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:Changbin

Si, de nuevo había sido arrastrado hasta otro lugar distinto al que recordaba, y ésta vez fue un comedor.

Un comedor en el que había una larga mesa con mantel color vino, unas velas de candelabro, fruta variada... Y él.

El causante de sus pesadillas recientes, el que siempre llevaba una sonrisa cínica en su boca, burlándose de él.

Pero Changbin ya no tenía miedo de el, si no de su persistencia y perseverancia, no sabía hasta qué punto podría llegar.

Entonces, cuando el otro que estaba situado en la otra punta se cansó de esperar a que hablara, empezó él;

—Bien, llegados a este punto, dime ahora que me odias, que ya no me aguantas.

—¿Por qué debería decir eso, "segundo Felix"?

—Porque aunque intentes escapar y dejarme atrás, no puedes: tu y yo no podemos evitarnos, y lo sabes.

El pelirrojo dejó escapar una ligera risa ante lo dicho y habló.

—Es verdad, incluso si lucho para escapar de tí, te las arreglas para que vuelva al punto de inicio —se inclinó más hacia la mesa y prosiguió.— Felix y yo dormimos hasta que la luna se esconde, y realmente quiero saber por qué haces todo esto, porque ya igualmente he perdido el control.

—Querido amigo— se puso en pie para ponerse encima de la gran mesa tirando todo lo que encontraba a su paso hasta agachándose llegar al otro para poder susurrarle al oído. —Tu eres mi pequeño muñeco, en nuestra gran mansión, un juguete con el que poder jugar hasta el amanecer, y haré que sientas mi amor, pase lo que pase.

"¿Nuestra mansión?" —pensó el mayor y su mente derrepente empezó a dar vueltas.

Imágenes de su pequeño pelinegro intentando arrastrarse por los largos pasillos, encadenado y siendo perseguido por una escalofriante sombra que se expandía por las paredes. El chico pidiendo auxilio desesperadamente mientras se volvía loco.

—Mierda... Deja de joderme la mente maldito fantasma.

—No deberías haberte metido en nuestra mansión sin permiso en un primer lugar, ahora, estás encadenado a mi, por siempre.

Changbin lo miró fijamente y todo le cuadró en su mente.

—A que te refieres cuando hablas en plural, dime, hay otro como yo aquí atormentando al Felix de verdad ¿cierto?

Él sonrió y llevó una mano hasta el cabello del mayor.

Si, su tacto era realmente frío, no se sintió para nada como cuando tocó el cristal del espejo.

—Que listo eres Bin, definitivamente todo de tí me gusta...

—Te prometo que pronto acabaré contigo y saldremos de aquí, como le prometí a él.

—Lo que tú desees cariño... Buenas noches— dejó de tocarle y chasqueó los dedos.

De nuevo todo estaba lleno de luces rojas, y sabiendo que era lo que le depararía, cerró los ojos fuertemente.

...

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