Cuando el atardecer nos iba envolviendo, tus dedos recorrieron mi piel mientras mis pies permanecían en tu regazo y todo aquello se sentía celestial, como si tu risa retumbando en el lugar no pudiera dejar de sonar.
Pero el fuego de más ha causado un incendio de los que siempre fulminan con lo bueno y la ceniza que aún queda, me baña y me desangra.
¿Dónde estaba el chico que beso mis pestañas y mi frente? ¿Acaso eres la misma persona que derramo cerveza barata en mi vestido rojo? Aún estoy sobre el suelo, donde el silencio se arrastra y te ahoga, mientras te escuchaba decir que todo fue producto del alcohol y de tu mal temperamento.
¿Cómo diablos termine aquí?
Temblando.
Ciega y confundida.
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Hasta que el verano se acabe ©
Short Story«HASTA QUE EL VERANO SE ACABE» es una recopilación de escritos y reflexiones que he ido archivando desde que tengo memoria. Son todas aquellas tormentas y retorcidas noches de las que se disfrazan las letras y de las que pocas veces se habla. Las...