-Entonces, ¿esa es tu futura esposa?
Matt asiente. Su postura es recta mientras le paso los lentes prismáticos con los que he estado observando de cerca a la chica que tiene que conquistar.
Ella es alta, posiblemente de su estatura, rubia, de ojos dorados y se viste como Celeste.
Estamos escondidos en el auto del papá de Matt, frente a uno de los restaurantes chinos del barrio donde vive, espiando a la rubia que conversa alegremente con sus padres: Una mujer rubia, la copia exacta de ella, y un hombre de cabello rojizo con grandes lentes de botella.
-Pareces una espía.
Matt me entrega los prismáticos, sus manos siguen escarbando en la bolsa que traje conmigo cuando pasó a recogerme.
-Apuesto a que su nombre es Ashley -murmuro-. O tal vez, Barbie, diminutivo de Bárbara. O quizás Sharpay.
-Ninguno. -Se ríe-. Su nombre es Gia.
-Gia -lo pronuncio lentamente-. Inesperado
Gia saca un teléfono plateado de su bolso, se acerca a su madre y comienza a tomar fotografías de ambas sonriendo. Su padre se distrae leyendo el periódico que nadie había tocado.
-¿Para que necesitas esto?
Matt saca una pluma dorada de mi bolso. La sostiene entre dos de sus dedos y la observa con el seño fruncido. Intenta escribir en la palma de su mano, pero la tinta nunca llega a mancharlas.
-¿No lo adivinas, chico genio? -El sonríe suavemente y niega-. Es una cámara. Giras un poco la punta, y ¡voila! La señal se transmite directo a mi computadora.
Él luce sorprendido, sus cejas casi alcanzan la base de su cabello. ¡Ternurita!
-No es... ¿ilegal? Lo siento, sólo que... Dios, es tan raro que tengas cosas de espía.
Me encojo de hombros y continúo observando tras los cristales.
Matt es demasiado ingenuo.
-Es un pluma -le digo-. No tiene tinta y no necesito una cámara para espiar a alguien.
La risa de Matt es tan espontanea y fuera de lugar que me hace girarme y encararlo. Su cuello esta echado hacia atrás. Sus mejillas están rojas.
Él solo niega con la cabeza, intentando dejar de reír.
-No puedo... creer... que me engañaras.
-Eres muy ingenuo, Matt. Voy a tener que oscurecerte.
-Me encantaría que lo intentaras.
-Oh, eso fue tan básico.
-¿Qué?
-La frase. -Imito su voz-. "Me encantaría que lo intentaras" voy a comenzar a darte tips para conquistar.
-Julieta, no todas las chicas son tan duras como tú.
-Oh, es verdad. Saliste con una chica antes, ¿verdad? ¿Cuál era su nombre? ¿Felicia? ¿Fátima? Fa...
-Fanny -Su nombre sale como un suspiro de sus labios. Cuando lo miro, él está perdido en sus recuerdos, un breve sonrojo en sus mejillas.
-¿Sabes que ella me llamó para que escribiera una carta para ti?
-¿¡Fanny!?
-Ella misma. Te dio tan buena fama de besador que muchas chicas intentaron conseguir el número de La Vendedora de Romances para intentar una jugada contigo. Sólo ella lo consiguió.
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Dicen que es A.M.O.R
HumorJulieta Kloss no cree en el amor... O eso es lo que ella dice. En el Instituto San Javier tiene una identidad secreta conocida como La Vendedora de Romances, una traficante de cartas. Aunque solo dos personas conocen la verdadera identidad de La Ven...