42 GRAMOS

Capítulo 1

No es que realmente creyera en el cielo o el infierno, que si lo hacía, más en el infierno, pero es que ese día volví a nacer. Cuando dicen que la vida da muchas vueltas no se dan cuenta de la razón que tienen y como eso es verdad. Literalmente dos vueltas de campana y media dimos con el coche cuando el volante se clavó en mi pecho sin remedio y las costillas me perforaron el corazón.

Lo último que ví antes de perder el conocimiento fue el cuerpo de Mario que había salido despedido por el parabrisas solamente porque se había desabrochado el cinturón para coger la mochila que había dejado en el asiento de atrás y enseñarme los malditos papeles.

Su tiempo se paró y el mio empezó desde cero con parte de su alma conmigo.

Cuando dicen que el alma pesa 21 gramos no saben que a veces compartir corazón literalmente hace que nuestra alma pese el doble, y ese peso de unos 20 gramos de más no sabéis cuanto pueden condicionarte en la vida.

Cuando me preguntan por mi película favorita siempre les respondo que "Sé lo que hicisteis el ultimo verano" porque yo también mate a alguien. Su cara es un poema.

No, no me divierte ver la cara de estupor de la gente cuando les digo que he matado a una persona, no suelo usar el humor negro, pero es que no creo que vaya a superar jamas en la vida haber matado a mi hermano pero sin él yo no estaría viva y me miro al espejo y recorro la horrible cicatriz que recorre mi pecho y pienso: "Es una cicatriz de vida, y muerte" y me da un escalofrío.

Pienso tantas veces en que debería tatuarme algo alrededor de la cicatriz. Tal vez unas espinas, tal vez el nombre de Mario, tal vez una guirnalda de calaveras..