CAPÍTULO CINCO
Stracy
Veo salir a Maximiliano de la oficina de control de estudio y le sonrío a la secretaria con amabilidad, porque me ha dado galletas y té mientras mi tío se inscribe en Ingeniería Petrolera, según le escuché decirle a la recepcionista que quería estudiar esa carrera.
Me levanto de la silla en donde estaba esperando mientras fijé mis ojos en él mientras se acercaba a mí. Parecía completamente adaptado a la situación, le sonreía a todos y hablaba a gusto, llevándose varias miradas lascivas de varias mujeres cuando pasaba frente a ellas. Era un completo galán y cuando su mirada chocó contra la mía, tragué saliva dándome cuenta de que era intensa, penetrante, como si no me viera por fuera sino por dentro, igual que si quisiera arrancarme todos los secretos.
Sentí que algo se extendió por mi pecho y no podía decir que era algo mágico, porque vamos, soy estudiante de medicina y debo basarme siempre en la ciencia, pero... ¿Qué es eso mágico que siento? ¿Por qué de pronto siento la necesidad de salir corriendo mientras él se acerca?
—¿Qué tal te fue? — fue lo que se me ocurrió preguntar cuando él se posó frente a mí.
—Bien, no fue tan terrorífico como pensé. — dijo con sequedad y asentí, porque, ¿qué más podía hacer?
Me sentía extraña, hace algunos minutos estaba segura de que lo odiaba y ahora que lo tengo frente a mí estoy segura de que no me siento así, pero se lo dije y también le grité, también fui grosera y también me incomodé cuando Jacob me besó frente a él.
Me dieron ganas de golpearme con mucha fuerza en el rostro, me sentía como una estúpida sin saber por qué me sentía como una estúpida. Él me miró y yo miré a él, de hito en hito, porque no podía hacer nada más, porque no era capaz de moverme y quitarle la mirada de encima.
—¿Falta algo por hacer, señor Holloway?
La voz de una de las secretarias hizo que la mirada de Maximiliano se alejara de la mía y pude respirar. Se me secó la boca y noté un vacío en el estómago cuando me di cuenta de que me había sentido como hipnotizada mirando sus ojos y miré a la secretaria que le sonrío mi tío de una manera que estaba segura de que no solo era por cordialidad.
—Eso era todo, no te preocupes, todos aquí han sido muy amables. Le diré a mi hermano, estoy seguro de que le gustaría saberlo. — la voz de Maximiliano inundó mis oídos.
—No se preocupe, señor Holloway, siempre estamos a su orden, tanto para usted, como para su sobrina. — respondió la mujer y casi rodé los ojos, pero forcé una sonrisa y me mostré tan dulce como un terrón de azúcar.
—Gracias por la amabilidad. — dije, solo por obligación. Ella y todo el personal de la Universidad eran así conmigo y ahora serían así con Maximiliano solamente por mi padre.
Maximiliano se despidió y ambos comenzamos a caminar. Él unos pasos atrás de mí y yo junté mis manos.
—Me dijeron que Ingeniera Petrolera está en el mismo campus de Leyes y Medicina. — soltó, de pronto.
—No lo sabía. — dije, mirando al frente.
—¿Tu novio qué estudia?
—Leyes.
Me alcanzó y comenzó a caminar a mi paso.
—¿Tus amigas?
—Medicina, al igual que yo.
—¿El otro chico qué estudia?
—¿Esto es un interrogatorio? — inquiero y él simplemente sonríe, mirando al frente.
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Si tan solo no fueras tú
RomanceStracy Holloway, tiene diecinueve años, entró a su Universidad soñada y está estudiando la carrera que siempre deseó. Tiene a un novio que la quiere, una relación perfecta con sus padres, una amorosa mejor amiga y una buena vida hasta que Maximilian...