Capítulo 31

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Un vals entre Matriarcas


SKIA


"Caminaba por la casa. Risas siniestras sonaban en ella. En eso sentí que me agarraban y atrapaban. Luchaba para que me soltaran pero no tuvo éxito y me arrodillaron delante de mi peor enemigo.

—Skia nos volvemos a ver

—¿Qué quieren de mí ahora? No les basto con lo que hicieron— le escupí en la cara

—Solo quiero que me digas, que tengo que hacer para conseguir tu reloj— abrí los ojos como platos —Si, se que la egoísta y loca de Ginger te hizo perderlo, y cuando tenga la posesión del guardián del bosque en mis manos, nada va a detenernos, y tus pequeños amigos elementales se irán en tu contra

—Lo encontraré primero que tu sabandija

—Se que si, por eso vengo a negociar— comenzó a acercarse —O me lo das o muere él

En ese momento apareció Morgan herido por todas partes y yo solté un grito ahogado. Se veía tan incapaz de nada, indefenso.

—Dejalo ir!— le grite

—Sabes qué hacer

—Luna no lo ha-hagas— murmuró él con la poca fuerza que tenía

—No se que harás, pero no te daré el reloj ni dejaré que lo mates

—Lastima Skia, acabas de sentenciar a tu amiguito

Vi en vivo como lucho contra Daywell y él asesinaba a Morgan lentamente. Las lágrimas comenzaban a salir y después de eliminarlo me miró con una sonrisa siniestra

—El siguiente será el lobito entrometido

—Eres un monstruo Daywell!— grite mientras lloraba y en eso recibí una cachetada de él

—No cariño, soy la justicia en vida. Dame el reloj y nadie va a salir herido— negué con la cabeza y recibí más golpes —Dame el reloj, hija de la luna....

...."

Grité mientras abría los ojos. Esa pesadilla se sintió demasiado real. Estaba sudando del nerviosismo y el miedo que me apoderaba. Y lo hizo más, cuando no vi a Luke en la cama.

Me levanté corriendo y revisé todas las partes del cuarto, y afuera a través de la ventana. Él siempre estaba cuando me levantaba y eso me asustó. Comencé a estresarme, a negar frenéticamente, mi respiración se aceleró.

No se lo pudieron haber llevado, no, no, no

—Lukeee!— comencé a gritar mientras mis nervios me ganaban, mi respiración cada vez más acelerada —Lukee!— las lágrimas comenzaban a salir mientras me sentaba en la cama con la mente en mil lugares.

En eso escuché pasos rápidos y la puerta se abrió de un portazo, de par en par. El alivio que sentí al verlo ahí fue el más grande que había sentido en toda mi vida.

Vino hacia mí y me reviso de arriba a abajo, noto mi nerviosismo, mi descontrol, mi ansiedad

—Estoy aquí, estoy aquí, tranquila Luna— trataba de calmarme mientras tomaba mis manos y luego acunaba mi cara en los suyos —Fue una pesadilla, tranquila, cierra los ojos y respira. Respira Luna

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