La Condena del Conocimiento [2/3]

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PARTE 2, EL FRUTO DEL ESPÍRITU SANTO {Clara}

ARTHUR

Entonces, el hecho por el cual Elisa estuvo en la organización era porque al igual que ellos, buscaba venganza contra aquellos que una vez le hicieron daño.

Por un lado la comprendía perfectamente. Mi propia vida es prueba de ello. Mi padre murió poco después de que yo naciera, hasta el punto de que no tuviera ningún recuerdo de él. Mi madre tuvo que sostenerse con sus propias fuerzas y pensé que algún día volveríamos a ser felices, pero todo eso cambió cuando mi madre se volvió a casar.

Y se casó con el mismo demonio.

Nunca sabré lo que mi madre vió en aquel hombre. De mal aspecto, orgulloso, arrogante y violento con las palabras. Su hijo era una copia exacta de él, quisiera creer que fue porque nunca tuvo una figura materna en su vida, y pensó que usar los puños antes que las palabras le serviría para sobrevivir en este mundo tan cruel.

Desde aquel momento, nuestras vidas empeoraron hasta el punto en que mi madre cayó en las drogas y apenas teníamos que comer. Sentía odio hacia el mundo y hacia aquellas personas que no hicieron nada para ayudarnos, para rescatarnos.

Creo que Elisa sentía lo mismo...

¿Entonces, ¿qué fue lo que te hizo cambiar? — pregunté interrumpiendo su relato.

Elisa suspiró y se tapó la cara por un momento mientras desviaba su triste mirada. Supe que para ella aún le era duro recordarlo todo, asi que no dije nada más por el momento.

NARRADORA

Mi hermana, fue mi hermana— soltó Elisa finalmente.

¿Tu verdadera hermana biológica? — preguntó Arthur.

No era mi hermana biológica Arthur, pero para mí ella llegó a ser mi única familia y la única persona que supo amarme tal y como era. Resultó ser la hija única de la familia que me iba a adoptar tras el trato que hice con Francio, así que al principio no quería tener nada con ella.

Ya veo, entonces por lo que veo tras pasar los años te encariñaste con tu hermana y ella cambió tu manera de ver al mundo.

Mucho más que eso Arthur, ella fue como una madre para mí. Si le gritaba, ella me abrazaba. Si le insultaba, ella me adulaba. Ella era capaz de poner siempre la otra mejilla por mi seguridad y felicidad, era un amor que no podía entender. Además, ella al igual que tú fue la primera en hablarme de Dios.

Wow, para que lo digas tu ella debe haber sido muy especial, ¿y cómo era?

Mucho más hermosa que yo—afirmó Elisa dibujando una sonrisa en su rostro— era tan bonita que en el festival de primavera me ridiculizaron frente a ella diciendo que era imposible que yo fuera su hermana. Yo había ido vestida de científica y ella de princesa. La verdad era que yo ya estaba acostumbrada a esas cosas, pero cuando mi hermana Clara lo oyó, rápidamente cogió uno de los manteles blancos de las mesas y tras una sesión de agujerazos se hizo pasar como la asistente de la científica, olvidándose al completo de su vestido. 

Quería verte feliz— dijo Arthur.

Sí, a pesar de que tuvo un accidente por mi culpa a los 9 años.

¿Accidente?

Sí, resulta que un día me olvidé de guardar uno de mis experimentos líquidos, dejé el frasco en la taza que Clara usaba para tomar agua. Ella, accidentalmente se lo tragó y al instante sufrió de un profundo dolor de garganta y de cabeza. Nuestros padres tuvieron que ingresarla por urgencias en el hospital.

El Guardián de la Llave [CRISTIANA Libro II de la Trilogía "El Libro Secreto"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora