Capítulo 4.

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—A buscar al hijo de la reina —pensó en voz alta Zeth—

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—A buscar al hijo de la reina —pensó en voz alta Zeth—. ¿Acaso somos de la corte real? Que yo sepa, somos cazadores.

—Recuerda que el rey Gris sigue enamorado de mamá, por eso todo este alboroto —explica Ayrica—. Bravo Azazel, por insistirle a mamá venir aquí.

—Shh... Yo solo hice una petición, pero nunca pensé que lo tomará realmente en cuenta.

Y así fue cómo los tres emprendieron el viaje en busca del príncipe Eryx. Con solo diez hombres para no levantar sospechas.

—Espero llegar para la cena de mañana —soltó con fastidió Zeth.

—Lamentablemente nadie sabe dónde se encuentra, se supone que era una investigación de la realeza, pero no pueden vivir sin nosotros y como siempre terminamos haciendo el trabajo sucio.

—Azazel, tú siempre pides estos trabajos y por tu culpa terminamos aquí —le reclama Zeth.

—Bueno, pero dilo sin llorar, ¿quieres? —le contesta Azazel.

Iban a seguir discutiendo cuando por fin dieron con el paradero de uno de los carruajes del rey, Ayrica fue la primera en bajar con su arco y caraj. Examinó el lugar y los chicos la siguieron, está vez viendo a sus espalda por alguna sorpresa. El carruaje estaba sin una rueda, tenía la parte de adelante quemada y desprendía un olor a podrido. Ayrica se tapó la nariz al sentir tan desagradable olor.

—Ayrica, creo que alguien nos sigue —indicó Zeth montándose al caballo. Todos voltearon a ver.

Un grupo de hombres cubiertos con armaduras, se acercaban a ellos con paso muy rápido. Los 13 se pusieron alerta con sus armas, cuando llegaron, los rodearon, eran unos 30 hombres o más, contarlos era difícil.

—¿Quién de ustedes es el jefe? —los tres se miraron unos a otros. Los soldados parecían de la corte real, pero a la vez no, algo no andaba bien.

—Yo soy —pronunció Azazel—. General Azazel Vlahakis.

—¿No eres muy joven para ser General? —el rubio soltó una risa por la nariz y lo miró con picardía.

—Que sea joven no significa que no sepa cómo ser jefe —se acercó hasta ellos decidido—. No me diga que se ha enamorado de mí.

Los demás soltaron carcajadas, los chistes de Azazel eran normales. El general en jefe se bajó de su caballo y lo miró directamente a los ojos, no cargaba máscaras, así que podía verle los ojos oscuros.

—Piensas que esto es chiste, ¿cierto? Puedo cortarte la garganta sin que te des cuenta muchacho.

—Piensa usted que tiene ventaja conmigo, ¿cierto? Antes de que llegarás, podría haberte lanzado una de mis armas directamente a tu cráneo y ni cuenta te hubieras dado.

La cara de Azazel cambio, era intimidante y fría, sin embargo, el otro tipo no le quitaba la mirada, no pensaba en bajar la guardia.

—Bien, caballeros, lamento interrumpir sus cosas de macho alfa —habló Zeth—, pero queremos saber a qué venía usted general.

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⏰ Última actualización: Jul 08, 2023 ⏰

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