CUANDO EL RELOJ SE DETIENE

14 1 2
                                    

Hay algo que no está bien a mí alrededor, a veces todos se empiezan a mover en cámara lenta. Y es entonces en donde puedo verlo, puedo ver algo que no pertenece aquí, un monstruo. Es aterrador y no me deja en paz, es desesperante verlo porque sabes que está frente a ti y no puedes defenderte. Ya he intentado mucho, he seguido muchos consejos, pero no me deja en paz. Nadie me cree, saben que algo sucede pero piensan que estoy mintiendo cuando se los cuento. Han pasado solo 20 horas desde la última vez que lo vi, fue en el colegio.

El tic-tac del reloj es su despertador. Estaba en el rincón del salón, todos convivían y la pasaban muy bien; ser sociable no era lo mío y en muchas ocasiones me hubiera encantado encajar con ellos, pero siempre se alejaban de mí. Cerré mis ojos unos segundos y al abrirlos ya no había nadie, fue extraño, una sensación de calor estremeció mi estómago. Me levanté de mi asiento, y las blancas paredes se oscurecían. Escuchaba las voces de mis compañeros hablar, pero no podía verlos. A medida que el cuarto seguía oscureciéndose, el volumen de sus voces disminuía. Un par de segundos trascurrieron y ya no escuchaba nada, y tampoco podía ver nada por aquella oscuridad que cubría las paredes del salón. Estaba solo, y en silencio. Cerré los ojos porque creí que al abrirlos todo estaría mejor, pero en ese instante alguien murmuró detrás de mí. Aquel murmuro fue inentendible para mí. Abrí los ojos y todo era normal. Sequé un poco de lágrimas que se habían deslizado por mi mejilla y recargué mi cabeza sobre la pared para tratar de calmarme un poco.

Esa fue la última vez que lo había visto, sé que todo empezó cuando mi bisabuela me heredó un reloj. Es un reloj de mano, yo lo veo muy normal, pero ya intenté deshacerme de él y regresa a mí. He visto demasiadas películas de terror como para no saber que muy probablemente se trata de alguna especie de maldición. Por eso, voy camino a visitar a mi familia y el origen de este reloj.

El reloj le pertenecía a mi abuela, ella falleció hace menos de un mes. Ella deseaba que sus pertenencias siguieran pasando de generación en generación, no estaba seguro de si todo lo que veía y sentía tras tener en mi posesión aquel reloj, también venia incluida en esa herencia. La casa a donde llegué era grande, parecía una típica casa embrujada. Decidí ir a buscar a mi abuelo, mi tía estaba a su cuidado tras lo sucedido y con una preocupación evidente mencionó que no solía salir mucho de su habitación.

Me encontraba parado frente a la puerta, intentando decidir si sería buena idea entrar. Una vez más el tic-tac despertador de la oscuridad logré escuchar. Me asusté porque sabía lo que eso significaba, pero para mí sorpresa no parecía suceder nada extraño. Caminé unos pasos hacia el pasillo de la casa en busca de algo extraño, entonces tuve el presentimiento de que alguien se encontraba detrás de mí... Al voltear no había nadie, pero la puerta de la habitación de mi abuelo estaba abierta un poco. Me dirigí hacia ella lentamente, tenía un extraño nerviosismo, aquel que llega cuando tienes la sensación de que las circunstancias están dadas para que algo malo suceda. Estaba a punto de tomar la manija, cuando alguien tocó mi espalda y mi corazón se aceleró a la misma velocidad a la que giré para ver quien había sido. Como era de esperarse no había nadie. Bruscamente la puerta se cerró y empecé a escuchar unos desgarradores gritos de auxilio detrás de ella. Aquella voz áspera en llamo de auxilio era la de mi abuelo, y sus gritos de dolor me llegaron a lo más profundo del corazón; intentaba abrir la puerta pero era inútil. Empecé a golpearla para intentar abrirla, mientras los lamentos y gritos se encontraban en el fondo de mí accionar, la frustración de no poder abrir aquella puerta era más que evidente.

Mi tía me tomó del brazo y con sorpresa me preguntó qué estaba haciendo. Al entrar otra vez en el mundo real noté que no había gritos, noté que había sido otra vez aquel monstruo atormentándome. Ella trató de calmarme y me dijo que todo estaría bien; como si ella supiera que algo estaba pasando. Decidí irme de aquella casa, no encontré alguna respuesta ahí. Me encontraba desorientado, y ahora más preocupado que nunca; cuando el monstruo me tocó la espalda me dejó un pequeño rasguño en ella, y eso solo significaba que podía hacerme daño también en el mundo real.

CUANDO EL RELOJ SE DETIENEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora