—¡Besé a Heeseung!— Sunoo estaba sentado en la silla frente a su escritorio, su espalda pegada al respaldo y su cabeza echada hacia atrás, siendo visible para el video su largo cuello y su pecho vestido. —Es el mejor día de mi vida, por cierto, es febrero dieciocho, dos mil veintitrés.
Después de haber pronunciado, su cabeza regresó a su lugar y mostró ante la cámara sus mejillas sonrosadas y su deslumbrante sonrisa. A pesar de estar gesticulando cómo siempre lo haría, brillante y alegre, en su semblante era perceptible la ingesta de alcohol.
—Acabo... de regresar de una fiesta...— Sunoo contó, arrastrando sus palabras antes de tomar su teléfono y ponerlo demasiado cerca de sus ojos para ver la imagen en él. —Es la una de la mañana. Creo que tomé demasiados shots de vodka, no puedo recordar nada más que no sean los labios de Heeseung sobre los míos.
Al hacer eso sus propias palabras en sus oídos, Sunoo chilló de felicidad, dando cortos saltitos en su lugar.
—Afortunadamente, Sunghoon no... estaba en la fiesta, ni siquiera apareció ayer en la escuela... Por lo que me contaron, se resfrió. Tal vez fue el universo conspirando a mi favor para que pudiera tener mi momento con Heeseung — hizo una pausa, probablemente buscando algún recuerdo entre sus lagunas mentales —. Aunque Heeseung se marchó inmediatamente después, ¿crees que se haya sentido avergonzado por ser yo quien lo besó? Quizás...
Sunoo se alzó de hombros con risas brotando de sus labios. El volumen de estas fue creciendo hasta que no solo eran risas suaves, sino carcajadas casi estruendosas. El alcohol era cada vez más notable en su organismo.
—Sus labios eran muy suaves, sabían un poco a soda de naranja, pero eso solo los hizo más deliciosos. — Sunoo se rio entre palabras. —No puedo esperar a tener más de él.
.
—¿Puedo ver a Sunghoon? Traje un poco de sopa de pollo. — Sunghoon soltó una risa desde su lugar en la cama de su habitación. No podía creer que Heeseung estuviera en la puerta de su casa a tan altas horas de la noche, seguramente había ingerido alcohol aun cuando le dijo explícitamente que no lo haría.
Sus pensamientos se vieron interrumpidos cuando escuchó el eco de los pies de Heeseung resonar al subir sus escaleras alfombradas, luego, con el suave toque en su puerta de madera, Sunghoon se acomodó de manera en que se viera más vulnerable antes de murmurar un "adelante".
Cuando Heeseung giró el pomo de la puerta y entró a la habitación, la mirada ansiosa del menor se suavizó al ver que el peligris sostenía una bolsa de plástico en su mano y en la otra tres lilas blancas sin que ningún papel las recubriera. Lentamente se incorporó en su lugar mientras Heeseung se acercaba rápidamente a él.
—¿Qué haces a...
—Sunghoon, perdóname.
Heeseung cortó sus palabras para pronunciar aquello. Sorprendido era quedarse corto a lo que Sunghoon sintió cuando vio que el mayor ya estaba de rodillas a un costado de la cama. Sus ojos ligeramente rojizos por su resfriado se conectaron con los orbes de Heeseung que estaban ya empañados por las lágrimas.
—Yo... Sunoo me besó durante la fiesta. Sólo estábamos hablando y luego él se lanzó hacia mí... Por Dios, te juró que lo alejé tan rápido como pude y también le dejé en claro lo mucho que te amaba y que jamás te dejaría por alguien como él... —Heeseung hizo una pausa para que un sollozo que se había acumulado en su garganta dejara de obstaculizar su habla. —No debí escucharte cuando me dijiste que podía ir a la fiesta, debí quedarme para cuidarte. Solo de esa manera habría evitado que sucediera...
—Heeseung, amor, levántate — Sunghoon exigió con voz suave, sin querer que Heeseung interpretara sus palabras antes de tiempo. Un suspiró brotó de sus labios cuando el de piel canela se rehusaba a dejar su posición en la alfombra. El menor a regañadientes salió de sus mantas para ayudar a que Heeseung se sentara junto a él en la orilla de la cama —. Sé lo que pasó.
—¿Lo sabes? — Heeseung abrió más sus ojos ya grandes, su boca se abría y cerraba con miedo. —¿Quie...
—Fue Jaeyun, el mejor amigo de Sunoo — Sunghoon aclaró, su mano se entrelazó con la del mayor. Recuerda haber estado viendo una película con su madre en la sala de estar cuando una notificación lo distrajo de la imagen que se reproducía en el televisor. Era un mensaje de un número desconocido, lo que rápidamente atrajo su atención. Al abrirlo un nudo comenzaba a formarse en su garganta, pero poco a poco se fue tranquilizando cuando más mensajes explicando la situación fueron llegando de parte de Jaeyun. El dolor en su corazón se deshizo tan rápido como se formó. Jaeyun fue tan considerado con enviarle un mensaje a pesar de que estaba incriminando a su propio mejor amigo —. Me avisó tan pronto como pasó y también me envió un audio de todo lo que le dijiste a Sunoo... Creo que fuiste un poco brusco.
—¿No estás enojado? — Heeseung preguntó al instante después de que el pelinegro terminó de decir. La ansiedad se estaba apoderando de su cuerpo.
—¿Por qué lo estaría? Él fue quien te besó, no al revés. — El menor recostó su cabeza en el hombro del mayor. Su sonrisa se expandió con amor al recordar lo que novio había hecho frente a todas las personas de la fiesta. —Además, le dejaste en claro a todo el mundo que me amabas más que a nadie. ¿No es eso una prueba suficiente para no incriminarte?
—Pero yo... —Heeseung removió sus manos en su regazo, como si buscara explicarse. Sunghoon negó con su cabeza y tomó entre sus palmas el rostro del mayor para que pudieran mirarse a los ojos. Los luceros cristalizados de Heeseung aun eran visibles, pero la tristeza en él ya no era palpable.
—Sólo no quisiera verte junto a él a menos que sea necesario, ¿bien? — Sunghoon pidió amablemente, a lo que Heeseung asintió repetidas veces antes de unir sus cuerpos en un abrazo. Al menor le hubiese justado reforzar su amor con un beso romántico, pero debido a su estado de salud debía de conformarse con esa muestra de amor.
Además de los mensajes de Jaeyun informándole la situación de la fiesta, también le contó sobre lo que Sunoo había estado pensando. No culpaba a Sunoo por enamorarse de Heeseung, pero sí podía culparlo por querer hacer algo al respecto con sus sentimientos cuando el mayor ya tenía novio y era él. Todas las clases que compartió con Sunoo siempre creyó que el de mejillas regordetas era tan adorable que no mataría ni una mosca, pero había estado tan equivocado. Todas las veces que le pedía ayuda a Heeseung solo eran una farsa para pasar tiempo con él. No quería que Sunoo estuviera cerca de Heeseung ahora que conocía sus verdaderas intenciones.
Después de unos segundos se separaron, solo sus manos quedando unidas.
—Por cierto. — Sunghoon miró hacia donde Heeseung había estado arrodillado. Sus cejas se fruncieron cuando observó las flores desordenadas en su alfombra. —¿Dónde compraste las flores? Son las once de la noche
—Bueno, ya que todas las floristerías están cerradas en este momento tuve que recurrir a otros medios. — Heeseung sonrió orgulloso, aunque sus mejillas se pintaron de un suave color rosa. Sunghoon sabía a donde se dirigía su conversación, por lo que su rostro se volvió inexpresivo, casi reprendiendo al otro.
—Dime que no...
—¡Exacto! Las tomé prestadas del jardín de una casa
—¿Vas a devolverlas? — Sunghoon inquirió, una de sus cejas alzándose con burla.
—Bueno, no... ¡Eso no importa!
De inmediato, el pelinegro volvió a abrazar a Heeseung más fuerte que la vez anterior, su mejilla se aplastaba en el hueso de su hombro. El cuerpo del mayor se tensó, pero segundos después ya tenía sus extremidades superiores rodeando la anatomía del otro con la misma presión.
—Gracias por contarme, Heeseung — Sunghoon murmuró, aunque su voz se podía escuchar más baja y con un toque ronco.
Estaba siendo sincero. Amaba a Heeseung más que a nadie y confiaban el uno en el otro completamente. Sería irracional si alguno de los dos se enredara con otra persona después de todo lo que habían pasado juntos; antes de revelarse a sus padres habían tomado trabajos de medio tiempo para solventar gastos en caso de que decidieran echarlos de casa, habían buscado opciones de departamentos baratos que pudieran costear y también habían considerado opciones que atentaban contra su propia integridad. Se amaban de verdad y si ese tipo de dificultades no los habían separado, una persona no lo haría.
Mucho menos Sunoo.
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𖥔 ִ ۫ ˑ you might love him ! heehoon ִˑ
De Todoh̶e̶e̶h̶o̶o̶n̶ | Sunghoon era el perfecto estereotipo de que las personas lindas eran tontas. Sus bromas eran aburridas, su risa era extraña y su personalidad lo era aún más. Sunoo, en cambio, se consideraba una persona linda, aunque totalmente dif...