Capítulo 29

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El Modista Amargado


LUKE


En lo que Skia se cambiaba recibí mi teléfono comenzó a vibrar.

—¡Hola Lukieeee!— sonó desde el otro lado —¿Cómo está mi amargado favorito?

—Hola Kira— le respondí con mi tono habitual

Akira era la hija de nuestro jefe, Oliver Kratz. Pero éramos de la misma edad y me crié con ella como quien dice. Es como una hermana para mí.

—¿Cómo te va en la misión para parar el fin del mundo?

—No lo sé, es decir, vamos bien según yo pero aún no...

—No llevas las paces con Skia si, me lo imaginé— me dijo desde el otro lado —Es que eres muy testarudo Luke, y no hablemos de tu condición. ¿Ya le dijiste?

—Él que?— me hice el loco

—¿Cómo que el que? Tu condición Luke, ¿no le has dicho?

—No— respondo serio

—Y no se lo piensas decir?

—Es complicado

—No es complicado Luke, solo dice lo, eres su guardián y además alguien de su equipo, si te pasa algo ella debe saber— me reprocho

—Pará qué me odie más, prefiero estar así

—Te va a odiar mas si le mientes— me recordó

—Uy qué tarde es— canturreo —Me tengo que ir

—Solo evitas la conversación como siempre

—Tengo que ayudar a Luna a elegir vestido para un asalto a la mafia así que no te miento— me defiendo

—¿Quién es Luna?— preguntó confundida y de una le cayó —Aww ya le tienes un apodo lindo— dijo de forma empalagosa —Te estas encariñando

—Adiós Akira

—Cuidala oíste, recuerda que ella es nuestra salvación

—Lo sé Kira, esa es mi misión— respondí cansado

—Y no la sigas cagando eh!— me gritó

—No la estoy cagando joder, ¿Por qué siempre piensas eso?

—Es muy típico de ti— se excuso

—Me tengo que ir— insistí

—Comportate si? Que se como eres

—Que sii me comportare ya deja de reprocharme, ni siquiera sabes nada— me quejo

—Te quiero amargado

—Yo también hermanita, chao— me despedí y cerré la llamada

En eso voltee y madre mia, que gran error

Ella salió con el vestido rosa ajustado que, wao, tuve que contener la respiración para no hacer una escena ahora mismo. Le quedaba como anillo al dedo, su cuerpo era de enmarcar, sus ojos se destacaban y la forma en la que su cabello caía se veía perfecta.

—Que tal?

Pero ¿Que me esta pasando?

Me quede embobado, como hipnotizado por un arcoiris, que era tan hermoso que lo quería ver para siempre

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