiempo.

Sandra: Ahora lo que tienes que hacer es relajarte y descansar.

Yo: No puedo - seguía llorando.

Sandra: Bueno, voy a traerte una tila.


Salió de la habitación. Y yo me quedé con Alex abrazada a él. Al rato volvió a Sandra con una taza, me la dio y me bebí la tila. Al final me quedé dormida de tanto llorar con Alex y Sandra consolándome. Y no lloraba por nada malo, sino por haber sido tan ingenua de todo. Me sentía frustrada.



***

Había pasado una semana desde que descubrí que me gustaba Culebra, y se me hizo eterna la semana. Era todo muy repetitivo siempre. Me levantaba, me duchaba, me preparaba, desayunaba, iba a clases, volvía, comía, hacía los deberes, charlaba con cualquiera (que no fuera Culebra), cenaba y me acostaba. Así toda la semana, añadiéndole a eso el evitar a Culebra cada vez que me lo cruzaba. También me di cuenta que las cosas entre Alex y Culebra no iban bien, y me sentía culpable, porque era por mi culpa.

Ahora mismo me encontraba saliendo de clase con Culebra detrás de mi. Ya era de noche, ¿por qué? Porque a mi gran hermano se le había ocurrido no presentarse el día más importante. Teníamos que hacer un trabajo por parejas, las hizo el profesor, y me tocó con Culebra. Entonces he tenido que hacer yo sola todo el trabajo.


Yo: Llevo una hora esperándote, me he tenido que chupar el trabajo yo sola, ¿qué pasa? ¿Qué yo tengo cara de imbécil o algo así?

Culebra: ¿Afirmas o preguntas?

Yo: Eres idiota, estoy hasta las narices de tu pasotismo y de que todo te de igual.

Culebra: Mira tía, llevas una semana evitándome, dime realmente lo que te pasa.

Yo: ¿Lo que me pasa?

Culebra: Lo que te jode, es que me hubiese dado el muerto el otro día con Claudia. Ahí en el bosque - yo estaba callada - Encima, lo que no soportas es que le guste a otra. T/n dilo.

Yo: No tengo nada que decir, ¿vale? ¿Por qué? Porque ese día no fue el primero que ligaste con Claudia y los demás días no pasó nada, así que ese tampoco. No tienes ni idea de nada.

Culebra: Venga dímelo, T/n, reconócelo.

Yo: Mira lo que quiero es que te hagas invisible, que me dejes en paz y te pires ¿vale?

Culebra: Como desees. Hasta luego reina - dijo haciéndose invisible y cruzando un paso de cebra.


Un señor iba con la moto y atropelló a Culebra. Yo cuando me di cuenta salí corriendo hacia él.


Yo: ¡Culebra! - empecé a moverlo - Culebra, Culebra - empezó a abrir los ojos - Culebra, ¿estás bien?


Él empezó a toser y a quejarse.


Culebra: ¿Qué ha pasado?

Yo: Pues que te has hecho invisible y te han atropellado.


Fui a ver quién era el hombre, porque se quedó tirado al lado de la moto sin moverse, le levanté el casco y era Don Andrés.


Yo: Joder, joder es Don Andrés.

Culebra se incorporó y empezó a mirar a la nada.

Yo: Creo que no tiene pulso. Culebra tenemos que ayudarle.


Al ver que no decía nada, llamé a la ambulancia, me dijeron que vendría rápido.


Yo: Culebra, ¿qué hacemos si no llegan a tiempo? - no me contestó - Culebra ¿qué te pasa?


Me empecé a poner nerviosa, porque Don Andrés no respiraba y Culebra estaba como ausente. Me empezaron a salir chispas de las manos. Pensé en darle descargas eléctricas. Le di tres descargas y reaccionó y empezó a toser. Culebra se puso de pie como pudo.


Yo: Culebra, le he salvado la vida - dije aún sin creérmelo, mirándome las manos.

Culebra: Tenemos que irnos T/n.

Yo: ¿Pero como vamos a dejarlo aquí tirado?

Culebra: Que la ambulancia está apunto de llegar, y este tío se va a despertar, vámonos - dijo ayudándome a ponerme de pie.

Yo: ¿Pero crees que alguien nos ha visto?

Culebra: No lo sé.


Empezamos el camino a casa, y él tenía que apoyarse en mí para caminar, ya que la moto le dio en la pierna y le dolía, no podía andar bien. Como ya era tarde, al llegar solo estaban Mario y Jimena abajo, que nos riñeron un poco por haber llegado tarde, pero Culebra se inculpó, dijo que fue su culpa por haber llegado tarde a hacer el trabajo. Al final subimos y nos acostamos.



---Al día siguiente---

Me desperté, me duché, me vestí y bajé a desayunar.


Lucas: Buenos días.


Yo me quedé callada mientras seguía mirándome las manos. Alex y Sandra ya llevaban un rato mirándome, pero no me importó, yo seguía pensando en que le había salvado la vida a alguien. De reojo vi que Alex, Sandra, Leire y Lucas se hacían señas.


Lucas: ¿Qué te pasa?

Yo: No, nada.


Jimena vino pero no me enteré de que quería, solo se que se puso a hablar con Carlitos. De reojo vi como alguien más entraba en la cocina, miré quien era, y era Culebra. Que fue al frigorífico y cogió un cartón de zumo. Que empezó a beberse sin preocuparse de echarlo en un vaso. Al darse cuenta de que lo estaba mirando, se encogió de hombros, no sabía nada. Me levanté de la mesa, cogí el abrigo y la mochila y salí. Detrás de mí, vino Culebra.


Yo: ¿Qué tal la pierna?

Culebra: Bien - dijo tranquilamente, aunque aún cojeaba.

Yo: No sé, le dejamos ahí tirado y tampoco esperamos a que llegara la ambulancia. ¿Qué quieres que te diga? Que yo me siento mal. ¿Y si alguien vio algo?

Culebra: No.

Yo: ¿Por qué no se lo contamos a Mario y Jimena?

Culebra: A ver que no te rayes, que ese tío está bien, le salvaste la vida, nadie nos vio, punto y final, ¿no?

Claudia: Ey, esperadme - dijo acercándose a nosotros con una muleta - No sabéis lo que me acaba de contar mi padre. Don Andrés está chunguísimo, tuvo un accidente justo ayer, enfrente del colegio y estuvo casi dos minutos inconsciente.

Yo: ¿Pero está bien?

Claudia: Sí, parece un milagro, solo tiene unos rasguños y hoy le daban el alta.

Yo: Ah, bueno, tampoco es para tanto, ¿no?

Claudia: No, que aún no os he contado lo mejor, alguien le salvó la vida y quien lo hizo tuvo que aplicarle descargas eléctricas con una máquina de esas.


Culebra y yo nos miramos.


Culebra: Bueno, pero ¿y eso como lo saben?

Claudia: Porque tenía las marcas en el pecho. Fuera quien fuera llamó a la ambulancia y luego se piró antes de que llegara. Mi padre esta inventando averiguar qué pasó, y dice que los de tráfico van a abrir una investigación.

Culebra: ¿Una investigación?

Claudia: Sí, lo normal supongo. No se sabe contra qué chocó, tenía la parte delantera abollada. Y es que ahí no había nada. El tío ese que primero le salva, luego llama a urgencias y se pira. Es que no tiene sentido, ¿verdad?

Culebra: No, no.

Claudia: Además, ¿quién va con una máquina de esas que desfibrila a la gente?

Yo: Bueno, pero, de todas formas nadie lo ha visto, ¿no? No hay testigos. ¿O alguien vio algo?

Claudia: No, pero las cámaras de vigilancia lo grabaron todo.

Culebra: ¿Cámaras de vigilancia?

Claudia: Sí, las que hay en el exterior del colegio.


Culebra y yo nos volvimos a mirar. Claudia se fue para delante, y yo me puse muy nerviosa y las farolas empezaron a encenderse y apagarse.


Culebra: Ey, reina, tranquila.

Yo: No, no es que no puedo controlarlo.

Culebra: Ya, tranquila - dijo abrazándome.




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3127 palabras.

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16/11/2022

Los protegidos y tú (Actualizada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora