En tus sueños [Eleganfibio x Venocto]

Capítulo Único

Aún cerrando los ojos recordaba a cada detalle sus sueños.

Recordaba lo cerca que estaba de tocarlo.

Recordaba que tan cerca estaba de rozar sus manos, de tocar aquellos finos dedos con las yemas de sus dedos.

También recordó lo lejano que estaba que cumplirlo en la realidad.

En sus sueños lo que deseaba estaba cerca y apesar de no conseguirlo con parecer alcanzable le animaba, en contraste la realidad demostraba lo lejano que estaban ambos demostrando eye siquiera cumplir uno de esos sueños estaba demaciado lejos y era inalcanzable.

“Es inalcanzable en la realidad, pero es alcanzable en mis sueños a pesar de no poder cumplir ni en ese lugar cerrado por mi imaginación»

[ . . . ]

Lentamente abrió los ojos para admitir que estaba mintiendo, que no dormía en comparación a quien se encontraba al lado suyo descansado quien mostraba su confianza quedándose dormido junto a el y no mintiendo en comparación a el.

El peli-azul oscuro admiro aquella extraña forma de dormir de su compañero, apoyado en su codo tomándolo como almohada mientras descansaba con tranquilidad, por su rostro podría decirse que sus sueños eran encantadores.

Y eso le molestaba demaciado, no sabía que soñaba pero deseaba que el se encontraba en sus sueños, como el siempre estaba en los suyos.

Su otra mano estaba en su pecho, apoyándola ahí debido a no saber dónde dejarla.

El contrario, de bufanda con dos cabezas de dragón admiro su manera de descansar.

Apoyado de un lado admiraba su rostro que mostraba total tranquilidad.

Miro la mano que se encontraba apoyada en el pecho del castaño para decidirse a tomarla.

Una de las dos manos, que se encontraban e su pecho como intentando protegerse, la estiró con cuidado en dirección a la mano del castaño que posaba en su pecho.

Poco a poco se acercó a ella, cuando estubo por tocarla finalmente se detuvo en esos momentos sin saber el por qué.

Solo no tenía fuerzas para continuar y se rindió, no pudo tomarla ni saber que se sentía tocarla.

Simplemente no podía hacerlo.

En la realidad todo era muy lejano para el.

Cerró los ojos, dispuesto a volver a mentir que dormía como su compañero.

Llevo su mano devuelta a su pecho, dónde posaba la otra y se dispuso a intentar descansar.