Mevkibe negó con su cabeza repetidas veces, quitó la sábana de su cuerpo y se levantó, tambaleando sobre sus pies se aproximó al Sultán.
— Suleiman... dime que es mentira... Suleiman... — la mujer suplicó, sus avellanas fijos en los ojos azules de su esposo.
El hombre se mantuvo estoico.
— Mevkibe — Hafsa llamó.
— ¡¿Qué?! — la mujer vociferó. — Dime que es mentira Suleiman ¡Di que es mentira! — gritó una vez estuvo frente a él.
— Es la voluntad de Allah — el hombre habló por primera vez desde que entró a esos aposentos.
— No, no ¡No! — lo siguiente causó estupor en los presentes.
Rompiendo en llanto, la mujer golpeó el pecho del hombre. El Padisha se quedó allí parado una mueca de dolor surcando su rostro, los golpes proporcionados a su cuerpo no le afectaban tanto como el sufrimiento que aquellos ojos avellanas que tanto adora mostraban.
Él abrazado a ella y ella llorando en su pecho, ambos se deslizaron hasta sentarse en el piso, con el corazón esteujado llevó su mano derecha al vientre Mevkibe, colocando su mano sobre las de ellas.
— Onan... — la Sultana Mevkibe pronunció.
***
1 mes, 15 días antes
— ¡Padre! — el chillido eufórico lanzado al aire por su pequeña Kelebek la sacó de sus pensamientos.
Haseki Mevkibe Sultan se puso de pie de manera inmediata, observó a su amado esposo saludar a sus hijos, sin embargo, la sonrisa en su rostro no se refleja en sus ojos.
— Rasha, lleva a mis Príncipes y Sultanas con su hermano, el Şehzade Mustafa — ordenó.
La morocha hizo una reverencia para posteriormente tomar la mano de la Sultana Kelebek, de forma obediente los demás niños siguieron sus pasos. Esin observó a sus padres, sintiendo gran admiración por la devoción y cariño que estos se tienen ¿Cómo podría una niña entender que el afecto de la mañana ya no estaba presente? Con un suspiro soñador se dejó guiar por su hermana mayor, Sanem.
Cuando los menores estuvieron fuera del lugar el Sultán se acercó a la mujer, mostrándose distante, recatado.
— Supongo que ya habló con la Madre Sultana — Mevkibe relamió sus labios.
— Hay pruebas de que Alisya hatun robó el oro, muchos dicen que te era leal a ti — pensativo el Sultán Suleiman comentó.
Una mueca de tristeza se asomó en el rostro de la mujer, quien asintió.
— Era una joven agradable, es una lástima como terminó todo — Mevkibe suspiró — Aunque es cierto que la hatun me guardaba respeto, nunca hubo un trato especial o diferente al que tengo con el resto de las mujeres del harem, además es estúpido pensar en que me robaría si me era tan leal — planteó.
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La eterna favorita || Mevkibe Sultan
Fanfiction- ¿Quién es ella? - la joven pelirroja preguntó. Sus ojos puestos en la mujer que estaba parada en el ala de favoritas. - Ella es Mevkibe hatun, la favorita de su majestad - dijo la kalfa en voz baja - Su majestad la adora. *** Según datos histórico...