SUBASTADA DE NUEVO...

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— Miren lo que cayó en mi trampa — dijo cuando llegó hasta la red que me tenía presa, arrugué la nariz, ese engendro olía increíblemente mal, no solo olía a podrido como la mayoría de los que habitaban ese mundo, era como si se bañara en aguas residuales; cubrí mi nariz para no respirar ese asqueroso tufo por más inútil que fuera ese acto.

—¿Qué debería hacer contigo niña? Eres muy pequeña, no creo que pueda transformarte en un gorro aunque use tus entrañas — se lamentó.

No pude responder, si lo hacía me moría por falta de aire, además aún me sentía demasiado ansiosa, lo anterior me tenía en shock.

— Veo que eres callada, es perfecto, no tendré que soportar lloriqueos estúpidos de tu parte — dijo y cortó la cuerda que me mantenía colgada, me atrapó y me dejó en el suelo mientras se iba a buscar algo. Durante los pocos segundos tome la aguja que estaba a unos centímetros de distancia, el monstruo me puso en un trineo, ató la red a la madera y me arrastró por el suelo, creo que no tenía ganas de cargar.

Mientras él me llevaba yo me esforzaba por romper la cuerda de la red sin ningún progreso, si bien el material era viejo era resistente, y yo comencé a perder mi fuerza.

Entonces se me ocurrió una idea, era algo muy arriesgado pero ... se me vino a la cabeza una solución, contarme las venas de la mano izquierda, no sería mucho, solo lo suficiente para dejar un pequeño rastro el cuál pudiera seguir si lograba escapar del poste de mariposas, con ayuda de la aguja lleve a cabo mi ocurrencia, tal vez cuando se me diera la oportunidad de huir sería de noche por con suerte a algunos insectos les llamará la atención el aroma dei sangre e intentarían comer lo que sea que emanase ese aroma y los seguiría.

Después de unas horas llegamos a una cabaña en muy mal estado, la madera de la base se estaba pudriendo por la humedad, no sería de extrañar que se derrumbará en cualquier momento, entramos y el hombre me lanzó a la mesa de su comedor.

Me quejé de dolor en respuesta al impacto.
— Ja, ja, ja ja — rió una voz similar a la de un payaso pero a la vez de ultratumba.
— ¿No me vas a saludar? Adefesio del bosque — reclamó "amistosamente" la voz.

—¿Qué haces en mi casa Raúl?— cuestionó mi captor molesto al escuchar al intruso — Sal de la oscuridad ¿Quieres?—

— Que aburrido eres — dijo

Era alguien a quien yo ya conocía, en cuanto lo vi el alma se me cayó a los pies... ¡Era el jefe!

" ¡MALDITA SEA!¿ES QUE NO SE PUEDE ESCAPAR DE ESTE TIPO?"
pensé frustrada.

De pronto el muerto viviente reparo en mí.

— Hola Alayah, que gusto verte de nuevo — dijo posando su mano en mi cuello.
— ¿Sabes? ... Sigo muy molesto contigo mocosa — entonces comenzó a ahórcarme , usaba tanta fuerza que sentí que perdería la vida en ese precio momento por la falta de aire, me esforcé en respirar, intentando aferrarme a esa miserable vida que tenía, me levanto del suelo, poco a poco estaba perdiendo el conocimiento, necesitaba respirar; entonces me dejó caer al piso de forma abrupta.

— Aún no cariño, todavía te necesito viva — dijo Raúl.

— Hey, esa niña es mía, tenía planeado despellejarla después de comer — dijo mi captor, yo ya no sabía si iba a  salir viva de ahí.

— No te van a dar ni cinco monedas — dijo Raúl.

—¿Ofreces más?— cuestionó el tipo de las mariposas curioso.

— ¿Qué te parece siete mil por la mocosa?— ofreció el comodín iniciando una subasta.

— Nueve —

— ¿Ocho?—

— Nah, no me convence —

— Diez ...—

—¿Qué tal trece?—

La avaricia del nido de mariposas no paraba y el jefe intentaba persuadirlo.

— Dieciocho — dijeron al mismo tiempo, dando fin al negocio, estrecharon las manos y Raúl me cargó.

La tontería de cortarme las venas me estaba pasando factura, compensaba a sentir frío, me mareaba con cualquier movimiento, cosa que el monstruo de mariposas notó.

— Espera rey de las risas, esa niña está sangrando, si lo que quieres es dársela a la Reina para pagar tu deuda será mejor que hagas algo —

Raúl me reviso ambos brazos encontrando la herida en la base de mi palma.

—¿Este rasguño?— se burló luego de eso se cortó a si mismo, me obligó a abrir la boca para dejar que su putrefacta sangre corriera por mi garganta, el sabor de la sangre de por si es muy malo por tener ese toque asqueroso a metal, pero la que tube que probar en ese momento era aún peor, me estaba ahogando, mi cuerpo instintivamente rechazaba el líquido pero no podía evitar tragarlo; luego de un rato Raúl mordió mi rajada y cuando separó sus dientes de mi piel la herida había desaparecido.
Miré atónita la escena, era como si la sangre hubiese actuado como medicina o algo así...

— Listo ya no tienes nada, por cierto Alyhi no vuelvas a hacer una estupidez así, no es como que de ahora en adelante te puedas regenerar más rápido y aún te necesito ilesa. ¿Oíste? —

Asentí con la cabeza y él procedió a arrastrarme por el suelo.

— Nos vemos — se despidió el poste de mariposas amantes de su tufo.

— Ajá — contestó Raúl.

Raúl me arrastró por el bosque durante horas sin decir una sola palabra, el trayecto fue largo, una sensación de cansancio me invadió,  un poco de hambre me hizo compañía al caer la noche, mire la hipnotizante luna intentando escapar de la deprimente situación en la que estaba y me deje caer en el alivio que trae la inconsciencia de dormir.

Desde abajoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora