PARIS EN OTOÑO
Los caminos a veces se tuercen y te llevan a lugares inimaginables, aunque traces un mapa de tu vida y de forma metódica planees todo a detalle, nada está escrito, un día el destino te despertará de tus dulces sueños con una violenta bofetada que te ubicara en donde menos lo esperabas.Podré arruinar tu infancia con esta aseveración, pero el destino no es tu amigo; el futuro es incierto, y a éste le encanta estropear tus planes.
Podrás odiar a la protagonista de mi historia.
De hecho yo también la odio.
Pero cuando sepas por qué es lo que es, quizás... quizás por un breve instante, la compadezcas un poco.
Beatrix era tan común como tú o cualquier otra persona, en ese entonces a sus 21 años sería catalogada como una chica buena, que no hacía ni deseaba el mal a nadie.
Era ingenua, algo torpe, e incapaz de matar a una mosca... eso te lo aseguro.
El otoño era su estación favorita, le encantaba la forma en que se vestía la naturaleza con tonos cálidos que danzaban por doquier, decía que éste impregnaba el ambiente con su aroma a añejo evocando una era pasada que insistía en quedarse, le recordaba a caramelos en forma de calabaza, y llevaba magia en cada uno de los reflejos con los que el sol bañaba aquel idílico paisaje del que se enamoró una y otra vez.
Al crecer notó aún más aspectos que lo hacían tan especial, otoño llegaba liberando pensamientos con sus estruendosos vientos que alborotaban melenas como a sueños prohibidos, llamaba a la inspiración de historias corta venas y melodías desenfrenadas que te mostraban lo vivo que estabas, era como una caricia para los corazones rotos que buscaban olvidar.
Esa estación era una especie de catarsis para las almas en pena, esas que no encuentran descanso pero buscan su paz en el ocaso de la vida.
Lo que Beatrix no sabía era que otoño era algo más, no tan poético sino más bien demasiado mundano, esas 5 letras son sinónimo de muerte, agonía, el preámbulo al fin, el dolor más grande del ciclo de la vida.
Halloween había llegado con su algarabía como todos los años, era difícil ignorarlo cuando cada comercio, cada esquina, cada rincón te recordaba su presencia.
__¿Irás esta noche a la fiesta? __preguntó la rubia mientras se probaba un sombrero de bruja, muy a tono con ella.
__¿A qué fiesta? __cuestionó la pelinegra intrigada.
__No seas tonta Beatrix... a cualquiera __rio en tonó de burla __si estás disfrazada, tienes acceso directo a cualquier fiesta __continuó buscando un atuendo en ese mar de ropa.
__Entrar sin invitación, no es muy tentador para mí, Alana.
__Olvidaba que eres una miedosa.
__No soy una miedosa __frunció el seño.
__Un buen disfraz sabe esconder lo que no deseamos que otros vean __se veía frente al espejo, buscando un ángulo que la hiciera ver mejor.
__¿Qué necesitaría esconder yo?
__Todos necesitamos esconder algo. Hasta una puritana e inexperta como tú tiene algo para esconder __Alana sonrió con malicia __Y a todo esto, ¿Por qué no te gusta Halloween?
__No es que no me guste. Es solo que... no me agradan los disfraces.
__Eres rara __ hizo una mueca despectiva.
__Talvez lo sea... pero no me gusta lo que se esconde detrás de esos disfraces.
__¿Temes encontrar a un monstruo?
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PARIS EN OTOÑO
Short StoryEl viento azota los sentidos haciendo ecos de murmullos que susurran lo que nadie quiere saber, sus gritos retumban a su paso erizándote la piel con lo más agrío de su ser, junto a las hojas secas arrastra los restos de seres que se fueron antes d...