«TORMENTA»

9 3 0
                                    

Es fácil estar en la orilla del mar y tan solo dejarse llevar, así como también es fácil enredarse en los engaños de uno mismo, y yo lo aprendí mejor que nadie durante aquel invierno. Cualquier especie de idea o sentimiento que fuese equivocado, fue completamente ignorado durante tu largo tiempo de ausencia.

Pero debí haber sabido que eso no duraría por mucho tiempo, porque soy de las que creen en la calma antes de la tormenta y cuando menos se espera, llega. Y ahí estabas, atravesando aquella puerta de cristal tan terriblemente seguro de ti mismo, con esos ojos llenos de furia y un hambre voraz por comerte al mundo.

Entonces, ¿así es como se siente? Te miro de reojo esperando que nadie lo note, porque el vibrato de la banda sonora de aquel día, sin duda alguna, me hubiera delatado. Y estaba cada vez más desconcertada por la manera en la que me desarmabas, y casi todas las noches terminaban siempre igual después de estar a tu lado.

Pones tu mano tan cerca de la mía y sonríes de costado, como si me dijeras en silencio:

"Ahí estará, siempre y cuando no la toques."

Y sé que este ensueño es peligroso y nace esta constante sensación en la que parece no haber opción. Fue así como me di cuenta de que, indudablemente, tú eres como los barcos que se hunden de a poco y jamás podría olvidar cuando algo te dio el valor, por primera vez, de tocar mi mano.

Un accidente, pensé.

Pero un accidente no ocurre dos veces.

Hasta que el verano se acabe ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora