ESPECIAL HALLOWEEN

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⚠️ ¡Es importante que leáis la nota del final para aclaraciones!
Sin más, espero que disfrutéis.

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                                     BRINA

31 de Octubre de 2022

La noche de Halloween era la más esperada en Royal Earth.

Era, junto con el día de graduación de los de último curso, el único momento del año donde todos los elementos podían reunirse y mezclarse sin peligro de destierro.
Único día oficial, claro. Las ilegales fiestas no se registraban en el calendario. 

Los dedos manchados de rojo de mi rubia amiga hicieron contacto con la herida falsa de mi mejilla.
El color a sangre destacando sobre la base de maquillaje que con tanto esmero esperaba no arruinar.

El delineado perfilaba mis ojos marrones, las pestañas falsas haciéndolos ver más pequeños de lo que verdaderamente eran.
Decidimos que un pintalabios rojo sería usar demasiado ese color, así que, en contra de mi voluntad, Thalía los perfeccionó de un marrón oscuro que hacía juego con el sombrero de vaquera que llevaría. 

Sus manos heladas dibujaron patrones inventados en mi estómago, ahí donde la camiseta de rayas verdes y rojas no cubría.
Se arrodilló frente a mí, el corsé apretando su pecho, y pasó las manos donde mi falda negra no cubría, dándole un aspecto macabro a mis piernas, que parecían larguísimas debido a las altas botas de tacón que Thalía me obligaba a llevar.

Normalmente no la dejaba arreglarme tanto, pero en Halloween no era más que otra adolescente hormonal con ganas de beber alcohol y comer caramelos hasta reventar, así que al menos dejaba que me viera bonita haciéndolo.

Me miré en el espejo de cuerpo completo de su habitación. La trenza que Lía tanto quería arrancar descansando sobre mi hombro derecho.
La falda era demasiado corta y las botas demasiado altas para mi gusto.

Thalía, que estaba incluso más alta que de costumbre, se paró tras de mí. Su pelo corto caía en hondas sobre sus hombros desnudos. El traje blanco contrastaba con su piel de porcelana.
El corsé, que tenía un pequeño lazo rosa en el canalillo, hacía que su pecho se viera casi pegado a su barbilla.
El tutú, también blanco, no le cubría más allá de lo necesario. Sabía que llevaba ropa interior del mismo color, conjuntando con el resto del modelito.
Los tacones de plataforma, cerrados en el tobillo, la hacían ver como un verdadero ángel de Victoria's Secret, y sabía que ese era justo su objetivo.

Su maquillaje era ligero, nada terrorífico ni de temática Halloween. Pero esa era la única noche en la que podías vestirte como quisieras y nadie podía decirte nada, porque siempre habría alguien peor que tú.
Se había puesto un iluminador plata en los pómulos, haciendo que destacaran sus ojos azules delineados, y un poco de gloss en los labios. No llevaba sombra de ojos, tampoco la necesitaba.

Se colocó las alas de ángel y la pequeña diadema con el halo blanco, admirando el disfraz completo. Casi la escuché gemir ante la vista.
Sonrió socarrona, colocando ahora el sombrero marrón sobre mi cabeza y tendiéndome el aguante que tanto trabajo nos costó encontrar.

Agarré con fuerza el interior del guante de falso cuero. Las garras coronando el disfraz.

− Que preparen los caramelos que Freddy Krueger y el ángel más buenorro que ha pisado esta tierra están hambrientos – dijo Thalía, abrazándome por detrás.

Nadiya y Calla nos esperaban en el porche de mi casa.

La primera vestida completamente de negro, con un gorro de punta en la cabeza y una escoba en la mano. Mamá la había maquillado exageradamente, con los labios pintados de negro y sus ojos azules sombreados del mismo color.
Calla vestía un vestido rosa que le llegaba al suelo junto con una corona dorada sobre su perfecto pelo marrón, que caía en rizos hasta la mitad de su espalda.

Las dos llevaban una calabaza naranja vacía en la mano.

Calla se agarró con fuerza de mi mano mientras cruzábamos la calle hasta la casa vecina, rezándole a todos los Elementos no romperme un tobillo debido a la altura de los zapatos.

                                         [...]

La calma nos acompañó durante todo el truco o trato, que duró hasta casi medianoche.

Recorrimos las atestadas calles del pueblo hasta llegar al centro, donde los puestos de comida decorados con telarañas falsas y calabazas batían sus récords de ventas.
Nos cruzamos con todo tipo de disfraces: desde asesinos en serie hasta hadas, pasando por esqueletos, vampiros y superhéroes.

Calla casi se echó a llorar cuando un muy currado payaso se acercó a nosotras.

Disfrutamos de una buena cena de uno de los puestos más vacíos que encontramos. El señor del mismo, disfrazado del Conde Drácula, nos dijo que era una de las comidas más famosas de un sitio llamado Nueva York.
Solo era un trozo de pizza de dimensiones descomunales, pero ninguna iba a cuestionar nada.

Una pelea comenzó a varios metros de nosotras. Alcancé a divisar una melena negra con mechas azules. La curiosidad se llevó lo mejor de mí.

No nos acercamos mucho, lo suficiente como para que Thalía fuera capaz de ver por sobre las cabezas de los demás y enterarnos del contexto.

− Miércoles Addams está recibiendo una paliza de una diosa griega. O bueno, el intento de una – dijo agachándose para estar a mi altura.

Resultó que Miércoles Addams era una compañera de clase que había tenido la mala suerte de cruzarse en el camino de Chiara Smith.

𝑺𝒆𝒓𝒆𝒏𝒅𝒊𝒑𝒊𝒂 ~ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora