Tus actos de violencia convirtieron mi vida en una crisis inestable. ¿Pero acaso alguna vez a alguien le importo la manera en la que me retraía? Nadie estuvo ahí cuando la culpa comenzó a crecer en mí, porque fue más fácil lavarse las manos y dejarme ir.
Vivo arrodillada y callada porque ese es el legado con el que se respira. Y dude tanto de mí y de como realmente me sentía, ¿pero acaso alguna vez a alguien le importo el camino largo que tome? Nadie estuvo ahí cuando la depresión germino cada medianoche.
Así que tuve que enmarcar mi dolor para que lo tomaran en serio.
Fui tan miserable cuando aquella gente que decía ser cercana a mí esperaba ansiosa que superara la manera en la que mutilaron mi cuerpo... así como si nada. Las llamas que iniciaron y el corte que cruzaron eran cosas con las que no sabía si podría vivir.
Y estuve ahí tanto tiempo deseando que aquello no fuera verdad, porque ya no podía verme igual. Y ninguno de ellos, mucho menos él, necesito de meses y meses, para poder verse realmente en un espejo y decirse que hacer.
¿Realmente merecía eso?
Vivir asustada hasta el carajo.
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Hasta que el verano se acabe ©
Short Story«HASTA QUE EL VERANO SE ACABE» es una recopilación de escritos y reflexiones que he ido archivando desde que tengo memoria. Son todas aquellas tormentas y retorcidas noches de las que se disfrazan las letras y de las que pocas veces se habla. Las...