Perfect [Daryl Dixon & Tú]

CAPÍTULO 19: ¿HERMANO?

Sólo nos quedamos viendo a Dimitri y a Daryl.

– ¿tu hermano?

– medio hermano más bien, sólo compartimos los mismos genes de nuestro padre. – contó Dimitri. – ¿dónde está Merle?

– eso no es de tu incumbencia. – respondió Daryl. – ¿quién lo dejó entrar? – Evan me señaló.

– hey... traidor.

– ¿le hiciste las preguntas? – preguntó papá y asentí. – que se quede en el otro pabellón.

– ya oíste, vamos. – le dije, Daryl me dio las llaves y lo llevé al pabellón de a lado. – los padres de Daryl murieron cuando era niño.

– lo sé, papá murió cuando yo tenía 3 años y él 12 años, busqué a Daryl y a Merle, al principio negaron que fuera su hermano pero... luego lo aceptaron... más o menos... siempre viví con mi mamá hasta que me fui a vivir solo.

– eso explica por qué no está tan contento de verte, no eres Merle.

– ¿qué le pasó?

– lo esposaron a un tubo de metal en una azotea de un edificio de la ciudad, cuando regresaron por él sólo encontraron su mano, él ya no estaba y desde entonces Daryl no sabe de él.

– debió hacer algo para merecerse eso.

– sí... bueno, por precaución porque al parecer hay unos reos del otro lado, es mejor que los nuevos estén separados de nosotros.

– yo también lo haría.

– okay, me voy, diviértete. – fui a mi celda y me acosté en la cama de abajo, supongo que será la mía.

– ¿por qué lo dejaste entrar?

– ¿cómo iba a saber que era tu hermano? Todos merecemos un techo donde dormir.

– pues...

– ¿ha hecho cosas...?

– no, pero no me agrada la idea de que viva en el mismo techo que yo.

– bienvenido a mi mundo.

– no es lo mismo que lo tuyo con Rick.

– no... sólo no quieres verlo y prefieres pensar que está muerto. – ladeó la cabeza, dándome la razón. – su madre acaba de morir.

– al menos ya sabe lo que se siente perderla.

– él tuvo que matarla porque la mordieron. – su cara cambió. – es muy diferente que ver de lejos cómo se incendia tu casa con tu mamá adentro.

– sí... – se sentó, se recargó en la pared y luego yo me acosté, usando su regazo como almohada.

– ¿cómo está Hershel?

– vivo y sin una pierna. – lo miré mal. – está bien, va a sobrevivir.

– gracias a Dios. – comenzó a acariciar mi cabello. – no hagas eso.

– ¿por qué no?

– porque me da sueño.

– duerme un rato.

– obligame. – me tapó los ojos con la mano. – idiota.

– ¿vas a empezar de nuevo con eso?

– si dejas ahí tu mano, sí, así que quita tu mano de mis ojos. – la quitó. – gracias. – se acostó también y pasó su brazo por debajo de mi cabeza. – así está mejor. – recargué mi cabeza en su pecho. – despiertame si ocurre algo.