◆яєνєℓα¢ιÓη◆

278 25 367
                                    

Parte 2 y final.

Al día siguiente.

Frunce el ceño al sentir la luz del sol en sus ojitos. Lentamente los abre, frotandolos con su manita, para acostumbrarse a la luz. Bosteza y se estira sobre la cama. Gira su vista para ver a su hermano, quien sigue profundamente dormido.

Piensa dos veces en despertarlo, pero decide mejor no hacerlo, ya que prefiere dejarlo descansar. La noche anterior, vio que se quedó hablando con Dereck hasta muy tarde, así que dejará que se duerma un rato más.

Se deshace de las cobijas y sale de la habitación, batalla un poco para abrir la puerta, ya que no alcanza la perilla, pero finalmente sale. Camina hacia la habitación de a lado y la abre, pero se encuentra con la sorpresa de que no están sus padres, ni Joaquín ni Emilio.

Frunce el ceño al no ver a ninguno. Sus nervios comienzan a hacerse presentes, pero decide calmarse y buscarlos en la cocina o en la sala. Sale de la habitación y camina escaleras abajo, buscando con la mirada si encuentra a alguien.
Pasa por toda la sala y sigue sin encontrar a nadie, así hasta llegar a la cocina en donde se encuentra con Pedro.

Pedro se había levantado más temprano para preparar el desayuno, tal y como se lo pidió Octavio, quien fue a visitar a un vecino. Está tan concentrado en lo que hace, que no se percata del pequeño que entra a la habitación con lágrimas en sus ojos.

—Pe... dro— levanta la vista al escuchar su nombre y la vocecita temblorosa.

—Oh, ¿qué pasa, pequeño?— se acerca al menor y se arrodilla para quedar a su altura.

—Mi... Mis papás— solloza tallando sus ojitos en un intento fallido de retirar las lágrimas —no... No esta-an.

—¿Cómo que no están, pequeño?— pregunta un poco preocupado. No recuerda que los adultos se habían ido a una cita.

—No... no están en su habitación— solloza abrazando a Pedro.

Pedro corresponde el abrazo pensando en donde podrían estar los dos adultos, rogando porqué no tardarán en llegar y que estuvieran sanos y salvos.

Mientras tanto

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Mientras tanto.

El castaño se remueve sobre el colchón, aun sin abrir los ojos, se acurruca sobre el pecho de su novio, quien a penas va abriendo los ojos. No había dormido bien por ir a conseguir una sorpresa para Joaquín, como agradecimiento por haberle obsequiado su primer ramo de flores.

Joaquín frunce el ceño y jala a Emilio hacia él, cuando siente como este último intenta levantarse.

—Tenemos que levantarnos, cariño— menciona Emilio besando repetidas veces la frente del castaño.

—Quedemonos aquí otro rato más, ¿si?— pide el menor con un puchero en sus labios.

—Nada me gustaría más, pero recuerda que tenemos que ir a ver cómo están nuestros hijos— da un toquecito a la nariz de Joaquín.

◆FAMILIA AL INSTANTE◆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora