La flor de cerezo puede simbolizar la inocencia, la sencillez, la belleza de la naturaleza y el renacimiento que trae la primavera.
Esta flor, y su breve florecimiento, tiene un significado simbólico para los budistas. Se asocia con la temporalidad y el carácter pasajero de la belleza y la vida, pero también con el ciclo de transformación de la misma, por lo que también se asocia al renacer.
—¿Cómo es que nunca nos habías contando esta historia? — Dice Mara recolocándose un poco bajo el peso de Emma, pues han vuelto a sentarse en la cama cuando Min-ho ha comenzado su relato y ella de nuevo la ha usado de respaldo.
—¿Significa eso que el tío buenorro que nos ha dado las llaves fue con quien te diste tu primer beso? —Pregunta Amelia entusiasmada ante la idea.
––Así que, ¿admites que está bueno? —replica Emma, divertida y arqueando las cejas repetidamente.
—Que prefiera el físico de Diego no significa que no tenga ojos en la cara. — Responde Amelia como si fuera de lo más obvio.
Min-ho, que hace un rato que ha dejado de llorar y ahora permanece en silencio, aún perdido en sus pensamientos, se mantiene al margen de los comentarios de sus amigas.
—Espera, has dicho que fue el primer chico que te besó, pero no has dicho cuándo ni cómo. — Inquiere Mara.
—¡Cierto! ¡Nos falta información! ¡Desembucha! — le apremia Emma señalándole con el dedo.
Esto último sí hace reaccionar a Min-ho, pues sabe de sobra que aún no ha contado esa parte. Lleva tantos años con esos recuerdos tan bien guardados, que se le hace extraño verbalizarlos, porque nunca se los había contado a nadie.
—Os lo digo si me prometéis que no vais a gritar como unas adolescentes en celo. Y, por supuesto, que no le vais a decir nada de esto a Assane.
—Ese capullo, por mucho que vuestra historia pasada sea bonita, te ha hecho llorar hace unos minutos, — dice Mara cual madre protectora, — claro que no le voy a decir nada. Aunque no prometo no partirle la cara si vuelves a soltar una lágrima por él. — Amelia y Emma asienten sumándose a sus palabras.
Aunque Mara lo dice completamente en serio, Min-ho sonríe. Porque no importa como haya sido su vida antes, cuando aún vivía en Corea. Ya que todo lo que le ha pasado le ha llevado a conocerlas a ellas, sus amigas. Las personas más importantes de su vida, esas que darían todo por su bienestar y que le llenan el corazón. Min-ho respira hondo antes de proseguir.
—Assane me besó el último día que nos vimos. — Esas palabras, como si de un cuento para niños se tratase, provocan que sus amigas ensanchen los ojos de curiosidad y las tres clavan sus miradas en él. — Estuvo en Seúl sólo tres meses. Durante ese tiempo, siempre me acompañó. Mañana y tarde, nunca fallaba. Yo empecé a ponerme las pilas con el inglés y él con el coreano. Cada día que pasaba nos entendíamos un poco mejor. Nunca logramos tener conversaciones muy profundas por culpa del idioma, pero era tan adorable ver cómo se esforzaba por hacerse entender y me encantaba tanto verle cada día, que esos tres meses se evaporaron demasiado rápido. No fui consciente de que ya había terminado todo hasta el día en que me dijo que se marcharía. Fue muy repentino. Quiero decir, ya sabía que sólo estaría tres meses, pero no hablábamos mucho de eso. Así que cuando me dijo que al día siguiente era la última vez que nos veríamos, casi rompo a llorar delante de él.
—Ay, es que encima tú eres un llorón. — Suspira Emma, dándole unas palmaditas en la cabeza a Min-ho. — Pobrecito mío.
Mara le aparta la mano con brusquedad mientras la asesina con la mirada, pero Emma se encoge de hombros. Amelia le insta a seguir.
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EL JARDÍN QUE DIBUJAMOS
RomanceEsta novela se escribió en directo en el canal de Twitch "Entre tulipanes" cada martes desde el 30 de agosto de 2022. Muy pronto estará disponible en Amazon.