Hasley está acostada en la cama de su cuarto, apenas se puede mover. Intenta levantarse pero es todo en vano, el dolor que tiene en su espalda le impide si quiera respirar con normalidad. La puerta es abierta abruptamente. Max entra sin tocar dirigiéndose a su lado.
—Tienes mucha suerte Potwór, halla abajo hay un infierno de cuerpos sin vida —le dice mirándola fríamente y continúa colocando las manos en su cadera— pero no todas tienen la misma suerte que tú, Camíl se encuentra allí por querer sacarte del Averno.
Esta vez mira directamente a los ojos a Hasley.
—Ella está muerta, su cabeza está separada de su cuerpo, tirada con el resto de los cadáveres, esto es TU culpa Hasley, sino le hubieras enseñado a ser rebelde ella no estaría muerta.
Se ríe y se retira del cuarto dejándola con un llanto incontrolable.
—¡No Camíl, tú, no por favor!
Repetía esto una y otra vez sin poder detener el dolor que sentía en su pecho, Camíl era la única que la había tratado como un ser humano, la quería como una hermana. Solo recordar su sonrisa, lo que siempre le decía para animarla: «Siempre debes perdonar, pero jamás, jamás olvides a los que te hicieron daño, ellos deben de pagar.» Esas palabras martillaban su corazón como si de un castigo se tratara.
—Ahora entiendo, lo que quisiste decir. No te preocupes yo misma Mataré a todos los que me hicieron daño. —Escupe con mucho odio.
Tratando de no culparse por la muerte de Camíl y jurando una venganza sangrienta pasa los días sanando poco a poco sus heridas. Uno de los guardias entra en su habitación sin tocar, se coloca frente a ella la toma por uno de sus brazos y obligándola a ponerse en pie la saca de su cama.
—Me dieron la orden de avisarte que hoy debes actuar. ¡Más te vale que lo impresiones! —La suelta y sale del cuarto.
Ella sin poder resistirse se prepara para la noche, dirigiéndose a la Sala VIP se coloca detrás de las telas que ocultan su cuerpo. Vestida con un conjunto de ligeros, mallas en las piernas, un traje de conejita de color negro. Es la primera vez que se maquilla con sobras negras y labial del mismo color. Suena el interruptor, comienza a caminar sensualmente con decisión. En esta ocasión no tapó sus ojos porque ya no es necesario. Empieza a bailar sin acercarse al tubo, camina, baja las escaleras, se la juega pensando que el Ruso está donde siempre. En efecto, él está sentado en el mismo lugar de siempre con su impecable traje negro de marca luciendo una gran sonrisa divertida en su rostro. No se esperaba que ella bajara del escenario por si sola y se esté acercando a donde se encuentra por libre voluntad. Ella se le acerca y le baila seximente moviendo sus caderas. Recorre su cuerpo con sus manos. Saca el látigo que tiene enganchado en su cadera tomándolo en sus manos y se gira en su dirección.
—¿Qué quieres hacer esta noche? —Recorriendo el látigo con sus manos de manera provocativa.
Está pregunta lo toma por sorpresa, su carcajada suenan en toda la sala y se levanta rodeándola con sus brazos. Sube una de sus manos lentamente hasta situarla en la parte trasera de su nuca, levemente la aprieta trayéndola cerca de su boca.
—Hasley, nunca me preguntes qué quiero, porque lo único que deseo ahora mismo es tirante en ese escenario, arrancarte ese pequeñito traje de conejita que tienes y follarte de todas las maneras que se me plazca. —Apretándola con su otra mano en la cadera termina lo que estaba diciendo—. Así que no tientes TU suerte Diabla; no me considero un hombre que controle sus impulsos. —Se aparta de ella dejándola pasmada y quieta en su lugar.
En unos segundos se recompone y se sienta en el asiento junto al suyo.
—¿Por qué quieres invertir en este prostíbulo? —pregunta juntando sus piernas.
—¿Te digo un pequeño secreto? —Dirige su mano al hombro de ella y lo masajea brevemente—. No invertiré ni un solo centavo en él.
Cuando dice esto la cara de ella cambia totalmente, de una relajada a una molesta.
—¿Entonces para qué hiciste que fueran tres show? ¿Para nada? —Furiosa se levanta del asiento donde estaba al escucharlo reír—. ¿Acaso crees que esto es un chiste para mí? ¿Me estás jodiendo Maldito Ruso?
En ese momento él se levanta del asiento y la toma del cuello haciendo una breve presión.
—¡Esa boca!, me calienta que digas groserías, pero no tolero que me hablen en ese tono y no, no voy a invertir en el burdel. —Con su otra mano la dirige hacia ella y acaricia su cabello—. Porque no me interesa lo más mínimo, lo que le pase a éste.
Ella no espera más, se deshace de su agarre, sale de la sala, sin pensar donde se dirige, cuando de la nada se cocha con algo y cae al suelo. Era un hombre de estatura baja rechoncho, topando los sesenta años de edad, vestido con un traje que le quedaba muy ajustado para su cuerpo. Este se agacha sonriendo para decirle maniáticamente:
—Una rata se escapó de su jaula, nada menos que Potwór.
Se acerca, la toma de las piernas fuertemente arrastrándola hasta quedar debajo de él, ella intenta forcejear pero le dobla la fuerza y no es capaz de separase. La besa en el cuello, después desciende a sus pechos que están cubiertos por parte de su mini traje de coneja. De la nada está le inserta una patada en su entrepierna y sale corriendo a tropezones como puede en dirección contraria, tomando el camino por donde vino. El viejo hombre molesto le grita antes de perderla de vista:
—¡Tú serás mía! Te comprare y verás cómo tendrás que complacerme. ¡Maldita Zorra!
Hasley corre como puede, ya que se conocía todo ese lugar, el piso 3 era solo para clientes importantes, por esto ella tuvo que aprender a no depender de nadie. Se encierra en su pequeño cuarto y llorando con mucho miedo de lo que le podía suceder se queda dormida. Minutos después escucho el rechinar de la puerta haciendo que se despertara, unos guardias entraron y tomaron a Hasley obligándola a meterse en una caja grande, roja con una gran etiqueta que tenía escrito: “Gracias por la compra”.
Los gritos de ella no son lo único que se escucha en esa habitación, Max entro a esta dirigiéndose hasta donde se encontraba, la miró y le dijo:
—Espero que te guste tu nuevo dueño, porque pagó una gran suma por ti. —En su cara estaba reflejada una gran sonrisa de victoria.
Se acerca más, la agarra y le pone un sedante.
—Aseguren bien el material, que no se estropee. No quiero que pidan un reembolso.
—Mira fijamente a los guardias y toca la caja ya sellada.
—Adiós, Potwór. ¡Rápido! ¡Saquen la caja que tiene que hacer un largo viaje en avión!
Hola, si, se que me tarde un montón en actualizar, pero lo lamento, en serio. Les traje un capitulo nuevooo y el viernes se subirá otro más.❣️🙏
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Las réplicas del amor
Losowe-¿Qué quieres de mí Caésar? -pregunto sin preámbulos. -Todo. -Siento como me toma de la cintura fuertemente y me acerca con rapidez a él-. Quiero todo de ti o ¿es acaso que no te das cuenta? -Siento su respiración en mi cuello que sube lentamente ha...