One-shot /Escenarios Kimetsu no Yaiba ·En Edición·

⚫ Gyutaro ⚫

Perdí la cuenta de las veces que me pidieron una segunda parte, dios santo JAJAJAJA sinceramente no tenía planeada la segunda parte, pero pss, al público lo que pide.

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Ahí estaba él, quién años atrás te habría salvado de una vida indigna para cualquier persona en el distrito rojo, desde tu salida de ese lugar no volviste a saber de él hasta ese momento, por lo que nunca te enteraste sobre el asunto de los dueños de la casa donde vivías, poco te importaba realmente, la duda que te consumía en las noches era sobre aquél demonio que fue el que te dió la mano, era irónico el hecho que te dedicabas ahora a acabar con los de sus especie, y es que independientemente de lo que hayan hecho, eran lo que eran, mataban y comían personas y esas palabras las tenías bien grabadas.

Pero él era diferente, él la sacó de ahí, de una manera sangrienta, pero no había otra forma, y ahí estaba frente a tí, habías imaginado miles de veces ese momento, querías acercarte más pero no sabías cuál sería su reacción, tenía las mismas guadañas que usó en su último encuentro, y seguramente las mismas las usó para asesinar a otras personas, ¿Serías la siguiente?

Alistaste tu arco, manteniéndote atenta a sus movimientos, él solo te sonrió, su sonrisa daba cierto escalofrío, no sabías si pretendía mostrar sadismo o demostrar simpatía.
– Tanto tiempo _________-chan, entonces ahora estás con ellos, ¿No?– Se paseó a tu alrededor, observandote fijamente, iba notando los cambios que había en tí desde la última vez que se vieron.
– ¿Qué... Qué pasó cuando me fuí?– Empezaste por preguntar lo que más te intrigaba tras tu partida.
– Cuando te fuiste me encargué de los cuerpos de los dueños de la casa, y como nadie los encontró para seguir administrando el negocio, las Oiran tuvieron que cambiar de residencia, incluida Daki, siendo Warabihime es la más conocida en todo el distrito rojo.– Habló orgulloso de esto último, la belleza de su hermana era debidamente apreciada y gracias a eso, varios hombres la querían visitar en la noche, por lo que nunca faltaba comida.

Estabas atónita a la vez que muy confundida, sabías que el no siquiera intentar matarlo podría costarte el estar en la organización, pero él te cambió la vida. ¿Qué harías entonces?
No sólo a su causa estaban varias desapariciones de humanos, también la misma Daki secuestraba a otras Oiran, era algo innegable.

– A lo que veo estás confundida, he de decir que ya había sentido tu presencia desde que entraste, así que si me estás viendo en este momento es porque yo quise, ¿Entiendes?– Se fue acercando a tí lentamente.– Y hablo en serio cuando te digo que nadie debe saber esto, no me importa quién seas cómo para hacerte lo mismo que a los demás.– Un escalofrio recorrió tu espalda, asentiste, retrocedió un poco más.– Baja esa arma, me pones alerta y no queremos accidentes, ¿O sí?– Se refería a tu arco, dudaste al principio, pero poco a poco la bajaste.

– Bien, esto haremos.– Se acercaba más a las sombras.– Nada pasó aquí, no encontraste nada y todos felices, es lo que menos puedes hacer ¿No? Te salvé la vida, ahora tú salvas la mía, aunque eso entre comillas porque aún eres un rango muy inferior como para ser una amenaza para tí, te estoy haciendo otro favor al no atacarte directamente.

– .....yo...– Estuviste en shock tanto tiempo que no podías terminar de hablar correctamente.– Yo... Quería decirte algo por mucho tiempo desde aquel día...– Te acercaste más a su lugar, él sólo te escuchaba.– ...te agradezco que me hayas ayudado esa vez... Y quisiera preguntarte algo.– Esperaste a que te diera permiso para hacer dicha pregunta.