—¡EX! —con mi último alarido, entrego todo mi ser a una de las espadas más poderosas que he presenciado en esta guerra del santo grial, con el deseo de poder alcanzar la victoria prometida y terminar con este infierno. Aunque no recuerde la grandeza de su portador, y no pueda rendirle los mejores honores, solo necesito la decima parte de su poder abrasador para derribar a esa cosa: un ser endemoniado, cuyo único propósito es la destrucción— ¡CALIBUUUR!
Después del destello cegador y abrasador, una sensación de tranquilidad me rodio; aunque no tengo claro sobre las "sensaciones" y que prácticamente mi cuerpo parecía un alfiletero, irreconocible para el concepto humano, pero de igual forma, algo estaba mal de todo esto: no debería estar vivo.
—Parece que llegue tarde Onii – chan, pero no demasiado. En tu locura, purificaste el contenido del grial, y como eres el último Maestro en pie, eres el ganador de esta guerra; entonces, dime Emiya Shirö: ¿Cuál es tu deseo? Y no te preocupes, estoy manteniendo tu alma y puedo entender lo que pidas.
La sorpresa me llenó, y pronto empecé a recordar a la gente más apreciada para mí, personas que no merecían el sufrimiento ni la muerte. La imagen de un cabello castaño y atado en coletas, impotente y desesperada, flagelándose por su ceguera por haber dejado que su hermana viviera una tortura: asesinada por su propio pariente en su estado de locura y posesión.
Una mata brillante y rubia fue lo siguiente que recordé, un caballero, un rey de la más grande nobleza, orgullosa y justa; pero que, a su vez, ansiosa por borrar su pasado de la historia, un pasado irónicamente recompensado por la muerte y el fracaso. Al final, con toda la suerte que se le concedió, su travesía para ganar el grial simplemente la llevó a un estado corrupto, donde en sus últimos segundos de vida solo conoció la melancolía y la desesperanza, apuñalada y asesinada por mis manos.
Incluso los que no tuvieron nada que ver, fallecieron de la forma más brutal y sádica posible, y me culpo por haberla involucrado específicamente a ella. Con una sonrisa juguetona y de cabello corto castaño, personificaba una actitud positiva y competitiva, donde el único problema que tenía era el ganarme en el tiro con arco. Terminó violentada, drenada y asesinada por un supuesto amigo y su sirviente coaccionado por los sellos de comando.
Y como olvidar aquella cascada de color ciruelo, con una actitud fría y estoica, auto – condenándose por su pasado como un monstro, sin deseo propio y peleando por una maestra con un futuro semejante. Peleamos juntos, y solo ella desapareció por la mano del más grande héroe de la humanidad, pero a su vez, el más arrogante y caótico; dejando su objetivo en mis manos, el cual rompí a los pocos minutos.
Está también su contraparte, de un color morado, con una sonrisa dulce y maternal; el origen de todo este mal, pero la cual no buscó, sino, fue forzada a ello. Destruida su inocencia en la infancia, se aferró a la persona que le brindó afecto y calidez, pero el cual no pudo corresponder sus sentimientos. Fue el fin de aquel rey dorado, el fin de su hermana y su fin, acabó en mis manos: esa es la única forma que puedo expresarlo, difuso, para que no duela más de lo que ya duele.
Y ahora, a pesar de haber cumplido con el exterminio de ese demonio, hay una persona más, una más que será sacrificada y lo peor de ello, es que será sacrificada por mi bien ¡Esto es inaceptable! ¡¿Qué héroe de la justicia viviría a costa de los demás¡? ¡No puedo permitir que nadie más muera!
Rin, Saber, Ayako, Rider, Sakura y todas las personas inocentes que murieron... ¡Les prometo que volverán, y tendrán la mayor felicidad del mundo!
—[I-Illi-Illiya..., has un mundo donde Rin, Saber, Ayako, Rider, Sakura, tú y todas las personas inocentes que murieron en esta masacre por el Santo Grial, vivan y tenga la mayor felicidad posible. Y que este infierno no vuelva ocurrir] —la mirada de aquellos ojos carmesís eran de tristeza y de calidez, como si fuera la última vez que nos viéramos.
—Sabes Onii – chan, nunca cambias; no renunciaste a tu sueño, no huiste cuando Rin estaba en problemas, no te desmoralizaste cuando vistes muerta a tu amiga, no escapaste cuando tuviste que enfrentarte con Archer, no vacilaste en una confrontación directa con Saber e incluso estuviste dispuesto a sacrificar tu cuerpo con tal de salvar a Sakura y destruir el grial corrupto; sin embargo, hay un problema: ¿Por qué no te valoras más? ¿Cuál es el motivo de tu auto – sacrificio? Podría incluirte en tu deseo, y así, todos tendrías un final feliz.
—[No merezco tal recompensa Illya, fueron mis errores y mi debilidad que me llevaron a esto, por lo menos, quiero dar mi vida si eso significa que los demás serán felices; puede que lloren mi partida, pero a la larga, sé que lo superaran. A fin de cuenta, soy un cascaron vacío, con un sueño falso, con una vida falsa y con unas armas que no son mías; una combinación así, no está destinada a la vida] —sin ninguna intención de decir algo más y mordiéndose el labio inferior, empezó a invocar el poder en bruto, refinándolo con múltiples diagramas complejos...
—¿Estás seguro de esto Onii – chan? Esta es tu última oportunidad, de aquí en adelante, es imposible detener la secuencia —su voz suplicante casi me hizo dudar, pero al final, no dude.
—Con el término de la Quinta Guerra del Santo Grial, el ganador es Emiya Shirö. Como la portadora del grial, concederé el deseo del ganador —sus ojos rubí característicos, se nublaron, empezando a conjurar una serie de hechizos crípticos como si fuera un robot.
Se suponía que este sería el fin, sin embargo, algo cambió en el ambiente: una neblina negra, espesa y maldita empezó a inundar el espacio donde nos encontrábamos, para que posteriormente unas manos de alguna forma tomaran posesión de mi alma; afectando a su vez, a Illya y sus conjuros. Y no digo que lo interrumpió, sino, al parecer, lo amplificó. Y antes que me diera cuenta de una segunda fuente de energía más pura, mi hermana hizo... ¿Un berrinche?
—¡Idiotas! ¡¿Qué creen que están haciendo?! ¡El alma de Shirou puede peligrar con sus estúpidas intenciones?! —intenté aproximarme a Illya, pero fue imposible.
—¡¿Has dicho que me relajara?! ¡Simplemente no te entrometas viejo! —estando tan perdido como al principio, decidí ser directo.
—[¡Illya! ¡¿Qué sucede?! — y antes que respondiera, todo se volvió blanco y negro, solo escuche la última queja de mi hermana.
—¡Te maldigo anciano! ¡Y te maldigo maldita Elfa de cabello plateado! —realmente estaba perdido, solo esperaba que mi deseo se hiciera realidad.
