ONE AND ONLY

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Jungkook cayó rendido al suelo, y se le rompió el cristal de las gafas.

Ya no sabía que hacer con su vida, estaba tan confuso y tan adolorido que ya no sabía qué poder hacer con su vida tan nefasta.

Miró fijamente a aquellos tres chicos y le descendió una lágrima.

—¿Qué cojones os pasa conmigo? Literalmente, siempre que podéis me pegáis sin razón alguna, o me humilláis... No sé qué os he hecho. Esto no es divertido...

Uno de ellos, se acercó a él, y lo miró con superioridad como si así se tratara.

—Porque nos pareces molesto y repugnante. Sentimos que gente como tú, debería desaparecer. Matáis el ambiente.

—¿Enserio tus padres no se arrepienten de darte a luz...? Yo te daba al orfanato. —comenzó a reír.

Mientras los otros dos reían, el que tenía una botella de agua en las manos, abrió la botella y le tiró agua encima.

—Tienes cara de ser adoptado. —le tiró la botella directamente a la cabeza.

Jungkook, sintió su corazón vaciarse, y ahí fue cuando no aguanto más.

Mientras ellos se retiraban, Jungkook empezó a llorar como nunca antes lo había hecho en su vida. Le dolía el corazón y estaba cansado de todo, no tenía ni puta idea de como cojones expresarse. Quería terminar con ese sufrimiento tan insignificante e irrazonable de cada día.

Tenía espasmos mientras se le cegaba la vista por las lágrimas que invadían con tristeza sus ojos, y las gafas empañadas porque respiraba a través de la boca.

Pasaron los minutos y seguía ahí sentado, tratando de calmarse. Miraba a un punto fijo, sin ganas de nada, desplomado, escuchando su propia respiración. En ése momento, empezó a preguntarse: ¿por qué todos me detestan tanto...? Por más vueltas que le daba, nunca tenía una respuesta lógica.

Recordó cuando aquel chico soltó que él era adoptado, y es que aquellas palabras le dolían tanto sin razón alguna, como si fuese verdad. También recordó cuando sus padres siempre discuten y rompen cosas a su alrededor, olvidando de que él estaba siempre presente.

El único recuerdo que recordaba sin problema alguno, era ése que cuando tenía cuatro años, estaba llorando porque sus padres no dejaban de gritar y en un instante su padre rompió un jarrón en la cabeza de su madre.

Comenzó a levantarse, y recogió sus gafas.

Se quitó el polvo del uniforme, y antes de salir del baño, se miró al espejo.

Tenía los ojos rojos e hinchado de tanto llorar.

—Veintidós años, y hasta hoy no me he dado cuenta. Feo, gordo, sin curvas o abdominales, y un rostro que decepcionaría al primero que pase. —se dijo a sí mismo. Empezó a reír en silencio mientras asentía con la cabeza, observándose. —Ahora lo entiendo todo... Soy horrible.

Siguió riéndose y salió del baño, decepcionado de sí mismo, como si él hubiera tomado la decisión de nacer.

Jungkook caminaba en silencio por los pasillos de la universidad mientras limpiaba el cristal de sus gafas. Había sonado el timbre, lo cual lo hacía feliz. Así podía irse a casa. No era el mejor lugar para estar, pero prefería estar allí antes que estar en el colegio.

Antes de poder ponérselas, fue empujado bruscamente por unos chicos que pasaban por ahí.

Cayó al suelo, y al instante sintió como le ardía el brazo. Hizo un sonido entredientes, y lo sujetó con fuerzas, mordiéndose el labio inferior para evitar las ganas de llorar.

(OS) Amor Drogado - TaekookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora