Libro 2: Capítulo 19. Eternidad

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71: Eternidad

71: Eternidad

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Kayla

No me enteré más nada sobre los padres de Jane. Por el resto de la noche y gran parte del día siguiente, me dio miedo preguntar cómo habían despertado, si estaban bien, o tan siquiera qué pensaban hacer con ellos una vez que lo hicieran.

Sabía que estaba huyendo de mi propia responsabilidad al respecto, pero también tenía a Aleksi repitiéndome que lo que sea que decidieran hacer no era asunto mío. Por eso, a riesgo de quedar como una insensible, no pregunté nada.

Tampoco volví a salir de mi cuarto, porque a pesar de que había arreglado las cosas con mi tío Sam, no me animaba a encontrarme cara a cara con Allen. Sentía que era muchísimo más fácil discutir con él y disculparme no iba a venir solo. Yo también tenía que señalarle las cosas que me hicieron reaccionar así.

Más bien, preferí pasar tiempo acurrucada con mi pareja, viendo películas. O nadando en la piscina desnudos, o probando bizcochos y cualquier otra comida por la cual él tuviera curiosidad. Logré reírme, a pesar de las circunstancias, con cada uno de sus gestos y de cómo aseguró que podía volverse fanático de los dinosaurios de pollo.

Para cuando llegó la noche otra vez, Vivi vino a visitarnos con Theo y Phill, como si mi habitación fuese nuestra casa y no solo eso, un cuarto. Los invitamos a pasar y mientras Aleksi sostenía a su hermanito y se daba la alegría de alimentarlo por primera vez, Phill me contó que tuvo la oportunidad de hablar mucho con mi abuela y enterarse de cosas del clan Dubois que hacía siglos no sabía.

—Hacía mucho que no vivíamos en comunidad —dijo él, con un suspiro y una media sonrisa, mientras Vivi se deleitaba viendo a sus hijos como si fuera la cosa más maravillosa del mundo—. Aunque, sin dudas, me hubiese gustado conocer a tu familia en mejores circunstancias.

En eso tenía razón y yo no se lo discutí. En ese momento, parecía que los White estábamos de todo, menos unidos. Según ellos, no habían visto a mis padres desde el día anterior. Tampoco se habían cruzado con Allen y solo captaron a Alice vigilando como un halcón a la distancia como Hunter jugaba con su hija en el jardín, tratando de empezar a adaptarla al horario nocturno. Ya no había cenas juntos, ya no teníamos mucho que compartir.

—Me siento culpable por eso —confesé, e hice que Aleksi y Vivi levantaran las cabezas y me miraran—. Todo esto, al final, tiene que ver conmigo. Con las cosas que hice.

Phillipe arrugó la frente y apretó los labios, pero fue Vibeke la que habló.

—No justifiques sus actos solo porque perdiste el control una vez —me dijo—. No he pasado más de setenta y dos horas aquí, y entendí perfectamente que ellos tienen aún mucho que disculparse y aprender. Quizás más de lo que tengas que aprender tú. Ellos no te respetan.

Me quedé dura por el tono de su voz. Había seriedad en su mirada y el peso de muchísimos siglos en sus palabras. No era fácil responder a eso, cuando sabía que esa mujer había vivido lo que era el irrespeto.

Hodeskalle [Libro 1 y 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora