SIEMPRE A TU LADO

Capítulo 3 I Un nuevo dolor de cabeza I

POV LUZ:

Algo que debía hacer era comprar una bicicleta, ya que alquilarlas habían resultado mucho más caro que habernos comprado una.

– ¿Sigues molesta por el precio? – me pregunto, deteniendo su bicicleta a mi lado.

Con lo imprudentes e irrespetuosos que son los conductores con las personas que manejaban bicicleta, sinceramente me sorprendía que todavía no nos hubiera chocado un carro.

«No tientes a la suerte»

Buen punto... soy muy joven para morir, y mucho más de esta manera.

– Amity, esto no me salió nada barato, todo lo contrario.

Ella sonrió para luego reír. Levante una ceja al no comprender su actitud.

¿Acaso a ella no le había importado gastar como 1500 dólares para alquilar una estúpida bicicleta por menos de dos horas?

– ¿Haces este tipo de gastos siempre?

– Para nada – respondí al instante.

Gastar todo ese dinero me había dolido en el alma.

– Entonces está bien. Hacerlo una vez al año no te arruinara económicamente.

– Igual no es de mis cosas favoritas, soy muy cuidadosa en lo que gasto mi dinero – le aclare.

– ¿Usas tu dinero para divertirte?

– Obviamente, pero con moderación e inteligencia.

La sonrisa en sus labios se agrando, haciendo que una descarga eléctrica se hiciera presente por todo mi cuerpo.

– ¿Te gusta viajar?

– Me encanta. Es algo que me gusta sin importar a donde vaya, podría pasarme el resto de mi vida viajando y sería muy feliz – le comenté con alegría.

– Lo mejor del dinero es poder usarlo para ser feliz. De nada sirve tener mucho dinero si no lo aprovechas en cosas que te gustan y hacen feliz, al final es solo algo material que te da cierto poder.

Ahora mismo esas palabras sonaron como las de mi madre, claramente mucho mejor y sin eso de que necesito el amor en mi vida para ser feliz.

Con tener dinero, buenos amigos, cumplir mis metas y un buen trabajo, yo ya era muy feliz.

– Eso lo sé, pero, eso no significa que me dolerá menos si gasto mucho dinero – le hice saber.

– ¿Te gusta hacer deporte? – me pregunto, cambiando de tema y dejándome confundida.

– Depende de los ejercicios que quieras que haga.

– ¿Te gusta salir a correr?

– Tengo buena condición física, pero, si tu idea es que vayamos a correr por toda la ciudad, desde ya te digo que serás la culpable de mi muerte.

Una pequeña risa salió de sus labios, haciéndome sonreír. Me gustaba que cuando ella se reía sus mejillas se volvían de un color entre rojo y rosado.

– Eso significa que aceptarías hacerlo a pesar de que terminaras muerta – murmuro con diversión.

– No dije eso.

«Si lo hiciste»

– No de manera directa.

Me baje de la bicicleta, haciéndole un gesto para que me acompañara. Cuando llegamos a donde estaba el señor que nos había alquilado las bicicletas (por un precio demasiado alto) le dejamos todo y nos fuimos.