Obssesive. [EN EDICIÓN].「KᴏᴋᴜKᴀɪ」

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         Kokushibo, Kokushibo, Kokushibo Tsugikuni, siempre, desde muy pequeño se había llevado algo mal con sus padres, pero siempre en publico era una mascara lo que los tres se colocaban para verse como "Los buenos padres" y "El buen hijo" que siempre aparentaban ser.

Su madre se llamaba Nara, Nara Iwasaki, aunque se le conocía mucho mas por Nara Tsugikuni. Su padre se llamaba Daichi Tsugikuni, Kokushibo y Yoriichi eran muy parecidos a su padre, en fisico mas que todo. La relación tan mala entre Daichi, Nara y Kokushibo empezó desde que este tenía tan solo nueve años de edad, sus padres nunca pasaban tiempo con él o con su hermano y eso ambos lo entendía, a Kokushibo nunca el agradaron sus padres siempre se la pasaban peleando por estupideces sin sentido alguno y eso le molestaba, pero le molestaba mucho mas que quisieran pagar sus problemas con el, con su hermano o con los empleados del lugar. A los quince años, Kokushibo había conocido a una hermosa chica, de cabello rubio y ojos marrones, desde ahí ambos se hicieron buenos amigos, hablaban y demas, se podría decir que eran los mejores amigos, se decían sus secretos y todo aquello, tanta era la confianza que ambos se tenían que se pudieron revelar su mayor secreto, a aquella chica la cual se llamaba Maru no le gustaban los hombres, podrían ser amigos y demás, pero a ella solo le gustaban las mujeres y bueno a Kokushibo no le gustaban las mujeres, nunca le gustaron y jamás le gustaran, siempre sintio atraccion hacia los hombres.

Un dia como cualquiera ambos se entera que sus padres trabajaban juntos y que eran muy buenos amigos, distintas familias y para unir el trabajo y poder ganar muchisimo mas de lo que ya ganaban hicieron algo muy, pero muy astuto, según ellos y era comprometer a sus hijos mayores, el pobre Kokushibo y la pobre Maru deberían casarse por el bien de sus familias. Kokushibo y Maru no se quería comprometer, eran simples amigos y no se gustaban jamas lo harian.

Los adultos decidieron que sus hijos se casarían cuando cumplieran los veinte años de edad. Kokushibo y Maru peleaban constantemente con sus padres, y siempre era la misma pelea, "Nunca jamas me casare con Michikatsu/Maru", pero no llegaban a nada. Cuando el momento de ambos casarse se revelaron ante sus padres, diciéndoles que ellos ya eran unos adultos y que no podían obligarlos a nada, Kokushibo estuvo a punto de decirles a sus padres que a él le gustaban los hombres y Maru de decirles a sus padres que le gustaban las mujeres, pero nunca lo dijeron no después de que pasaran cinco años y pudieran decirles a sus padres lo que sentían y lo que querían. Los adultos no lo podían creer tardaron un año en asimilar todo, si peleaban y todo aquello, pero... Aceptarían lo que sus hijos quisieran. 

Aun con todo aquello Kokushibo seguía teniendo sus peleas con sus padres, cuando entro a todo lo de la mafia se fue de casa, Daichi y Nara sabían en lo que su hijo mayor estaba metido así que evitaban tener tantas peleas.

Actualmente Kokushibo sentía que todas aquellas entre sus padres fueron innecesarias, pero ya no podía hacer nada. Los padres de Kokushibo habían ido a visitarlo a su hogar, y Kaigaku pudo notar que esos tres no se llevaban para nada bien. 

Justo ahora Kokushibo se encontraba sentado en la silla de su oficina, eran alrededor de las once de la noche, estaba organizando papeles de la empresa cosas que sus padres le habían pedido y ese dia cuando se lo pidieron tuvieron una larga pelea. Dejó caer el bolígrafo y los papeles sobre el escritorio y se dejó caer sobre su silla pasando sus manos por su rostro, estaba estresado. Kaigaku estaba en la habitacion leyendo un libro, pero lo dejo de lado, quería saber cómo era que se encontraba Kokushibo ya que aun no regresaba a la habitación, se levantó y fue hacia donde Kokushibo, abrió la puerta entrando al lugar.

— ¿Sucede algo?. —Dijo Kokushibo aun con las manos en el rostro.

— No, solo... Venia a ver porque no regresabas a la habitación, pero veo que estás ocupado. —Dijo el menor acomodando un poco su ropa para acercarse al mayor y acunar el rostro de este entre sus manos— ¿Te encuentras bien?. —Pregunto preocupado.