Capítulo 31- Hazel

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─ Todo depende de ti. ─ El padre de Aaron trató de colaborar conmigo, no se trataba de ninguna broma.

─ ¿A cambio de qué? ─ inquirí.

─ A cambio de nada. ─ Este colocó sus gafas correctamente ─. He estado viendo tu comportamiento. Eres obsesiva con lo que quieres lograr. Tienes todo lo que Aaron no tiene.

─ ¿Cómo gano el cariño de todo el pueblo? ─ Sería complicado ganarlo, ya que no tenía el mejor pasado. Bajé la voz, desvié la mirada y añadí ─: Mi pasado no es tan amigable.

─ Te lo diré cuando lo aceptes. Le puede cambiar mucho a tu familia para bien ─ después de decir eso, Kennel y Cress se marcharon, pero este frenó para decir algo más ─. Sé que aceptarás..., reclamarás lo de su hermano.

¿Hermano?

Me fui del salón y avancé hasta el vestidor. Me encerré ahí y traté de relajarme. ¿Cómo mierda había terminado aquí y así? Quería ser la de antes...

Oí risas desde otra habitación y eso hizo que despertara de mi mundo paralelo. Provenían de mi cuarto, por lo que se me hizo extraño. Que yo supiese, nadie había entrado a mi cuarto, y menos sin permiso. Igualmente me acerqué y no pude creer lo que vi. Por un instante, creí que todo era fruto de mi imaginación, pero no era así.

Aaron y Lynn juntos, en mi cama, tumbados juntos, riendo, pasándoselo bien.

─ ¿¡Qué hace ella aquí en mi cuarto!? ─ recalqué el «mi» tras dar un portazo.

─ No es tuyo, es nuestro. ─ Aaron sonrió lánguidamente.

La sangre comenzó a hervirme, mis límites comenzaron a desbordarse y mi ira empezó a crecer por momentos.

─ No me retes, Aaron. Con que me vaya de la lengua, tu vida sería un infierno.

─ Igual fue primero de Lynn que tuyo.

La sangre comenzó a hervirme aún más, mis límites comenzaron a desbordarse aún más y mi ira empezó a crecer aún más por momentos. Si querían guerra, recibían guerra.

─ ¡MYRI! ¡TRAE A LOS GUARDIAS! ─ Chillé enfadada, más que enfadada, indignada. Aaron y Lynn estaban anonadados ─. ¡Y TÚ TE VAS A IR DE AQUÍ YA!

Bajé a Lynn de la cama con un brusco tirón de cabello. Esta cayó al suelo, frustrada. Nunca había estado tan molesta. Aaron me tomó por la cintura, desconcertado y yo sentí una presión en clandestinas partes de mi anatomía, pero tuve que disimularlo ─ y lo hice con éxito ─.

─ ¿Qué mierda te pasa por la cabeza? ─ Dijo eufórico.

Era mi momento.

Era mi momento de dejar a Lynn por los suelos.

Aún más.

Tomé con mis dos manos el rostro atractivo e intrigante de Aaron y lo besé con ansias. Lynn, suspensa y afligida, no pudo decir nada. Solo levantarse y mirarnos como si se hubiera caído el mundo a sus pies. Aaron correspondió mi beso, es más, puso sus manos en mi cintura más a fondo y me presionó contra él. Yo acaricié sus hombros, poniendo mis antebrazos sobre estos y dejando caer mis manos sobre su espalda y después dejándolos viajar hasta su pelo, donde enredé mis dedos, invitándole a llevarle a otros extremos más prohibidos.

─ Mejor no molesto más ─ me separé de Aaron, quien tenía la respiración agitada, jadeaba, tenía los labios algo hinchados y las pupilas dilatadas, y le sonreí con una sonrisa pícara. Me costó separarme de él.

Me fui, pero me quedé oyendo absolutamente todo. Yo no era el segundo plato de nadie, y cada que quisiera jugar conmigo y con mis sentimientos, iba a saber lo que era estar conmigo.

¿Promesa? [✔️ COMPLETADA] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora