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Esta chica me pone nervioso, todos dicen que estoy loco por ella, tan solo de escuchar su sonido agudo como si viajará junto con ella al cielo, haciéndome perder la cordura y la tranquilidad al saber que otros tienen el mismo poder de escucharla. Se me hace imposible pensar en el propósito que otros pueden llegar a tener sobre ella, dicen que me pongo "colérico", pensar que quería y tenía en mente también ese tipo de pensamiento y al mirar esos hermosos cristales llamados "ojos", ese pensamiento tan semejante a los demás sobre su vestido celeste velado por esa tela tan fina, el librarme de ella no me dura por siempre.

Se supone que ella no sabes nada, pero pidió verme. Con cuidado disimulo en lo obscuro de la noche, al girar el picaporte lentamente asomo la cabeza encontrándome con ella recostada en la cama, siento que el habiente se hace bastante terrorífico. La luz de las velas no me deja apreciarla completamente bien, cautelosamente la llamé y callo la luz rodeando su hermoso torso, esa gran obra alumbrada por la luz, era terroríficamente bello.

Me tomé un segundo en calcular el tiempo en mi reloj de bolsillo y solo eso tomo para recordar todo lo que soñaba y las intensiones que repetitivamente tenía al pensar en ella, solté una pequeña risa por esto y escuché esa bella voz - ¿Estás por ahí? - retumbaba entre las paredes, cómo si anunciará la muerte sintiendo que soy víctima de la misma, la presencia de su sombra me deslizó al fondo, me envolvió su alma dejándome llevar por el viento. De tanto latir mi corazón presuroso desperté incluso me contuve y callado respiraba, mi corazón se heló.

Ella me miró enfurecida, tal vez la situación era un mal sueño pero a la vez se sentía tan real. Su presencia era tan cambiante ahora sus piernas temblaban manchadas de sangre y tan pálida, parecía no tener vida  como si ella hubiera sido la víctima - Vete de aquí - soltó con aún esa voz dulce pero a la vez se quebraba.

No la volví a ver, pero confieso que no olvidó esa imagen de mi cabeza , por dentro me dan ganas de gritar y morir de agonía en sus brazos, imaginarme lo fina y terrorífica que fue esa sensación.

Con ganas de volver a ser víctima de su belleza, el extraño deseo de convertirme en un cadáver por ella.

-Hola - suavemente escuché esa voz de nuevo

FIN

Minucioso DeseoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora