Capítulo 32

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Tentaciones y Celos


LUKE


Joder

Jo-der

Si estoy en el cielo que nadie me saque de aquí

Probar sus labios me hizo dar cuenta que la conversación con Marcus era cierta y me estaba volviendo loco, y de una manera inexplicable. Creo que cuando llegue necesito beberme mis pastillas.

Ella iba a separarnos pero busqué de inmediato sus labios de nuevo, como una necesidad. Con una mano rodee su cintura y la pegué más a mí, temiendo que esto sea un sueño y que escape de mis brazos.

Cuando ella separó el beso puso un dedo entre nuestros labios, haciendo que abriera los ojos y estos se conectaran con esos ojos miel que me perseguían por las noches.

Creo que si necesito ir a mi medico, y mi terapeuta

Oh disfruta el momento y si de verdad luego de esto se te atrofia el cerebro le decimos a Marcus

Vale, me parece un gran plan

—Aquí no— me susurro pero hizo un error, quito el dedo

Desde que tuve la oportunidad volví a pedir su néctar, más aún recordaba sus palabras. La levanté y caminé hacia una de las habitaciones de aquí, con razón escogió este pasillo

Nuestra niña es perversa

Pero nos incomoda eso?

Para nada

Bien dicho

La bajé y traté de abrir la puerta pero fallé. Más de casualidad pasaba uno de los señores que le acababa de abrir a otra pareja allá al fondo. Nos saludó cortésmente y abrió la puerta. La chiquilla le agradeció con un beso en la mejilla y el hombre se sonrojo, luego se fue.

Un efecto que ella hace en la gente, nada fuera de lo común

—Este era tu plan chiquilla perversa?— pregunte aun en un murmuro y con el corazón latiendo a mil

—Tal vez— dijo acercandose a mi para reclamar mis labios y luego cerrar la puerta con seguro

Creo que el portero ha recibido varios traumas esta noche

Y con lo de nosotros más

La dejé caer en la cama sumamente sofisticada y limpia que había allí. Ella se dejó hacer un rastro de besos desde sus labios hasta su cuello. Tenía una mano debajo de su vestido que, joder, le sentaba como anillo al dedo; y ella ya estaba resolviendo con mi camisa.

Nunca había perdido tanto el control con nadie. Tampoco he sido ni tan honesto ni abierto, de hecho,} solo con ella soy honesto con todo porque incluso a Marcus le miento a veces. Con ella no, excepto una cosa. Pero aún no estoy preparado para hablarlo con ella.

En un momento me detuve para detallarla detenidamente. Sus hipnotizantes ojos color miel, su molesto olor a fresas, su terquedad que me volvía loco, su astucia que siempre me impresionaba cada día más, su valentía y fuerza que tanto admiraba.

Casi todo de ella lo admiraba

—¿Que miras?— me sacó de mi mundo

—A ti— murmuré antes de tomar posesión de sus labios

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