Quackity lo ha engañado por última vez.
- Cubitos, no streamers.
- Si mi contenido no es de tu agrado, eres libre de no leer.
- Situado en Karmaland V.
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La tarde lucía realmente bella, al menos para aquella gente que tenía un buen día.
Gente como Rubius tal vez, recibir la propuesta de Quackity sin duda había mejorado su día, puesto que le aseguraba poder y dinero.
¿Qué es más importante que el poder y el dinero?
Una sonrisa engreída marcaba su rostro, mientras Quackity sonreía brillantemente ante la aceptación de la propuesta.
La cual era prácticamente una propuesta de matrimonio directa.
Si bien, aún no estaba seguro su triunfo cómo alcalde de Karmaland, nunca está demás tener aliados ¿Verdad?
Tener a Rubius como su "Dama" resultaría conveniente para ambos bandos, todo por el poder de los opuestos. Imagina, una potencia de dinero y riquezas, junto a una tienda única de Karmaland, mientras por otro lado, un bando político, repleto de poder.
Sin duda, no pudo tomar mejor decisión.
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Los días del castaño cada vez pasaban más lentos y tediosos, estar siempre alerta por culpa de sus "Amables" compañeros le traía agotado.
Por suerte, como se había mantenido cómodamente escondido en su hogar, había evitado a todos sus compañeros, y eso lamentablemente incluía a Quackity.
Durante su estadía en aquel pueblo, había desarrollado un gran cariño por el mexicano, un cariño que sentía bajar hasta su estómago y florecer en millones de flores preciosas.
Un amor que hacía feliz a su corazón, y que poco a poco pintaba su vida de color. Incluso si su vida en Karmaland era cien veces más caótico de lo común, el moreno mejoraba su estado de ánimo con sus tonterías.
Y a su vez, hacía florecer al castaño en amor.
Aunque las semanas sin el moreno comenzaban a afectarle, se sentía cada vez más marchito.
Arregló su equipamiento y escondió a sus mascotas en su hogar, para evitar alguna tragedia provocada por sus acompañantes.
Y con la idea de ir a ver al moreno, comenzó a dirigirse hacía el centro del pueblo, dónde Quackity se encontraba.
