Llamándome.

El dulce sentir: amor, amor, amor.

Después que me enamoré por primera vez pude sentir algo, me sentí humano y normal.
Me sentía con tanta calidez, tan vivido, tan dulce.

Por primera vez dejé de sentirme como un fenómeno, privado de sentir, resentido porqué me sentía excluido de éste ajeno.
Fui feliz cuando pude mirar a alguien y sentir hormigueos en el pecho, cuando pude sonreír porqué de verdad lo sentí así.
Podía sentir tanto a la vez.
Podía sentir poco también.
Era gratificante. Darme cuenta que los demás ya podían verme como un humano. Percibirme como tal y incluirme en su grupo.
Por eso te agradezco mí amada, por enseñarme algo más que sólo un triste vacío.
Amada mía, tú me enseñaste que había más que un "nada"

Ahora deseo yo también ser tú sentir en éste nada.
Deseo que mantengas tú cómoda presencia en mí caótica forma.
Deseo que me ames tanto como para que te quedes.
Deseo que todo te envuelva de éste gran amor, que seas parte a mí bienestar y puedas sentirte igual que yo.

Tú has hecho bendita mí existencia.
Tú has sido el mayor halago que pudo hacerme cupido.
Gracias a la vida por poner a una linda flor en mí vacío jardín y que está por primera vez no se ha secado como las demás.
Te he cuidado en el lapso de los años, al igual que tu conmigo. Tus maravillosos colores me han hecho sonreír en cada mañana, tarde y noche.
Eres como un bonito lilium amarillo.