Capítulo siete

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Había claridad en mi mente y frente a mis ojos cuando desperté. Me sentía ligera sobre las sábanas y la felicidad invadía mi sistema. Había una gran sonrisa en mis labios y bailaba alrededor de mi departamento mientras me arreglaba para ir al museo. Iríamos a una cafetería para nuestra cita. 

Oh, tendríamos una cita. 

Había algo casi incomprensible para mí entre nosotros. Una fuerza que me atraía siempre a él. Quería pensar que era el destino. Una parte de mí soñaba con que algo más grande que yo me dijese que ahí afuera había alguien para mí. Una persona creada a la par que yo, alguien con quien encajaría a la perfección y cualquier espacio en blanco se llenaría de color al conocernos. Creí haberlo sentido una vez, pero el lienzo fue simplemente salpicado y aún podía ver la blancura por debajo. Con Steven los colores seguían apareciendo y me pregunté por qué no se detenían, ¿por qué aún había pedazos en blanco? Mi alma me decía que este era el lugar en donde debía estar, mi corazón lo sentía y mi cabeza lo sabía ¿por qué seguía habiendo espacio?

Era extraño pensar que una parte de mí siempre sería de Matt. Intentaba alejar los sentimientos, los recuerdos y dárselo todo a Steven, pero mis esfuerzos eran en vano. Luchaba contra una fuerza mucho más grande que yo y siempre salía perdiendo. ¿Se iría algún día o tendría que vivir el resto de mis días con su recuerdo? Solo esperaba ser suficiente, aunque pedazos de mí estuviesen en Nueva York en las manos de alguien que ahora solo sostenía mi recuerdo. ¿Sería suficiente para Steven? En un futuro no tan lejano, algún día le diría que lo amaba y le confesaría que, a pesar de que mi cuerpo y alma eran suyos, una parte de mí aún era de alguien más. ¿Arruinaría eso las cosas? ¿Por qué debía sentirme así? ¿Cómo es que mi cabeza podía asimilar un amor tan profundo por dos personas a la vez?

Para, hoy será un buen día.

Lo repetí en mi cabeza antes de subir las escaleras hacia la entrada del museo. Hoy será un buen día. Enterré una vez más su recuerdo en lo más profundo de mí y esperé que esta vez tardara un poco más en atravesar las grietas que dejaba a propósito entre mis barreras. Sabía que una parte de mí aún se aferraba a él, pero intentaba convencerme a mí misma de que era porque habíamos terminado nuestro capítulo de la peor manera posible y no por los sentimiento que aún calentaban mi pecho.

Hoy será un buen día.

El lugar me recibió con calidez y no pude evitar sonreír. Eso, aleja lo demás. Lo conocí hace meses en este mismo lugar. De todos los edificios a los que pude haber entrado, mis pies me llevaron hacia el museo. El destino era algo incomprensible e impredecible y por alguna razón me había traído aquí. Si no me hubiese seguido el tour por el museo, ¿lo habría conocido en algún momento? Si Donna no me hubiese dado el trabajo, ¿habría oído alguna vez su voz? Si no hubiese tenido aquel problema esa noche, ¿habríamos dormido en la misma cama alguna vez? Es algo mágico pensar que cada una de mis acciones, pasadas, presentes y futuras, me llevan exactamente hacia donde debo estar.

Me apoyé sobre el mostrador y observé la entrada del museo. ¿Se sentiría igual que yo? La forma en la que siento es intensa. Me consume lentamente y no puedo dar menos. Es todo o nada conmigo. ¿Cómo sería para Steven? ¿La forma en que la siente también sería abrumadora? ¿Cómo se sentiría ser amaba por él? Las pequeñas cosas que había hecho hasta ahora me hacían sentir apreciada. Cuidaba de mí, me veía con tanta adoración y a pesar de la timidez en sus palabras, sabía exactamente lo que quería decirme. Había sido capaz de presenciar el cariño que Steven Grant tiene para ofrecer. Era algo tan puro y delicado. Había demasiada inocencia en su amor que parecía imposible que alguien como él existiera.

—Steven no ha llegado.

La voz de Donna me hizo despegar mi mirada de las puertas y la observé a mi lado, viendo a entrada al igual que yo hace unos segundos.

Armonía en el caos | Moon KnightDonde viven las historias. Descúbrelo ahora