A la mañana siguiente, desperté en la cama de Aaron sola. Me levanté y lo primero que sentí fue un dolor en la cadera y en las piernas. Maldecí en mis adentros a Aaron y me levanté, yendo al vestidor a cambiar la camiseta negra y holgada de Aaron por algo más propio. Me enfundé en un vestido blanco, ajustado en el torso y con falda de algo de vuelo abajo.
Ya vestida, busqué a Myri, que estaba en el salón recogiendo unas cosas de la noche de ayer.
— Buenos días, Myri.
— Buenos días, Hazel.
— Una pregunta, ¿sabes dónde está Aaron?
— Dijo que buscaría a alguien para la coronación.
Mierda, la coronación era hoy. Lo había olvidado por completo.
— Gracias...
Me fui a mi cuarto y pensé, pero pensé demasiado. Como por ejemplo, ¿por qué me había acostado con Aaron, sabiendo que yo no era nada para él? La verdad, sí me había gustado, más que eso, pero... ¿por qué lo hice?
— Hazel, te estaba buscando — Senila apareció, con un atuendo precioso y con una deslumbrante sonrisa —. Debes prepararte para la coronación.
— Claro...
Senila estuvo veinte minutos escogiendo un vestido para la coronación y, por fin, después de tantos conjuntos fallidos, vi uno que me enamoró por completo y lo solicité. Era un vestido sin mangas, largo y ajustado de seda, negro y abierto en la pierna. Era un vestido incitante y sofisticado. Tenía unos guantes negros, también de seda, a juego y unos preciosos tacones negros.
— ¡Estás preciosa! ¡Has tenido un increíble gusto! — esta aplaudió con pequeñas palmadas, entusiasmada —. Pero ¿no lo ves muy exótico?
— Regla número cuatro; siempre lucir elegante, ¿cierto? — enarqué una ceja y sonreí con lujuria.
Senila también sonrió lujuriosamente al captar la indirecta que tiré.
— Claro, mi reina — se inclinó e hizo una reverencia —. Suerte.
— Gracias, ya debo ir yendo. ─ «Por desgracia» pensé ─. ¿Me esperas afuera?
— Claro.
Anduve hasta encontrar una puerta enorme con muchos detalles lujosos. Antes de cruzar, eché una mirada al espacio. Era bonito y sofisticado. Como en la Alteza Real que todos se imaginaban.
Crucé por la pasarela y me llenó de satisfacción la cara de frustración de Cress al ver mi vestido.
Pero fue mejor cuando Senila rebatió.
— ¿¡Esa ropa?! — Gritó en un susurro que solo Senila y yo oímos —. ¿Qué es eso?
—Siempre elegante—Senila rebatió y yo le sonreí con hipocresía a Cress con amago de transmitirla un «Jódete» y caminé hacia mi puesto junto a Aaron.
Era el momento de hacerme reina.
Los padres de Aaron recitaron unas palabras a las que no presté ningún tipo de atención. Mis nervios estaban dirigidos a otras cosas o a otras personas y cuando acabaron, colocaron lujosas y preciosas joyas Reales sobre nuestras cabezas.
A mí me colocaron una tiara dorada, con diamantes y piedras preciosas muy costosas sobre mi cabeza, y a Aaron le colocaron una corona dorada con joyería azul, bastante bonita. Después de que estas joyas Reales tocaran nuestras cabezas todos aplaudieron y tiraron cosas por el aire, como tiras de colores, púrpura y más cosas que se lanzan en este tipo de veladas.
Salimos al balcón Real, donde toda la ciudad aplaudía. Aaron y yo nos dimos la mano y sonreímos. En las pantallas informativas que solía haber en la calle salía el noticiero nacional promocionando nuestra coronación. Los murmullos de la gente ilusionada y gritos diciendo «¡Oficialmente, Hazel y Aaron, son rey y reina!» eran una nueva experiencia para mí que no sabría decir si quisiera volver a vivirla o no. Posiblemente no. Efectivamente, no.
Cuando acabó la velada, nos retiramos del balcón y toda la ciudad festejó el evento.
♕♕♕
Me encontraba junto a Aaron en mi habitación, ambos cansados y fatigados por el día y por lo que nos venía encima.
— Ahora que eres reina... — Aaron trató de añadir algo pero, supe qué iba a decir, porque en el fondo era excesivamente previsible.
— No me dejaré mandar de ti, si es lo que pretendes — dije seria y sin ganas de bromear —. Y supongo que Lynn te está esperando.
— Hazel...lo siento.
— Un día se sabrá la verdad — desafié—. Y yo no seré la que caerá.
— Eso es lo que tú dices.
— Puedo llegar a tener todo el trono, ¿sabes?— Solté, exhausta de él y de la situación—. Tú solo sigue jugando a tener otra noviecita. Aquí mando yo.
Dejé a Aaron solo, con un semblante triste y vacío pero, sinceramente, me dio igual. Decidí que las cosas tenían que cambiar, y si no cambiaban por las buenas, lo harían por las malas. Y por las malas sería peor que un infierno.
Decidí solo pensar en mí, ya que si antes solo pensaba en la gente y todo salía mal, si me cerraba en mi propio círculo y solo pensaba en mí, saldría todo bien.
Me encerré en el vestidor y traté de prepararme para lo que me venía encima, porque yo no era una cría que moría por estar entre brazos de un hombre. A mí nadie me retaba o tendrían problemas.
Porque yo era capaz de cualquier cosa.
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¿Promesa? [✔️ COMPLETADA] ©
Teen FictionCanadá, un bonito país, una buena realeza y un futuro rey de veinte años condenadamente guapo. Aaron debe buscar una esposa para convertirla en reina con él, allí es donde conoce a Hazel. Una campesina de apenas diecinueve años que es obligada por s...