Mi vida a cambiado, definitivamente lo ha hecho. De tener días normales y comunes ahora vivo una emoción tras otra. ¿Quién lo diría? Nunca pensé vivir esto. Amor, desamor, misterio, incertidumbre, criaturas fantásticas... Como la que pretendo visitar en estos momentos. En eso reflexiono mientras camino por el bosque para encontrarme con mi amigo, el árbol parlante.Llego justo al lugar, o eso creo. Las dudas me asaltan al notar que el que creía que era el árbol no tiene rostro como la última vez que lo vi.
Extrañada paso mi mano por la madera, solo hay un tronco, ningún rostro. Confundida miro a mi alrededor.—¿Me habré equivocado de árbol? Estaba segura de que era este.
—Hola, me alegro de verte nuevamente —me saluda y me sobresalto en el lugar volviendo la vista a él.
—¿Pero qué...? —digo pestañeando—. Ese rostro no estaba ahí hace unos segundos. ¿Cómo es posible?
—Digamos que me muestro cuando deseo —me aclara.
—Cada vez me pareces más curioso —comento y el sonríe.
—Volviste.
—La última vez te dije que lo haría.
—Una humana con palabra. Parece que he hecho una buena amiga.
—Pues esta amiga aún no sabe tu nombre —le digo analizando ese detalle pendiente.
—Pensé que no lo preguntarías. Mi nombre es Alter.
—Alter —repito—. Con lo poco que te conozco diría que no te llamas así solo por casualidad. ¿Tiene algún significado específico tu nombre?
Él sonríe mostrando algunas arrugas en su anciano rostro.
—Niña lista. Significa antiguo —esclarece mis dudas.
—Muy conveniente. —Le sonrío—. Mucho gusto, Alter. Tienes un lindo nombre.
—El gusto es mío pequeña. También tu nombre es hermoso, Elena.
Me quedo mirándolo sorprendida.
—¿Cómo sabes mi nombre? —pregunto intrigada—. Nunca te lo he mencionado.
—Conozco muchas cosas, pequeña humana. Es uno de mis talentos.
—No me explico cómo plantado en el lugar logras saber tanto.
Este árbol me llena de curiosidad. Es todo un misterio.
—Mira a tu alrededor y dime lo que ves —pide.
Dudosa lo hago.
—Bueno, lo que más veo son otros árboles —respondo.
—Exacto, ahí tienes tu respuesta —me dice dejándome más confundida.
—¿Cómo pudiera esa ser una respuesta? —pregunto.
—Solo analiza, pequeña —me insta.
—Digamos que no soy tan lista como tú —respondo haciéndolo sonreír.
—Sí lo eres, solo debes esforzarte más. Para aclarar tus dudas, mis compañeros; los otros árboles, son bastante conversadores. Se cuentan lo que ven unos a otros, incluyéndome, no necesito moverme de aquí para enterarme de algo.
Miro a mi alrededor notando un detalle.
—Pero ellos no tienen rostro, no hablan.
—No a tí, eso no significa que no lo hagan conmigo. También te diré que no eres la única que me visita —Añade.
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El Reino de los Elfos
RomansaA veces lo que en un lugar es ordinario, en otro es peculiar. Elena una joven de 18 años, que en su localidad es alguien que no goza de gran belleza, que está dentro de la media, que es opacada por la belleza de sus hermanos. Pero la vida la lleva a...