06 "Mar en Calma"

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Después de recorrer el centro, regresé a casa con la mente llena de pensamientos

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Después de recorrer el centro, regresé a casa con la mente llena de pensamientos. Aquel lugar tenía un aire particular... como si bajo la calma aparente se escondiera algo más profundo. Subí a mi habitación para darme una ducha. El agua caliente me ayudó a soltar la tensión del día. Me vestí con ropa cómoda, bajé a la cocina y me puse a preparar la cena con calma. El aroma de las especias llenó el aire y sentí una extraña paz al estar allí.

Un tiempo después, escuché el sonido de la puerta abrirse. Fedor había llegado.

—Hola, pequeña —saludó mientras se acercaba para darme un beso en la frente—. ¿Cómo te fue?

—Bien. Tal vez tenías razón... esta ciudad parece interesante —respondí con una leve sonrisa, sin mirarlo directamente mientras revolvía la olla.

—¿En serio? —preguntó, alzando una ceja, claramente sorprendido.

—Sí. Hay personas que valen la pena. Ya sabes, peces —dije con una sonrisa ambigua.

—¿Peces? —repitió, curioso—. Eso suena sospechoso. ¿Qué tipo de peces?

—Ya te contaré. Primero, vamos a cenar —dije mientras colocaba los platos sobre la mesa.

—Vale, tengo un hambre feroz —rió, frotándose las manos como si fuera a devorar un banquete.

Nos sentamos a la mesa. El ambiente era cálido, familiar. Mientras comíamos, Fedor retomó el tema.

—Y bien... ¿quiénes son esos peces que mencionaste?

—Bueno, peces, peces no son… pero podrían serlo. Conocí a un abogado. Tiene potencial. No sé... hay algo en él —comenté, bajando un poco la voz, más para mí que para él.

—¿Un abogado, eh? Interesante. Pero Amber, recuerda lo que siempre te he dicho: no confíes tan fácilmente. La gente puede parecer de una forma… y ser otra muy distinta.

—Lo sé, padre. Créeme, lo tengo claro. Pero Raúl… no sé, se ve como alguien que podría ser útil, quizás incluso confiable. Solo te sugiero que lo consideres —dije, mirándolo con seriedad.

Fedor se quedó en silencio por un momento, pensativo. Luego alzó la mirada.

—Ya veremos, Amber. Por ahora, solo estamos tú y yo. Esto apenas comienza.

—Vale, vale… —respondí sonriendo—. Ya te darás cuenta.

Terminamos de cenar entre pequeñas conversaciones, y después, cada uno se retiró a su habitación. Dormí con la mente tranquila.

.............

La luz de la mañana se filtraba a través de las cortinas. Me levanté y fui directo a la ducha. El agua fría me despertó del todo. Me vestí con ropa ligera y bajé a la sala. Fedor estaba en la cocina, preparando el desayuno.

—Buenos días, padre.

—Buenos días, Amber —respondió sin voltear, concentrado en voltear algo en la sartén—. Toma asiento, ya casi está listo.

Me senté y en pocos minutos teníamos el desayuno servido. Comimos en silencio al principio, hasta que Fedor rompió el hielo.

—Hoy tengo el día libre. Pensaba… como ayer no pude acompañarte, podríamos ir a la playa. ¿Qué opinas?

Lo miré sorprendida, con una sonrisa inmediata.

—¿En serio? Me encantaría. Nunca he estado en el mar. ¡Suena perfecto!

—Entonces será un día especial —dijo, guiñándome un ojo—. Así que ve preparando tus cosas, te espero en el coche.

Fui a mi habitación y metí en una mochila un par de cosas esenciales. Al bajar, Fedor ya estaba esperándome afuera. Subí al coche, y en cuanto arrancamos, retomó la conversación.

—Oye… he estado pensando. Tal vez tengas razón sobre el abogado. No digo que confíe en él aún, pero podría ser útil. Mañana tengo que ir a El Barrio a ver a alguien... ¿quieres venir?

—Claro, me vendrá bien conocer más la ciudad.

—Perfecto. Pero eso será mañana. Hoy es solo para nosotros. Últimamente hemos estado muy ocupados, y a veces olvidamos lo importante que es tener un respiro.

—Lo sé, padre. Hoy será un día para los dos —le respondí, con el corazón más liviano de lo usual.

...........

La playa estaba tranquila, casi vacía. Tal vez por el día, o tal vez simplemente era así. El sonido del mar era hipnotizante. Me quité los tenis y caminé hasta que el agua me cubrió los pies. Era fría, pero agradable. Fedor se unió a mí. Caminamos un rato por la orilla, en silencio. Luego nos sentamos en la arena, mirando el horizonte.

—Es lindo —dije, dejando que el viento jugara con mi cabello.

—Sí, lo es —respondió con un tono nostálgico—. Amber, quería preguntarte algo… ¿te sientes bien? Me refiero a todo esto... al cambio, al pasado que dejaste atrás. Quiero que sepas que si en algún momento decides irte, si ya no quieres seguir con esto… haré lo que sea para mantenerte a salvo. No estás atrapada.

Lo miré con el corazón apretado. Su sinceridad me conmovía.

—Padre… mi pasado es solo eso: pasado. Ahora te tengo a ti. No estoy sola. Y respecto al plan, fue mi elección. No voy a dejarlo… y mucho menos voy a dejarte. Llegamos juntos, y así será hasta el final.

Fedor me sostuvo la mirada, y en sus ojos vi algo que pocas veces había visto: vulnerabilidad.

—Vale, pequeña… solo recuerda esto: siempre estaré aquí para ti. Pase lo que pase.

—Y yo para ti.

Nos quedamos allí, sin decir nada más. Solo el sonido del mar hablaba. Y en ese silencio, algo se selló entre nosotros. Una promesa sin palabras.

Misery - Marbella Vice Donde viven las historias. Descúbrelo ahora